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La embestida de Trump: aranceles para todos

La versión oficial dice que la estrategia de Trump es dañar las importaciones para favorecer la industria local

Donald Trump anuncia la batería de aranceles en todo el mundo | EP
Donald Trump anuncia la batería de aranceles en todo el mundo | EP
07 de Abril de 2025

El mundo continúa en estado de shock desde que el jueves pasado el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hiciera pública la lista de nuevos aranceles para cada territorio del planeta, lo que él denomina “los aranceles recíprocos”. La jornada de los hechos también tiene un nombre determinado, porque ha sido bautizada como “día de la liberación”. 

 

De entrada, los mercados financieros americanos fueron la primera víctima, porque después de conocerse la noticia sus índices cayeron con fuerza: el Dow Jones, indicador del NYSE, recorrió en muy poco tiempo el camino que va de los 19.500 puntos hasta los 18.800, con una caída del 3,5%. Por su parte, el otro gran mercado bursátil, el Nasdaq, pasó de los 17.600 a los 16.000, más de un 9% de caída. Una empresa especialmente expuesta a las importaciones, como es Apple, perdió más de un 9% de su valor. A este lado del Atlántico, las bolsas también recibieron con desagrado las decisiones del presidente Trump, y el viernes mostraron el color rojo en sus índices. Con diferencia, el sector más perjudicado fue la banca, que sufrió caídas alrededor del 10%. 

La versión oficial dice que la estrategia de Trump es dañar las importaciones para favorecer la industria local, pero hay que tener en cuenta que los aranceles también gravan productos intermedios, una realidad que todo el mundo sabe que afecta especialmente a una de las grandes marcas americanas, Apple, que diseña sus teléfonos en California pero que después los materializa con elementos y mano de obra de China. 

 

Este retorno súbito al proteccionismo radical en medio de un mundo fuertemente globalizado está generando perplejidad y miedo, por las repercusiones que puede generar a largo plazo, que surgirán a partir de una eventual ralentización de los intercambios comerciales entre los americanos y el resto del mundo. Parece existir casi unanimidad entre los economistas sobre los efectos perniciosos de esta política. Por supuesto, los liberales están entrando en pánico. 

En el artículo que publicamos el 5 de noviembre del año pasado sobre las elecciones americanas ya informamos de los propósitos proteccionistas del candidato Trump, que se resumían en la frase: “En este ámbito, los aranceles serán fundamentales y pueden convertirse en un cambio en el orden mundial del comercio internacional, si la práctica es seguida por el resto de bloques (la Unión Europea anunció recientemente la aplicación inmediata de aranceles sobre los coches eléctricos fabricados en China)”. Ahora nos falta ver cómo se materializa la respuesta del resto del mundo. 

La coartada para aplicar una política tan contundente la encontramos en el desequilibrio secular de la balanza comercial de los Estados Unidos, que hace muchos años que compra más de lo que vende, y que expulsa dólares hacia el planeta entero. El mecanismo empleado se basa en un concepto que podríamos denominar “aranceles percibidos”, que según la administración Trump es la agregación de las barreras de entrada a diferentes mercados, así como “las manipulaciones de divisa” que aseguran que el resto de países practican. Han hecho una estimación -después veremos cómo- de estos aranceles percibidos y han aplicado a cada territorio un arancel de aproximadamente el 50% de esta cifra. La fórmula empleada para calcular los aranceles percibidos también ha generado mucha polémica y es la siguiente: 

Fórmula empleada para calcular los aranceles percibidos
Fórmula utilizada para calcular los aranceles percibidos

La presencia de letras griegas puede provocar que a los profanos la expresión les parezca un gran aparato matemático, pero en realidad es de un nivel no mucho más allá de P3. A la izquierda de la igualdad encontramos el resultado que se busca, es decir, el arancel recíproco que será la base para decidir lo que se aplicará a cada territorio. En el numerador de la expresión está la diferencia entre las exportaciones del país en cuestión a los Estados Unidos y la importación de ese país (o exportaciones de los Estados Unidos). Como la balanza comercial americana es siempre negativa, el resultado de la expresión es un valor positivo. En el denominador hay tres expresiones, pero una ya la conocemos (la eme) que, como hemos dicho, son las exportaciones de los Estados Unidos. Los otros dos factores son dos letras griegas, epsilon y fi. La primera de ellas tiene relación con el concepto de microeconomía conocido como elasticidad, que en este caso concreto significa la reducción de la demanda de un producto determinado a partir del incremento de precio que provoca la aplicación del arancel. La administración Trump ha cuantificado esta variable en 4 unidades. La otra letra griega, fi, es también una elasticidad, la que afecta a la cantidad global de importaciones y que han estimado en 0,25. Y aquí viene la gran sorpresa: no hace falta ser un experto matemático para descubrir que 4 x 0,25 da 1, de manera que el producto de estas variables no aporta absolutamente nada al resultado final. Así que, la expresión real lo que calcula es únicamente el déficit comercial americano dividido por las exportaciones americanas. Una vez determinado el resultado de la fórmula, el valor obtenido se divide entre dos -como un gesto de buena voluntad- y se redondea. Ya tenemos el arancel definido. 

Ahora nos falta ver el recorrido de todo esto y comprobar hacia dónde va el mundo una vez se haya desvanecido el efecto sorpresa que reina en estos momentos. Y también ser testigos si el experimento da los resultados que Trump espera, sean cuales sean sus objetivos... ¿revivir la industria local? ¿Devaluar el dólar? ¿Canalizar ahorro hacia la deuda pública americana? Veremos.