El futuro de las pensiones en Cataluña

La posibilidad de independencia no es un escollo para su continuidad, pero el envejecimiento de demográfico obliga a replantear las condiciones

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha presentado este martes su plan de gobierno donde ha defendido "un país más justo con un nuevo estado del bienestar para todo el mundo". Puigdemont ha subrayado que el compromiso de este plan es "revertir los recortes y sus efectos, así como situar Cataluña a las puertas del estado propio". En este contexto, una de las cuestiones que más debate genera es el de las pensiones de jubilación. "En una Cataluña independiente las pensiones estarían más garantizadas que dentro de España", asegura Concepció Patxot, profesora de la Facultad de Economía de la Universitat de Barcelona y directora de la Red de Referencia en Economía y Políticas Públicas.

En una conferencia al Colegio de Economistas, Patxot no ha dudado a señalar que el hecho que Cataluña cuente "con más personas cotizando, un menor envejecimiento de la población, más productividad y unos salarios más altos", favorece que sea incluso más asequible para el país hacer frente al sistema de pensiones como estado independiente. Aún así, se ha desmarcado de los que aseguran que en esta situación las pensiones aumentarían. "Las pensiones tienen que bajar, esto es incuestionable", ha emfasitzat. 

Un sistema sin futuro
Patxot advierte en todo momento que las tres únicas vías para hacer sostenible el sistema de pensiones son reducirlas, aumentar las cotizaciones y retrasar la edad de jubilación. La combinación de las tres medidas se entrevé como la opción más factible para hacer viable un sistema que el envejecimiento de la población está dejando en situación crítica. "En todos los países cuando aumenta la renta, la fecundidad cae", apunta la experta, con amplia experiencia de investigación en este campo.

"Primero se dispara (baby boom), y después cae en picado (baby busto)". En España el 1964 se llegó a una media de tres hijos por mujer; pero el crecimiento económico, la caída de la natalidad, la mejora del sistema sanitario y el consecuente aumento de la esperanza de vida hacen cada año que pasa algo más difícil mantener el actual sistema de pensiones.

"Cuando se jubile, la generación del baby boom tendrá poca gente detrás y vivirá más años", alerta Patxot de una situación que llegará a su momento más crítico de aquí siete u ocho años. Si al 1996 había cuatro personas trabajando por cada jubilado, todas las previsiones indican que al 2050 esta proporción pasará a ser de tres trabajadores por cada dos jubilados. Esto supone un aumento innegable de la tasa de dependencia demográfica, es decir, del que cuesta por los que crean renta mantener a los que dependen.

"Esto se arregla recuperando activos: niños, mujeres que trabajan, inmigrantes o retrasando la edad de jubilación", anuncia Concepció Patxot. Y todo ello es un problema porque el sistema de pensiones es de reparto, y no de capitalización. Es decir, las pensiones se pagan cada mes con las aportaciones de las personas que están trabajando. "En Madrid no hay dinero escondido para pagar las pensiones", ha ironizado.

"Este sistema funciona bien cuando la pirámide de población realmente es una pirámide", dice Patxot. Ahora bien, cuando la pirámide se invierte hay un problema, "no cuadran los números", indica. Patxot recuerda que, más allá de Chile que ya empezó de cero un sistema de pensiones basado en la capitalización; ningún país ha hecho una transformación completa ninguno aquí por los "costes de la transición", que obligarían a cotizar el doble: para mantener el reparto y para empezar a capitalizar. Sea como fuere, la experta considera necesario que el sector público establezca una regulación sobre la capitalización de las pensiones. "Si esto no se hace desde el sector público de forma regulada lo hará el sector privado cómo pueda", advierte.

Actualizar la jubilación
"Cuando se jubile el baby boom con toda probabilidad bajará la tasa de paro, esta es la buena noticia", celebra Patxot. Esto ayudará a no tener que ajustar drásticamente las pensiones ni aumentar tanto las cotizaciones. Aun así, la docente de la UB plantea abiertamente la necesidad de atrasar la edad de jubilación.

"Se fijó a los 65 cuando la gente empezaba a trabajar a los 14 y en la cabeza de cinco años jubilado ya se moría", recuerda. Actualmente, con la población incorporándose más tarde al mercado laboral y con una esperanza y calidad de vida más elevadas, "tiene sentido retrasarla y permitiría ahorrar".

El déficit del ciclo vital
"Las pensiones se introdujeron cuando no había un mercado de capitales bastante desarrollado y el sido asumía el papel de la cabeza de familia haciendo transferencias familiares", dice Patxot. Al fin y al cabo, se trataba de cubrir el "déficit del ciclo vital", es decir, dotar de recursos cuando la persona no puede obtener con su trabajo. El ciclo vital, pero, sufre este déficit a la vejez y a la niñez, y el estado del bienestar se ha centrado tan sólo en este último.

Concepció Patxot, acompañada por el decano Joan B. Casas y Modesto Guinjoan. CIEGO


"El déficit del ciclo vital de los niños lo financia básicamente la familia; mientras que el de los abuelos lo hacen básicamente el sector público y en menor mide el ahorro", analiza Patxot. "El estado del bienestar se ha volcado hacia la gente mayor, y esto seguramente explica porque a la fecundidad le cuesta recuperarse". Por todo ello, recuerda que "entre todos mantenemos los abuelos, pero no los niños. Lo tenemos que pensar a la hora de hacer reformas".

Pensiones a la catalana
La crisis ha avanzado el problema demográfico del sistema de pensiones, llegando antes de tiempo a su déficit. Este déficit El Sido lo financiaba hasta el 2011 con los Presupuestos y desde entonces con el Fondo de Reserva. Sobre esta hucha de las pensiones, que empezó a llenarse en 2000, Patxot recuerda que en su punto álgido tan sólo llegó a acumular un 5% del PIB, que "sirve para pagar las pensiones de un año". Actualmente, el Fondo de Reserva ya sólo dispone de una cantidad equivalente al 3,12% del PIB.

"Cómo que el sistema es de reparto, reproducirlo en una Cataluña independiente es bastante fácil", asegura la experta. Cataluña genera más ingresos a la Seguridad Social en relación al PIB que el resto del Sido porque tiene menos paro y una cotización mediana más alta. Además, recibe menos gasto del Estado en relación a su PIB. También tiene mejores salarios que, pero, no se traducen en pensiones más elevadas. Todos estos indicadores favorecen la situación del sistema en Cataluña, pero por Patxot "el problema es menor pero también lo tenemos".

Ahora bien, Patxot reivindica reformas en un sistema de pensiones catalán. De entrada, alerta que "en la transición hay que asegurar la gestión de la recaudación y tener toda la información laboral de los contribuyentes para el cálculo de la pensión".

Un golpe superada esta fase, la mejora del sistema tendría que pasar para "completar la contributivitat del sistema antes de aplicar criterios de sostenibilidad". Patxot evidencia la necesidad de "retocar el reparto retrasando la edad de jubilación y disminuyendo a la mitad las pensiones, así como equilibrar las gastadas abuelos/niños teniendo presente que un niño es un futuro contribuyente".
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