
Un artículo reciente sobre energías renovables se quejaba del retraso de Catalunya en la implantación de las energías renovables. El autor, transmitiendo una opinión más extendida, denunciaba los movimientos Nimby, es decir, movimientos defensivos insolidarios bajo el lema “en mi casa no, en casa de otro tanto me da”. El autor referido, de quien no importa su nombre, sino sus afirmaciones, incluía en esta posición Nimby a los agricultores. Es decir, campesinos supuestamente insolidarios que están impidiendo que avance el despliegue de las energías renovables en Catalunya. Una vez más los agricultores son los culpables de nuestros males. Cuando ya no queden campesinos ni alimentos, todo irá bien.
Hablemos. El retraso crónico de la implantación de las renovables en Catalunya es algo que he denunciado muchas veces. Este, no tiene otro origen que la debilidad de los gobiernos catalanes para enfrentarse a sus obligaciones, imponiéndose a las lógicas resistencias de pequeños o grandes intereses. Se ha actuado pensando en las próximas elecciones, de manera relativamente alejada de los intereses y objetivos de futuro del país.
Los movimientos Nimby, es decir, movimientos defensivos insolidarios bajo el lema “en mi casa no, en casa de otro tanto me da”
Actuar ahora a la carrera, cuando las actuaciones son más urgentes y las evidencias señalan las responsabilidades del retraso, no es la mejor manera para acertar. Pero desviar las responsabilidades hacia caminos equivocados puede llevar a resultados inadecuados.
Sin embargo, que desde los impulsores de las energías renovables se atribuya a los campesinos la obstrucción de la implantación de las energías renovables es un grave error, una manipulación interesada y una absoluta estupidez. Confundir a los defensores de intereses críticos del país con los pregoneros de la insolidaridad territorial (movimientos Nimby) es perderse por los caminos de la mentira y abrir caminos hacia el desastre. Estoy entre las personas que más ha denunciado los movimientos Nimby. Por ejemplo en el artículo en VIA EmpresaEl país del no a todo. No es ahora buen momento para confundir conceptos.
Es buena hora de volver a recordar las palabras de Graziano de Silva, antiguo director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay que “pasar del debate de alimentos contra combustibles a un debate sobre alimentos y combustibles”. Justo en el momento en que las ideas negacionistas han tomado el poder en Estados Unidos y están ganando protagonismo por todas partes, no es el momento de buscar falsos culpables y aún menos, exagerando la estupidez, culpabilizar al necesario aliado. ¿La mejor estrategia es colaborar y competir por un recurso (la energía solar) que necesariamente se tiene que compartir entre la energía y la alimentación?
Vienen malos datos. Hace pocos días se nos recomendaba un kit de supervivencia en cada casa. Las bombas caen a 3.000 kilómetros de Barcelona y nos estamos preparando por si estas pudieran acercarse. Y aún, a pesar de todo, seguimos despreciando el producto más crítico para nuestra vida y bienestar como son los alimentos. Sobre los cuales nuestras capacidades de autoabastecimiento son bastante limitadas si no contamos con una fluida relación de los mercados globales. La población en general, pero sobre todo los operadores del mundo de las energías renovables y todos los políticos, deberían hacer un “reset” mental y empezar a pensar en el mañana de todos, desde el presente de hoy y sin la visión corta de los mismos intereses inmediatos.
Confundir a los defensores de intereses críticos del país con los pregoneros de la insolidaridad territorial (movimientos Nimby) es perderse por los caminos de la mentira y abrir caminos hacia el desastre
Una de las expresiones de la tensión con la producción de alimentos desde la energía fotovoltaica fue la autorización legal a la destrucción de un determinar porcentaje de tierras de regadío para sustituirlos por placas solares. Me referí en los artículos ¿Placas solares contra agricultura, placas solares en los espacios naturales protegidos? Mientras tanto las alternativas simbióticas existen: agri-voltaica, fotovoltaica flotante, etc
En este punto del relato es importante recordar que en el Debate sobre los agricultores en el Parlament de Catalunya realizado el 5 de marzo de 2024 se aprobó la resolución para “garantizar el agua para producir alimentos” que en su apartado quinto dice: “Modificar, para proteger los regadíos ante la instalación de energías renovables, el artículo 2.1 del Decreto ley 5/2022, de 17 de mayo, devolviendo a su redactado original que se refería a la no afectación a ámbitos incluidos en proyectos de implantación de nuevos riegos o de transformación de los existentes promovidos por la Administración, excepto que se trate de plantas destinadas al autoconsumo o de proyectos de interés público, garantizando que esta modificación no afecte a proyectos en tramitación”.
Esta resolución acabaría con la barbaridad legal de suprimir una infraestructura crítica del país (instalaciones de regadío) para sustituirlo por otra infraestructura crítica (placas solares). Es necesario que esta resolución se ejecute, cosa que de momento no se está haciendo.
El necesario despliegue de las energías renovables exige dejar la pereza de hacer las cosas bien hechas y mirar hacia donde sí que están los Nimby en esta Catalunya tan amiga del NO. No considero necesario hacer la lista de Nimby. Son suficientemente evidentes. Ni hace falta recordar las también evidentes alternativas posibles, hoy desatendidas, para avanzar en las energías renovables