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El Estado no proveerá las pensiones

El Gobierno central busca la manera de hacer sostenible un sistema público de jubilación que hace 30 años que los expertos ven inviable

Alternativas al actual sistema público de pensiones | iStock
Alternativas al actual sistema público de pensiones | iStock
Barcelona
17 de Noviembre de 2021
Act. 17 de Noviembre de 2021

El sistema de pensiones actual no es sostenible. Todos los expertos están de acuerdo en ello desde hace 30 años, cuando ya preveían que en algún momento el agujero de las pensiones crecería tanto que sería imposible pagar la jubilación de las nuevas generaciones. Si la pirámide de población no se hubiera invertido, no habría ningún problema, pero la demografía ha cambiado y los baby boomers se están empezando a jubilar. La generación X, los millennials y la generación Z -que apenas se incorpora al mercado laboral- son menos en cantidad y tienen sueldos más bajos que sus padres. Así pues, ¿quién pagará las pensiones de los nuevos jubilados? ¿Hay alguna manera de reformar el sistema para que sea sostenible? ¿Qué alternativas hay?

 

La pregunta "¿es sostenible el actual sistema de pensiones?" tiene una respuesta clara y concisa: no. "Solo si hubiera un crecimiento económico brutal y viniera mucha gente de fuera que hiciera incrementar la masa laboral sería sostenible el sistema actual", considera Marcos Eguiguren, profesor de la UPF Barcelona School of Management y director de la Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles. Pero como la previsión es que la tendencia de envejecimiento de la población se mantenga, los expertos urgen a introducir cambios profundos en el sistema público de jubilación.

La última reforma fecha de 2013, cuando el gobierno de Mariano Rajoy aprobó el llamado factor de sostenibilidad, tal como explica la investigadora del Centre d'Anàlisi Econòmica i de les Polítiques Socials de la UB Concepció Patxot. Este vinculaba la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida -cuantos más años vive la población, más bajas son las pagas-. Según varios estudios, de mantenerse, supondría un recorte del 40% de las pensiones en solo 20 años. Ya derogado, había la necesidad de encontrar un nuevo factor de sostenibilidad que sustituyera al del PP y constituyera la primera fase de una reforma más profunda de las pensiones.

 

Los expertos creen que el incremento de las cotizaciones solo es un parche y no una solución válida al problema de las pensiones

Este nuevo factor de sostenibilidad se ha pactado esta misma semana: Gobierno español y sindicatos han acordado un aumento de las cotizaciones, que, a diferencia de la antigua norma de Rajoy, será temporal. Han quedado fuera del pacto las patronales, que rompen así una relación más fluida de lo que se esperaba con el ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Patxot y Eguiguren creen que el incremento de las cotizaciones -lo que pagan trabajadores y empresas a la Seguridad Social para la hucha de las pensiones- solo es un parche y no una solución válida al problema.

A pesar de que ambos comprenden los intentos del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ante los obstáculos que tiene, coinciden en que "no es lo mejor", puesto que incrementa el coste laboral y, por lo tanto, podría reducir la contratación por parte de las empresas en última instancia. "En 10 años con las cotizaciones más altas solo cubriríamos dos años de pensiones haciendo un cálculo aproximado", según Patxot. Y es que el incremento de 0,6 puntos de las cotizaciones (0,5 de la empresa y 0,1 del empleado) servirá para recaudar unos 50.000 millones de euros en 10 años; el gasto de las jubilaciones es de más de 7.000 millones al mes.

Así pues, hace falta un cambio de modelo, que será necesario para pagar la jubilación de los baby boomers y más allá. "Estoy indignado con la política nacional porque se tendría que haber hecho hace 20 o 30 años", se queja Eguiguren, cuando ya se preveía esta situación. ¿Cómo funciona el sistema actual y cuáles son los que tienen que servir de modelo?

Un reparto generoso

El sistema de pensiones para jubilación español es de reparto. Esto significa que durante la vida laboral, los ciudadanos hacen aportaciones -las cotizaciones antes mencionadas- para poder disfrutar de una paga cuando, llegada la edad de jubilación, dejan de trabajar, más o menos en función de lo que ha cotizado todos aquellos años. "Es un sistema muy común en el sur de Europa, que ha funcionado muy bien desde que se implantó y relativamente generoso", explica Eguiguren. La pensión de las personas jubiladas suele ser de entre un 70% y un 80% del salario que cobraban cuando estaban activas.

