"Estamos buscando una tercera persona para completar un piso de tres habitaciones a 10 minutos de Zona Universitaria"; "Soy una chica de 23 años, estudio enfermería y busco una habitación con cama doble para estarme un año"; "Tengo 18 años y empiezo a estudiar en Barcelona en septiembre: necesito una habitación cerca de Sants". Estos meses de verano, el grupo de Facebook De Piso a Piso saca humo. Con más de 37.000 seguidores, la página en catalán de la startup De Piso en Piso se ha convertido en uno de los espacios de referencia para los chicos y chicas que en septiembre empezarán un nuevo curso en Barcelona. Desde el 2015, ya se han publicado más de 43.736 anuncios. Todos ellos, de personas que les sobra una habitación y que necesitan encontrar alguien que la alquile, o de estudiantes que buscan una.
Estudiantes y plazas: los números no cuadran
Los meses de verano coincidiendo con la parada académica, tanto la oferta como la demanda se disparan. Dicho de otro modo: para muchos estudiantes empieza la guerra contrarreloj para encontrar un alojamiento cerca de la universidad, económico, con buenos compañeros y relativamente muy cuidado: sea un piso compartido o una residencia. Y no es nada sencillo. "Los números no cuadran", explica Nick Wride, director de la rama Alternative & Living de la gran inmobiliaria Jones Lang LaSalle Incorporated (JLL). "A Barcelona vienen a cursar sus carreras 171.849 estudiantes, de los cuales 70.000 buscan alojamiento -apunta-. Son demasiados: tan sólo hay una oferta total de 9.221 camas en residencias universitarias", revela. La ratio es demoledora: diecisiete estudiantes por cama. "Hay un problema evidente", remacha el experto.
Según Wride, esta carencia de plazas en residencias universitarias hace que los estudiantes tengan que reorientar su búsqueda hacia el mundo de los pisos compartidos, menos cómoda y más cara. "Los precios del alquiler en Barcelona se han disparado un 30% en tan sólo dos años -cifra el directivo-. Es una barbaridad, pero a veces los estudiantes no tienen más opción". A pesar de que el precio de una habitación de estudiante en Barcelona puede fluctuar generalmente entre los 275 y los 450 y que el precio mediano de las residencias se sitúa este 2019 en 713 euros, para Wride, lo ideal es apostar por la segunda opción. "En una residencia se convive con personas jóvenes que se encuentran con la misma situación y se disfruta de servicios como gimnasio, comedor o actividades dirigidas", resalta.
Wride: "Los inversores están muy interesados, pero les cuesta mucho encontrar terrenos o edificios para remodelar cerca de las universidades donde poder construir una residencia"
Pero, por qué hay tan pocas plazas de residencias universitarias en Barcelona? Wride lo tiene claro: es la consecuencia de la carencia de espacios adecuados y de una legislación que lo complica. "Los inversores están muy interesados, pero les cuesta mucho encontrar terrenos o edificios para remodelar cerca de las universidades donde poder construir una residencia -explica-. Porque un negocio así sea rentable hace falta que tenga unas 200 plazas, y esto quiere decir unos 6.000 metros cuadrados", revela. Además, también culpa el ámbito regulador: la moratoria impulsada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el 2015 y que impedía conceder nuevas licencias de alojamiento no gustó a los inversores que optaron para guardarse el dinero a la cartera o empezar a buscar terrenos en la periferia. De hecho, así lo refleja el informe Residencia de estudiantes 2019: un sector en pleno desarrollo elaborado por JLL y que destaca que se abrirán próximamente en Barcelona ocho nuevas residencias, una de las más relevantes, en Esplugues.
Geográficamente, la mayoría de plazas de residencia se concentran en el centro de Barcelona y a la Zona Universitaria, si bien recientemente, la oferta también se ha ido trasladando a la zona cercana al Distrito 22@ y del Fòrum. La gran mayoría, en manos de operadores privados. "Normalmente, las universidades contratan operadores privados para que construyan el edificio y lo gestionen durante años", explica Nick Wride. Pero, en Cataluña, hay un caso poco usual. "Llama mucho la atención que la Universitat Autònoma de Barcelona tenga una oferta de más de 2.000 plazas en Bellaterra gestionadas por la misma Universidad pública -explica-. Se ve muy poco", asegura. Pero más allá de sorprender por la titularidad de la gestión, también llama la atención por precio: es lo más barato del área de Barcelona, según el estudio de JLL: 556 euros.
La residencia pública de la UAB
"Y se vive muy bien", explica Alexandra Fumanal, miembro del Departamento de Comunicación y Promoción de la Vila Universitaria y exresidente. "Cuando te vas de casa, todo se te hace un mundo y lo que buscas es comodidad y que no te líen mucho -apunta-. Todo está muy caro, los pisos son viejos, están en mal estado, los propietarios pasan de todo y la localización en muchos casos es mejorable", continúa. Y lo remata: "En cambio, a la Vila Universitaria de la UAB, si te aburres, es porque quieres o porque estás enganchada a Netflix". El complejo está a tocar de las facultades, hay restaurantes, un supermercado, una papelería, una autoescuela, WiFi, lavandería, salas de estudios, piscina e instalaciones deportivas. "En el fondo es como un pueblo de 2.100 habitantes", concluye.
A pesar de la insuficiencia de plazas para estudiar en el área de Barcelona, parece que el escenario va mejorando poco a poco. De las siete aperturas que se prevé que entren en funcionamiento entre septiembre de 2019 y el 2021, saldrán unas 2.000 plazas extra que se añadirán a una oferta el día de hoy insuficiente para absorber la demanda.
Habitación estudiantil por 1.100 euros
La Universidad de Barcelona, junto con una empresa privada, ha impulsado la apertura de una residencia para 500 estudiantes, en la que la habitación individual más barata cuesta 1.100 euros al mes por persona sin IVA, con pensión completa.
El nuevo equipamiento, situado en el Campus de la Diagonal, ha sido impulsado por esta universidad pública y el grupo Nexo Residencias y GSA España, empresas a las que la universidad ha cedido la explotación durante 50 años.
El edificio cuenta con restaurante, gimnasio, espacios de cotrabajo, sala de estudios, terrazas, aparcamiento y actividades culturales y de ocio.
Los estudiantes que se alojen en la nueva residencia tendrán habitaciones individuales, de diseño y totalmente amuebladas, con baño privado y climatización propia, entre otros servicios.
Una habitación individual de 14,5 metros y baño compartido cuesta 1.100 euros al mes por persona, más IVA (10 %); mientras que la individual básica (13 metros cuadrados) asciende a 1.300 euros y la individual, 1.400 euros.
Si el estudiante tiene más recursos económicos puede optar por un estudio de 23 metros cuadrados por 1.500 euros mientras la denominada habitación "estudio premium", de 36 metros cuadrados, cuesta 2.000 euros al mes por persona.
En estos precios se incluyen los gastos de agua, luz, wifi e internet de alta velocidad así como las comidas los siete días de la semana y la limpieza semanal.