El economista Jordi Sevilla (València, 1956) dejó la presidencia de Red Eléctrica España por motivos personales en enero de 2020, después de un año y medio en el cargo. A pesar de que son conocidas las supuestas discrepancias con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, prefiere no hacer declaraciones acerca de esta cuestión. VIA Empresa se encuentra con el también exministro de Administraciones Públicas del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en el Palau Macaya de la Fundació La Caixa de Barcelona, donde lo primero que expone es su admiración hacia el exconseller y economista Andreu Mas-Colell que, a su parecer, debería recibir el Premio Nobel de Economía. Pero lejos de estas anécdotas, Sevilla se muestra crítico con la gestión política actual agravada con la pandemia de covid-19, que asegura que "ha vuelto viejas las viejas rencillas", y se lamenta de que los ciudadanos "acabaremos pagando" las consecuencias de las acciones de aquellos que "pretenden seguir haciendo política as usual".
¿Cómo definiría el panorama político y económico actual?
Confuso. Tengo la impresión de que los intereses de parte se están imponiendo hasta hacer desaparecer lo que llamábamos antes el interés general o el bien común. Eso da una sociedad muy fragmentada y confrontada, con dificultad para hablar y acordar soluciones a los muchos problemas que tenemos y al gran problema sobrevenido con la pandemia. Cuando más falta hace arrimar el hombro ante un fenómeno tan letal y tal disruptivo como la covid, vemos que se impone el buscar culpables antes que aportar soluciones.
"Los intereses de parte se están imponiendo hasta hacer desaparecer lo que llamábamos antes el interés general o el bien común"
¿Cómo nos repercutirá esto en un futuro?
La pandemia está dejando un panorama económico muy preocupante sobre todo, porque empezamos a entender que no va a ser una cuestión pasajera, sino que podemos convivir con ella un par de años. Y no estoy seguro de que, a pesar de la fuerte inyección de dinero que han proporcionado las autoridades monetarias y presupuestarias, estemos preparados para tanto tiempo. Por ejemplo, este año hemos recibido 40 millones menos de turistas extranjeros que el año pasado. Eso es mucha gente menos consumiendo, alojándose y comprando en nuestro país. Pero ¿tenemos la certeza de que volverán el verano próximo? Porque, sino, la reestructuración en sectores claves de nuestra economía va a ser muy profunda y traumática.
¿Debemos cambiar el rumbo de nuestra economía?
Los 140.000 millones de euros que recibiremos de la Unión Europea pueden ser una ayuda importante si sabemos canalizarlos hacia proyectos de inversión transformadora. Y hoy empieza a cundir dudas de nuestra capacidad de absorción de una cuantía tan inmensa en tan corto espacio de tiempo. Y todo ello sería más fácil si tuviéramos un presupuesto aprobado para 2021, cosa que estos momentos está lejos de poderse asegurar por la polarización política.
¿Qué es el Ingreso Mínimo Vital?
El IMV es un nuevo instrumento similar al que tienen otros países o muchas de nuestras comunidades autónomas que tiene dos objetivos: combatir la pobreza extrema, esa que tiene un elevado componente estructural en el sentido de que no se elimina con la bonanza económica y, en segundo lugar, ayudar a reinsertarse en el mercado laboral a los colectivos en riesgo de exclusión. Absorbe las ayudas por hijo a cargo, ya existentes; fija un mínimo estatal complementario a las rentas que ya tienen en marcha muchas comunidades e incorpora una especie de complemento salarial para estimular la participación en el mercado laboral de sus perceptores.
El colapso que se ha provocado en la tramitación de las solicitudes que se han presentado indica las deficiencias acumuladas desde hace años en nuestras administraciones públicas, pero también que se ha diseñado un instrumento con demasiados requisitos burocráticos, sobre todo, estando dirigido a los colectivos a los que se dirige. Sería bueno que se analizara su implementación y sus resultados para ir ajustando la formula buscando incrementar su eficiencia.
Deberíamos recuperar ese espíritu de consenso en una política que incide tanto sobre el mercado laboral con medidas sobre la edad de jubilación o las jubilaciones anticipadas
¿Y el sistema de pensiones?
La política de pensiones era una excepción positiva en la medida en que había un acuerdo político para efectuar las reformas necesarias, siempre por consenso en la Comisión del Pacto de Toledo. Esta voluntad se rompe con la reforma de 2013 impuesta de forma unilateral por el Gobierno Rajoy. Deberíamos recuperar ese espíritu de consenso en una política que incide tanto sobre el mercado laboral con medidas sobre la edad de jubilación o las jubilaciones anticipadas y, sobre todo, una política que afecta directamente a casi nueve millones de pensionistas.
