La energía es uno de los principales costes que tiene que asumir la industria. Su precio impacta directamente sobre la competitividad de una empresa. Y en este campo, Catalunya tiene un problema: paga una de las energías más caras de Europa. Para revertir esta realidad, el mundo empresarial hace un llamamiento a avanzar en las energías sostenibles y disminuir la dependencia energética. Y es que hoy en día los combustibles fósiles continúan siendo la principal fuente.
"El coste energético de Catalunya es más alto que al resto de España y que en países como Alemania o Francia, que compiten con nosotros", lamenta Francesc Faiges, presidente de la Cambra de Tortosa, que lidera conjuntamente con las de Terrassa, Manresa y Valls la Comisión de Economía Circular, Industria y Competitividad del Consell General de Cambres de Catalunya para avanzar en la economía verde y la transformación energética.
El presidente de la Cambra de Terrassa, Ramon Talamàs, explica que el sobrecost que paga Catalunya respecto a otras partes del Estado se debe de a una legislación española que hace que más de 3.000 empresas catalanas estén conectadas a la red de 25 kilovatios. Pero las tarifas y peajes actuales hace que el coste sea un 40% superior a si estuvieran conectadas a la de 30 o 36 kW. "Esto provoca un déficit de 300 millones de euros para estas empresas", denuncia Talamàs.
300 millones de euros de déficit
Esta realidad perjudica la competitividad de las empresas. Y la situación afecta todavía más, y de forma paradójica, al tejido empresarial de Tarragona. "Las empresas situadas alrededor del Ebro y de Tarragona, donde se produce el 90% de la energía de Catalunya, la pagamos más cara", denuncia Josep Maria Rovira, presidente de la Cambra de comerç de Valls.
Rovira: "Las empresas situadas alrededor del Ebro y de Tarragona, donde se produce el 90% de la energía de Catalunya, la pagamos más cara"
"Se tiene que luchar contra esta legislación", reclama el presidente de la Cambra de Terrassa, que explica como, por ejemplo en el País Vasco, el PNB consiguió un acuerdo político con el Estado para cambiar la conexión en la red. Según los cálculos de las Cámaras, en Catalunya el coste de la energía es un 20% más elevado que en el País Vasco.
¿Cuál es la solución?
"Tenemos que impulsar la autonomía energética". Esta es la receta de Talamàs para combatir el déficit fiscal energético que sufren las empresas catalanas. Y para hacerlo, la solución es la sostenibilidad, tal como apunta Faiges: "Tenemos que potenciar el consumo de energías alternativas. Es donde tenemos mucho más futuro".
Para el presidente de la Cambra de Valls, la solución también es la producción de energía renovable de kilómetro cero. "Es el futuro de la economía del país", alerta. Hasta que no pase, avisa que el precio de la energía en Catalunya seguirá dependiendo del Estado. La única salida es, asegura, la energía renovable. "La energía, si no la generas, por ejemplo te viene de Aragón o Galicia y son dependencias que tienen un coste. Si queremos ser autosuficientes, tenemos que invertir en la generación de energía", reclama el presidente de la Cambra de Terrassa.
A la cola de Europa
Pero la situación en Catalunya en este campo es poco esperanzadora. "Vamos a la cola de Europa y de España", lamenta Talamàs. Según datos del Instituto Catalán de la Energía del 2017, el 80% de la energía consumida en Catalunya provenía de los combustibles fósiles, mientras que las renovables representaban sólo un 5%. Además, en 30 años, desde 1990, sólo se ha incrementado un 2%. Unas cifras que no se explican teniendo en cuenta que el sol y el viento no faltan en el país.
"Es una cuestión de política de país. No ha estado en la agenda, pero ahora tiene que ser una prioridad", añade Talamàs. Por un lado, para alinearse en la lucha contra la emergencia climática. Pero también para incrementar la competitividad de las empresas.
Ramon Talamàs: "O nos ponemos las pilas o no llegaremos nunca"
Talamàs apunta que, según las directrices que ha marcado la Unión Europea, en Catalunya en 2030 se tendrá que generar 4.000 megawatts de energía eólica y 6.200 de energía solar. En el primer caso, proyectados sólo hay un millar y, en el segundo, el nivel actual es del 5%. "O nos ponemos las pilas o no llegaremos nunca", avisa.
Es por eso que mandan un mensaje al Gobierno catalán. "La Generalitat tiene que ser capaz de desencallar los proyectos presentados y que no sea un freno. Parece que con la participación de tantos departamentos sea difícil hacer parques eólicos", apunta Silvia Gratacós, presidenta de la Cambra de comerç de Manresa.
Depender del Gobierno español
"Estamos preocupados por los niveles de aceptación de los proyectos de energía sostenible. Tenemos que ser capaces de encontrar terrenos que no se utilizan, pero hay confrontación de intereses. El país necesita esto y, o vamos por aquí, o no nos saldremos", enfatiza el presidente de la Cambra de Terrassa.
Además, advierten que si desde Catalunya se deniegan proyectos de energía sostenible, las impulsoras pueden unirlos para hacerlos más grandes. Cuando esto pasa, la autorización pasa a depender del Gobierno español, por lo cual la Generalitat ya no podría incidir en el proyecto.
El motor de la economía
Además, la apuesta por la energía sostenible también puede ser un motor económico importando en los próximos años y desarrollar una industria potente. "Puede impulsar la economía. Por cada diez millones de dólares en combustibles fósiles, se crean 27 puestos de trabajo. En renovables, son 100. Puede dar trabajo y ser el motor de la economía", señala Ramon Talamàs.
Además, pueden ser un impulso por zonas más despobladas de Catalunya y que en las últimas décadas han ido perdiendo capacidad industrial. Para hacerlo, una de las apuestas puede ser la biomasa, la obtención de energía a partir de la demasiada forestal. "En Catalunya tenemos unos bosques fantásticos que necesitan limpieza. Podemos obtener recursos y biomasa, que se paga a un precio sostenible y más barato que la electricidad o el gas", apunta el presidente de la Cambra de comerç de Tortosa, que asegura que actualmente sólo se está aprovechando un 30%.
"Mucha biomasa se quema y se destruye en lugar de convertirla en energía", explica. Además, destaca que muchos de estos bosques aprovechables están situados en la Catalunya más vacía y se podría crear una industria limpia y de proximidad que generara puestos de trabajo allá donde más hacen falta, como las Tierras del Ebro o el Pirineo. También en este campo, Catalunya va muy por detrás de los países europeos, especialmente los nórdicos.