El 15% de las bajas laborales son causadas por problemas de salud mental. Y el porcentaje no deja de incrementarse año tras año. Según un estudio de Fremap, mutua que colabora con la Seguridad Social, en el periodo entre el 2015 y el 2021 las bajas por salud mental se incrementaron un 17,3% en España. ¿La franja más afectada? La más joven: en los menores de 35 años aumentaron casi un 31 %.
El estrés, la ansiedad y la presión ganan terreno en el ámbito laboral a la misma velocidad que lo hace también la digitalización del trabajo. Las nuevas maneras de organizar el trabajo tienen unas consecuencias en el tiempo de dedicación a este, en el bienestar físico y mental del trabajador y en el entorno del lugar de trabajo e, incluso, del hogar. Consciente de esta vinculación -que puede resultar en una mejora de la calidad de vida de las personas impresionante o desastrosa-, la Comisión Europea publicó hace apenas un año un Informe sobre la salud mental en el mundo laboral. En este, lamentaba "que la salud mental no haya sido tratada como una prioridad del mismo modo que la salud física" entre los estados miembros de la UE y reclamaba "un nuevo paradigma para comprender la complejidad del ámbito laboral moderno en relación con la salud mental", con mecanismos para la prevención y tratamiento de la ansiedad, la depresión y el agotamiento profesional.
La Comisión Europea lamenta "que la salud mental no haya sido tratada como una prioridad del mismo modo que la salud física"
Los cambios que se están produciendo en los últimos años en la organización del trabajo responden "a una transición, entre una sociedad que se está acabando -la industrial- y una que estamos construyendo: la sociedad del conocimiento, la digital", afirmaba este lunes el sociólogo Oriol Homs en el palacio modernista Caixaforum Macaya en una conferencia sobre los retos de futuro de la organización de trabajo.
Si antes el modelo de trabajo predominante era manual, e incluso mecánico, ahora es mayoritariamente mental y con un alto componente tecnológico. "Este cambio comporta intensidad mental. Hemos intelectualizado el trabajo. Utilizamos más la cabeza y menos las manos, y esto provoca más carga mental", ha explicado Homs a VIA Empresa, detectando un reto: "hacerlo más sencillo". ¿Cómo? Creando estructuras y organizaciones más sencillas y haciendo un proceso de adaptación de doble sentido: "Necesitamos que las personas se adapten a las empresas y que las organizaciones de trabajo también se adapten a las personas".
Homs: "Utilizamos más la cabeza y menos las manos, y esto provoca más carga mental"
Simplificarlo, justamente, para evitar que más del 15% de los trabajadores afirmen trabajar más horas de las que se establecen en sus contratos laborales, según datos de la Encuesta europea sobre las condiciones de trabajo hecha por Eurofound. Simplificarlo también para que sea real la flexibilidad y sea posible ejercer la desconexión digital, considerada como un derecho por la Comisión Europea: "El derecho a la desconexión es esencial para garantizar el bienestar mental de los trabajadores".
Más aislamiento, menos innovación
Con el teletrabajo ahorramos gastos de movilidad, ganamos tiempo y -según el hogar- también comodidad; pero a la vez, se disminuyen las relaciones sociales y, por lo tanto, se propicia cierto aislamiento profesional y social, hecho que "repercute negativamente en la productividad y la innovación", indica Homs. Este es uno de los motivos por los cuales el sociólogo no prevé que el modelo avance hacia la exclusividad, sino que se irá consolidando el formato híbrido. "Los elementos tecnológicos que tenemos no están capacitados todavía para permitir la máxima relación entre las personas; y nosotros, como seres humanos, necesitamos esta parte social. La persona humana es como es y no cambiará en una sola década", ha añadido.
Justamente por esta necesidad social, Homs no cree que esto tenga que provocar un aislamiento en sí de la persona: "si no es en el trabajo, socializará en la vida personal. No vamos a un mundo más aislado porque las personas necesitan relacionarse". Por este motivo prevé que el modelo del cotrabajo (coworking) mantenga su crecimiento exponencial de los últimos años -solo parado momentáneamente por el covid-19-. Lo confirman, de hecho, las previsiones de Savills Aguirre Newman: si en la actualidad los espacios flexibles suponen el 4,44% de las oficinas de Barcelona, en 2030 se prevé que representen el 30% del mercado.
¿Cómo será el profesional de la próxima década?
Homs dibuja un profesional del futuro más exigente, más cualificado y con un trabajo más intelectual y mental, hecho que comporta tres retos para las empresas. El primero, la flexibilidad. El segundo, aportar un sentido al trabajo para asegurar la implicación del trabajador. "Si el profesional no conecta mentalmente con aquello que hace, no se comprometerá y marchará. Tiene que encontrar un sentido a su trabajo, un propósito con el cual sentirse identificado". Y esta fórmula es válida para cualquier trabajo, "incluso el de basurero", afirma Homs.
El tercer reto: la formación. The future of work is learning. Así se titulaba un informe publicado recientemente por el Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop) donde se plantea, justamente, que una organización de trabajo que actualiza y forma constantemente sus trabajadores tendrá más capacidad para enfrentar las nuevas tendencias del mundo del trabajo.
Homs: "Si el profesional no conecta mentalmente con aquello que hace, no se comprometerá y marchará"
Una última característica: el profesional de la próxima década tendrá una especialización en forma de T. Su base de conocimiento será muy polivalente, pero será muy entendido en una temática concreta. El reto, en este caso, Homs lo traslada al sistema educativo -pero este es un melón que hoy no abriremos-.