El ParlamentoEuropeo votará este jueves la reforma del mercadoeléctrico en la Unión, un texto que ya se acordó informalmente en diciembre pasado entre los estados y los eurodiputados y que busca evitar nuevos episodios de inestabilidad en los precios para los consumidores. El paquete incluye herramientas como los contratos por diferencia, compras conjuntas y más protección para los colectivos vulnerables, medidas que, si bien no suponen el fin del sistema marginalista actual -donde la tecnología más cara que entra al pool energético es la que marca los precios-, pretenden reducirlo al mínimo. Al mismo tiempo, los eurodiputados se posicionarán sobre diferentes fórmulas para reducir la dependencia del gasruso e impulsar el hidrógeno como fuente de energía para el futuro.
La votación de este jueves, que tendrá lugar en Bruselas, será un acuerdo en primera lectura. En caso de ser aprobada, el Consejo de la UE -que representa a los estados miembros- podrá aceptar la posición del Parlamento o modificarla para una segunda lectura. Si el texto recibe luz verde por ambas partes, el acto legislativo quedará adoptado. Aunque el Parlamento Europeo aún debe someter los textos a votación, el comité de Industria, Investigación y Energía de la cámara ya dio un apoyo mayoritario a las medidas para actualizar el diseño del mercado eléctrico en la Unión.
La reforma del mercado eléctrico
El elemento más destacado de la votación es la reforma del mercado eléctrico, impulsada por el episodio de volatilidad de precios desencadenado tras la guerra en Ucrania. Uno de los puntos más relevantes del texto es la apuesta por los contratos por diferencia, unos contratos a largo plazo en los que proveedores y compradores de electricidad pactan un precio. Si este ha sido más alto o más bajo de lo acordado por situaciones de mercado, el mismo contrato establece que se devuelva la diferencia.
La votación de este jueves, que tendrá lugar en Bruselas, será un acuerdo en primera lectura
Este tipo de contratos, según el acuerdo alcanzado en diciembre pasado, se aplicarán a la energía eólica, solar, geotérmica, hidráulica sin almacenamiento y nuclear. Precisamente la nuclear centró buena parte de la polémica en la negociación entre los estados, ya que Francia quería incluirla en los contratos por diferencia, mientras que Alemania se oponía.