Pero seguimos manteniendo la reforma del Gobierno Rajoy...
Creo que hay suficientes estudios técnicos como para saber donde están los problemas y por donde deberían de ir las soluciones para incorporar dos evidencias que golpean sobre la viabilidad futura del sistema: que vivimos más años, lo que tiene que afectar a la edad y condiciones de la jubilación; y que el porcentaje de mayores va a crecer en los próximos años, lo que debe tenerse en cuenta a la hora de calcular la rentabilidad individual de nuestro sistema de reparto.
Tras seis meses del inicio del estado de alarma, seguimos con las medidas excepcionales decretadas al principio de la pandemia, como los ERTE. ¿Son sostenibles a largo plazo?
La pandemia confronta de manera brutal la salud con la economía. Y lo hace de una manera inédita hasta ahora por lo que hay que atreverse a experimentar con medidas novedosas que tienen un objetivo muy claro: sustituir rentas durante el confinamiento en un momento en que todavía se cree que la pandemia será algo que en poco tiempo pasará y volveremos a la normalidad. Los avales del ICO, las medidas de aplazamiento de algunos pagos y, sobre todo, los ERTE se diseñan con esa idea: algo contundente, urgente y temporal.
Ahora vemos que no será tan temporal como parecía al principio.
Hoy constatamos que los rebrotes han venido antes y con mayor intensidad de la prevista y que, incluso si creemos que habrá una vacuna operativa antes de fin de año, su aplicación generalizada tardará muchos meses. Y esto ha hecho que la recuperación se esté enfriando. Hoy nadie piensa ya en una salida rápida y las últimas previsiones, por ejemplo, del Banco de España, dicen que no recuperaremos los niveles de renta previos a la pandemia hasta 2023 y, de empleo, incluso más tarde.
"No sé si estamos preparados para una reconversión económica tan profunda como la que se nos acabará imponiendo desde la realidad"
¿Tenemos reformas pendientes?
Con esa dimensión temporal es muy posible que los instrumentos puestos en marcha cuando se pensaba que sería una cosa pasajera no sean sostenibles y tendremos que mirar más hacia los cuantiosos programas de inversión incentivados por la Unión Europea que conllevan reformas vinculadas a la digitalización y a la sostenibilidad.
¿Estamos preparados para esto?
No sé si estamos preparados para una reconversión económica tan profunda como la que se nos acabará imponiendo desde la realidad. España tiene una estructura económica en la que pesan mucho los sectores económicos donde la movilidad es básica y ellos son, precisamente, los mas golpeados por la covid. A esa realidad objetiva deberíamos responder con una amplia colaboración política y entre el sector público y el privado. La pandemia ha vuelto viejas las viejas rencillas, aunque muchos parece que no se han dado cuenta todavía, y pretenden seguir haciendo política as usual. Se equivocan, pero su error lo pagaremos los ciudadanos.
España es un país de pymes. ¿Deberíamos aspirar a hacer crecer el tamaño de nuestras empresas?
España tiene más o menos el mismo numero total de empresas que Alemania pero nosotros tenemos un porcentaje mucho menor de grandes empresas. El tamaño medio de nuestras empresas es muy pequeño y ello es un lastre a la hora de adoptar medidas que faciliten la productividad como, por ejemplo, la formación de los trabajadores o la inversión en innovación. La explicación de muchos de nuestros factores diferenciales en negativo está relacionada con este hecho. Por eso, creo que incentivar el incremento de tamaño es una buena política.
"El tamaño medio de nuestras empresas es muy pequeño y ello es un lastre a la hora de adoptar medidas que faciliten la productividad"
¿Qué supondría incrementar el tamaño de nuestras empresas?
Incrementar al tamaño mejoraría también la calidad de la función empresarial y de la gobernanza de las empresas, lo que redundaría en mejoras evidentes para el conjunto de la sociedad.
¿Son positivas las fusiones bancarias?
La fusión entre Caixabank y Bankia creo que redundará en una mejor prestación de servicios a la economía de la entidad resultante. En mercados globales hacen falta agentes globales que puedan responder con la dimensión adecuada a los problemas.
¿Supone algún riesgo para nuestra economía?
Habrá que tener mucho cuidado con los ajustes derivados de dicha fusión en trabajadores y oficinas, así como en el reajuste que se producirá en la cartera de créditos y en las participadas industriales. Pero creo que el Estado debería de aprovechar la oportunidad de la fuerte revalorización que se ha producido como consecuencia del anuncio de la fusión para reducir su presencia, permitiendo, por esta via, recuperar parte del dinero destinado a rescatar Bankia en su momento.