Instalarse en la China es como escalar el Everest, asegura Ivana Casaburi, directora de Esade China Europe Club. "Al llegar estaremos muy satisfechos, pero llegar es complicado y para hacerlo necesitamos un sherpa, un local que nos ayude". En un momento en qué muchas empresas catalanas miran hacia la cumbre, hay que saber como hacer el primer paso al gigante asiático.
No se va a reducir costes. La China ya no es "la fábrica del mundo" donde se podía producir abajo coste. Según Ivana Casaburi, en los últimos tres años se han incrementado los costes laborales entre un 10 y un 15% por ejercicio. La prioridad gubernamental es hacer crecer el consumo interno y, además, no sólo se puede comparar el coste por hora: hay mayores gastos logísticos y de productividad. Incluso, reparar de forma rápida una máquina estropeada puede ser complicado.
Un mercado local gigantesco. Esto es cierto, la China es un mercado de 300 millones de personas de clase mediana. La directora de la Esade China Europe Club tiene muy claro un aspecto: "Si queremos vender en la China, tenemos que producir en la China", remarca.
Paciencia. Es una necesidad. "Tener paciencia y tener en cuenta los plazos para estabilizarse allá", dice la experta. Del mismo modo, la agencia pública ACC1Ó advierte de hacer pasos con pies de plomo: estudiar bien los documentos, hacer traducciones cuidadosas y tener sangre fría.
Trabajo previo. En la China no se vale probar suerte. Hay empresas que envían productos para ver como funcionan, pero esto es demasiado arriesgado en un país tan grande y complejo. Casaburi recuerda que "se tiene que tener antes información sobre la competencia, por separado la internacional y la local".
Conocer bien. Los grande desconocidos son los distribuidores chinos. Además, se tiene que hacer una apuesta paralela por la comunicación. La forma efectiva y sostenible económicamente ahora mismo son las redes sociales.
El socio local. Con la ley en la mano, de barreras hay las mismas que un inversor puede encontrar al mercado europeo. "Pero otra cosa es la aplicación de la ley, en que quizás son menos transparentes que Europa", dice la experta en China, que subraya la importancia de un socio sobre el terreno. La agencia ACC1Ó también hace hincapié en "los aspectos legales y tributarios, no siempre sencillos".
El idioma y la cultura. Quién negocia en la China es una persona de perfil veterano y el mismo se esperará a la otra banda de la mesa: un catalán sénior que lidere la comitiva. Y precisamente por eso, porque quien toman las decisiones tienen cierta edad, no hace falta refiar-se del inglés. El traductor del chino es clave en toda negociación.
No se va a reducir costes. La China ya no es "la fábrica del mundo" donde se podía producir abajo coste. Según Ivana Casaburi, en los últimos tres años se han incrementado los costes laborales entre un 10 y un 15% por ejercicio. La prioridad gubernamental es hacer crecer el consumo interno y, además, no sólo se puede comparar el coste por hora: hay mayores gastos logísticos y de productividad. Incluso, reparar de forma rápida una máquina estropeada puede ser complicado.
Un mercado local gigantesco. Esto es cierto, la China es un mercado de 300 millones de personas de clase mediana. La directora de la Esade China Europe Club tiene muy claro un aspecto: "Si queremos vender en la China, tenemos que producir en la China", remarca.
Paciencia. Es una necesidad. "Tener paciencia y tener en cuenta los plazos para estabilizarse allá", dice la experta. Del mismo modo, la agencia pública ACC1Ó advierte de hacer pasos con pies de plomo: estudiar bien los documentos, hacer traducciones cuidadosas y tener sangre fría.
Trabajo previo. En la China no se vale probar suerte. Hay empresas que envían productos para ver como funcionan, pero esto es demasiado arriesgado en un país tan grande y complejo. Casaburi recuerda que "se tiene que tener antes información sobre la competencia, por separado la internacional y la local".
Conocer bien. Los grande desconocidos son los distribuidores chinos. Además, se tiene que hacer una apuesta paralela por la comunicación. La forma efectiva y sostenible económicamente ahora mismo son las redes sociales.
El socio local. Con la ley en la mano, de barreras hay las mismas que un inversor puede encontrar al mercado europeo. "Pero otra cosa es la aplicación de la ley, en que quizás son menos transparentes que Europa", dice la experta en China, que subraya la importancia de un socio sobre el terreno. La agencia ACC1Ó también hace hincapié en "los aspectos legales y tributarios, no siempre sencillos".
El idioma y la cultura. Quién negocia en la China es una persona de perfil veterano y el mismo se esperará a la otra banda de la mesa: un catalán sénior que lidere la comitiva. Y precisamente por eso, porque quien toman las decisiones tienen cierta edad, no hace falta refiar-se del inglés. El traductor del chino es clave en toda negociación.
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