Marcos Eguiguren (UPF-BSM): "Este sistema ha generado un problema cultural, puesto que los jubilados confían ciegamente en las pensiones; el ciudadano delega en el Estado su bienestar"

Pero el director de cátedra hace un diagnóstico de lo que ha supuesto a nivel social tener este sistema desde hace décadas: "Ha generado un problema cultural, puesto que los jubilados confían ciegamente en las pensiones; el ciudadano delega en el Estado su bienestar". Como Patxot, cree que son más recomendables los sistemas que promueven una "corresponsabilidad" entre ciudadano y Estado. "Son sistemas más sostenibles financieramente, relativamente justos y flexibles", añade Eguiguren.

Concepción Patxot destaca el modelo sueco, mientras que Marcos Eguiguren añade otros ejemplos, como el neerlandés, el danés, el canadiense, el australiano, el finlandés y el singapurés. Son los que ocupan las primeras posiciones en el ranking de referencia en el mundo de las pensiones, que elabora la consultoría Mercer. "Son sistemas más transparentes, porque los ciudadanos saben que tienen que trabajar y ahorrar", avanza Patxot.

Estos modelo tienen tres pilares:

  • Por un lado, tienen una pensión pública para jubilación, con un funcionamiento parecido al sistema español. La diferencia se encuentra en la cantidad, alrededor de un 50% del sueldo. "Esto hace que las cotizaciones permitan cubrir sin problemas la bolsa de las pensiones", indica el profesor de la UPF Barcelona School of Management.

Los ejemplos que hay que seguir tienen tres pilares: una pensión pública, una parte de ahorro obligatorio del ciudadano y los planes de pensiones individuales

  • Esta paga se complementa con una especie de ahorro obligatorio que hace cada trabajador a lo largo de su vida laboral. Se trata de los llamados planes de empresa, que ahora el ministro Escrivá quiere incentivar, puesto que actualmente solo están disponibles en algunas grandes empresas. "Son planes de pensiones gestionados por entidades privadas pero que tienen garantías públicas", indica Eguiguren. Uno de los retos que presenta este modelo es que llegue a las pymes y autónomos, pero el experto asegura que la fórmula más conveniente es a través de asociaciones de unas y otros.
  • La tercera fuente de ingresos que puede tener una persona jubilada de uno de estos países es un plan de pensiones individual. En el estado español, se desincentivan y son poco comunes, hecho que Eguiguren considera "un error".

Así pues, cada persona puede tener ingresos provenientes de tres lados diferentes una vez deja de trabajar y, "al final, tener una paga de un 100% o 105% sobre el sueldo que cobraba cuando estaba en activo", según el profesor. ¿Cómo se puede pasar de un sistema a otro? Patxot asegura que hay un coste que habrá que pagar: "Una generación tendrá que cotizar para pagar las pensiones de los jubilados actuales y, a la vez, ahorrar por las suyas del futuro". Es decir, las generaciones posteriores a los baby boomers tendrán que hacer frente a una especie de "doble cotización".

Pasarán 10 años entre que se impulsen los cambios y empiecen a notarse, y tendremos un esquema parecido a países que ponemos de ejemplo después de una generación, 25 años

¿Qué tienen que hacer los millennials?

El principal problema que presenta esta transición de un sistema a otro es la precarización y los salarios bajos que dominan el mercado laboral de millennials y generación Z. La recomendación de Eguiguren para los jóvenes es que se saquen de la cabeza la idea de que "el estado proveerá" y empiecen a ahorrar. Se puede invertir en planes de pensiones o productos financieros, entre otras opciones. "No hay que ahorrar 500 euros cada mes, porque los salarios actuales tampoco lo permiten, pero sí una parte más pequeña", afirma.

De todos modos, las modificaciones que se acaben introduciendo no tendrán un efecto inmediato. El profesor de la UPF-BSM calcula que pasarán 10 años entre que se impulsen los cambios y empiecen a notarse, y que "tendremos un esquema parecido a países que ponemos ahora de ejemplo después de una generación, 25 años".