01
de Febrero
de
2016
Act.
02
de Febrero
de
2016
Un jersey que cambia de color según nuestro estado de ánimo, una almohada que se va iluminando despacio para despertarnos, o una camiseta que corrige la postura corporal para prevenir dolores de espaldas. Parece ciencia-ficción pero todo son propuestas reales. En un mundo donde todo va camino de ser smart, la moda y el textil no podían quedarse al margen. Este lunes pone en marcha una nueva edición del 080 Barcelona Fashion, donde los tejidos inteligentes son la tendencia que puede cambiar el actual modelo de negocio de un sector abonado a la renovación constante de una producción enorme. "Sólo un 30% del que se produce se acaba vendiendo", lamenta José Teunissen, experta en investigación en moda de ArtEZ en una jornada organizada por la Embajada Holandesa, la ADI-FAD y la Eurecat.
Teunissen recuerda que "hay mucha tecnología, pero el proceso de creación de la moda todavía es muy tradicional". Las grandes querencias de colecciones que se renuevan constantemente "generan demasiados residuos". La experta hace un llamamiento a aprovechar estas tecnologías para "recibir encargos online y producirlos con impresión localmente".
Un modelo insostenible
Precisamente la necesidad de hacer más sostenible el sector de la moda es uno de los artífice de la implantación digital en sus procesos de creación. "La producción digital puede ayudar mucho, hacer las cosas sólo cuandohaya alguien que las quiera comprar", dice Teunissen. De este modo, asegura, "el consumidor tendrá más fuerza para elegir la pieza que vol. Podremos volver a la idea de mediados del siglo XX de buscar un patrón y dar al sastre las indicaciones del que se quiere".
Según la experta, "cuando Zara y H&M aparecieron a los 90 pasamos a comprar mucha más ropa, pero de menos calidad. Tenemos que volver al producto real y dejar de forzar las tendencias". Teunissen lamenta que "la mayoría de cosas que se muestran a las pasarelas no se llegan a producir y sóloestán por el espectáculo. Muchos diseñadores acaban viviendo de los perfumes".
2016, el año de los soft wearables
Oscar Tomico, profesor agregado de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, tiene claro que "si el 2015 fue el año de los wearables, el 2016 será el año de los soft wearables". Se trata de un híbrido entre tecnología, electrónica y el textil; para no tener que cargar más objetos, sino integrarlos en la ropa. "La ropa podrá cambiar de forma, nos podrá ayudar a mantener la postura, podrá cambiar de color o nos ayudará en cuestiones de salud", asegura.
El principal reto, advierte, es que "todavía no sabemos muy bien como interactuaremos con estos materiales. Está todo integrado a los hilos y ya no tenemos pantalla, botones o interfaces. Este proceso requiere un cambio de producción y comunicación".
Nuevos materiales y más colaboración
A este cambio de paradigmaquiere ayudar la iniciativa Reimagine Textile que impulsa Eurecat, el centro tecnológico de Cataluña. Miquel Rey, su director general de negocio, asegura que "los materiales con tecnología cada vez son más asequibles. Hay que ser cerca de todos los sectores para ver como los podemos aplicar al textil".
Rey recuerda que se trata "de un sector emblemático de Cataluña, que todavía ocupa el 6% de la población catalana, el triple de la media europea". Según el dirigente de Eurecat, "si podemos reimaginar el textil, seremos capaces de hacerlo en cualquiera otro sector". Rey indica que Cataluña "perdió la revolución electrónica en el textil, no nos podemos permitir perder la digital".
Estas nuevas tendencias se pueden traducir en materiales como el que utiliza Hunch. Saúl Baeza es uno de sus fundadores, y explica como acabaron trabajando con el wool, fruto de las fibras de lana. "La lana ha sido un motor industrial durante mucho tiempo, y todavía se puede trabajar con ella", reivindica. Con este material han diseñado colecciones impermeables e ignífugues.
También grandes compañías como Philips se suman a este movimiento. Koen van Hueso, responsable de investigación de tejidos inteligentes de la empresa holandesa, que es líder mundial en producción de leds, asegura que "el textil es importante por nosotros porque la luz está cambiante. Los leds permiten ser más cerca de la luz, que se acerque más alcuerpo ". Su abaratamiento, además, facilita crear productos como el Philips Bluetouch, que aprovecha la luz azul integrada en la ropa para reducir el dolor lumbar.
Una producción más personalizada
Sea como fuere, todavía hay cuestiones para pulir. Miquel Soler, director del Centro de Investigación y Transferencia Tecnológica Textil (CRTTT) de Canet de Mar, advierte que "las máquinas no están preparadas para tejer estos materiales. Además, después estos tejidos se tendrán que lavar".
Esto hace que no se pueda contemplar la producción de los smart textiles cómo una de convencional. "La gente cuando se compra un smartphone está comprando ilusión. Tenemos que conseguir el mismo con la ropa", dice Soler. "No venderemos grandes series, sino un producto que nos aportará soluciones y nos ilusiona. Productos más personalizados que cambiarán la concepción actual de la producción textil", añade.
Teunissen recuerda que "hay mucha tecnología, pero el proceso de creación de la moda todavía es muy tradicional". Las grandes querencias de colecciones que se renuevan constantemente "generan demasiados residuos". La experta hace un llamamiento a aprovechar estas tecnologías para "recibir encargos online y producirlos con impresión localmente".
Un modelo insostenible
Precisamente la necesidad de hacer más sostenible el sector de la moda es uno de los artífice de la implantación digital en sus procesos de creación. "La producción digital puede ayudar mucho, hacer las cosas sólo cuandohaya alguien que las quiera comprar", dice Teunissen. De este modo, asegura, "el consumidor tendrá más fuerza para elegir la pieza que vol. Podremos volver a la idea de mediados del siglo XX de buscar un patrón y dar al sastre las indicaciones del que se quiere".
Según la experta, "cuando Zara y H&M aparecieron a los 90 pasamos a comprar mucha más ropa, pero de menos calidad. Tenemos que volver al producto real y dejar de forzar las tendencias". Teunissen lamenta que "la mayoría de cosas que se muestran a las pasarelas no se llegan a producir y sóloestán por el espectáculo. Muchos diseñadores acaban viviendo de los perfumes".
2016, el año de los soft wearables
Oscar Tomico, profesor agregado de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, tiene claro que "si el 2015 fue el año de los wearables, el 2016 será el año de los soft wearables". Se trata de un híbrido entre tecnología, electrónica y el textil; para no tener que cargar más objetos, sino integrarlos en la ropa. "La ropa podrá cambiar de forma, nos podrá ayudar a mantener la postura, podrá cambiar de color o nos ayudará en cuestiones de salud", asegura.
El auditorio del Museo del Diseño de Barcelona ha acogido la jornada sobre smart textiles. PGF |
El principal reto, advierte, es que "todavía no sabemos muy bien como interactuaremos con estos materiales. Está todo integrado a los hilos y ya no tenemos pantalla, botones o interfaces. Este proceso requiere un cambio de producción y comunicación".
Nuevos materiales y más colaboración
A este cambio de paradigmaquiere ayudar la iniciativa Reimagine Textile que impulsa Eurecat, el centro tecnológico de Cataluña. Miquel Rey, su director general de negocio, asegura que "los materiales con tecnología cada vez son más asequibles. Hay que ser cerca de todos los sectores para ver como los podemos aplicar al textil".
Rey recuerda que se trata "de un sector emblemático de Cataluña, que todavía ocupa el 6% de la población catalana, el triple de la media europea". Según el dirigente de Eurecat, "si podemos reimaginar el textil, seremos capaces de hacerlo en cualquiera otro sector". Rey indica que Cataluña "perdió la revolución electrónica en el textil, no nos podemos permitir perder la digital".
Estas nuevas tendencias se pueden traducir en materiales como el que utiliza Hunch. Saúl Baeza es uno de sus fundadores, y explica como acabaron trabajando con el wool, fruto de las fibras de lana. "La lana ha sido un motor industrial durante mucho tiempo, y todavía se puede trabajar con ella", reivindica. Con este material han diseñado colecciones impermeables e ignífugues.
También grandes compañías como Philips se suman a este movimiento. Koen van Hueso, responsable de investigación de tejidos inteligentes de la empresa holandesa, que es líder mundial en producción de leds, asegura que "el textil es importante por nosotros porque la luz está cambiante. Los leds permiten ser más cerca de la luz, que se acerque más alcuerpo ". Su abaratamiento, además, facilita crear productos como el Philips Bluetouch, que aprovecha la luz azul integrada en la ropa para reducir el dolor lumbar.
Una producción más personalizada
Sea como fuere, todavía hay cuestiones para pulir. Miquel Soler, director del Centro de Investigación y Transferencia Tecnológica Textil (CRTTT) de Canet de Mar, advierte que "las máquinas no están preparadas para tejer estos materiales. Además, después estos tejidos se tendrán que lavar".
Esto hace que no se pueda contemplar la producción de los smart textiles cómo una de convencional. "La gente cuando se compra un smartphone está comprando ilusión. Tenemos que conseguir el mismo con la ropa", dice Soler. "No venderemos grandes series, sino un producto que nos aportará soluciones y nos ilusiona. Productos más personalizados que cambiarán la concepción actual de la producción textil", añade.