El alcalde de València, Joan Ribó, ha anunciado este jueves, después de la Junta de Protección Civil, que este lunes las comisiones falleras podrán empezar a cobrar ya un 25% del coste de los monumentos falleros: 1'8 millones de euros en cifras globales. Se trata de unas ayudas que este año estarán disponibles para su cobro este lunes próximo, para que puedan colaborar a la hora de hacer frente a la crisis propiciada por el aplazamiento de la fiesta de las Fallas, como medida de prevención ante el coronavirus.
El alcalde ya ha avanzado que "este año, además, ampliaremos estas ayudas". Joan Ribó ha hecho referencia al impacto económico que las Fallas tienen en la ciudad de València: "Es una industria de primer orden para la ciudad, y no sólo por los monumentos –que también- sino por todos los sectores implicados: pirotecnia, floristas, empresas de montaje de carpas, hostelería, músicos, y un largo etcétera, y por supuesto también todo aquello que afecta el turismo". Por eso, "y ante una situación excepcional, nos hacen falta medidas económicas excepcionales".
Ribó: "Ante una situación excepcional, nos hacen falta medidas económicas excepcionales"
Es la razón por la cual, el alcalde ha firmado hoy una moción en que solicita "dos líneas de crédito excepcional para empresas y comisiones falleras, y el aplazamiento de impuestos a los negocios afectados". En concreto, en la moción de Alcaldía se especifica, "por la excepcionalidad de la situación", la petición a los diferentes organismos dependientes de la Administración General del Estado de bonificaciones y aplazamiento de los impuestos por parte de la Agencia Tributaria a las unidades de negocio afectadas, así como bonificaciones y aplazamiento de las cuotas por parte de la Seguridad Social a esas mismas empresas.
Además, se solicitan dos líneas de crédito excepcional del Instituto de Crédito Oficial: "Una para las unidades de negocio afectadas, y otra para las Comisiones Falleras". En su moción, el alcalde afirma que "las Fallas, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2016, son una festividad cultural y al mismo tiempo una herramienta de reforzamiento de la cohesión social. Pero también suponen un revulsivo de la actividad económica en nuestra ciudad, y en todo su entorno".
Diferentes sectores económicos vinculados directamente en la fiesta se verán afectados negativamente por la decisión tomada por razones de salud pública de suspender su celebración, y esto tendrá una "evidente afección a la facturación y la ocupación de personal de las empresas, y autónomos": indumentaristes, floristerías, artistas falleros, músicos, joyeros, pirotécnicos, càterings, hostelería, hoteleros, comercio en general, transporte de viajeros, "entre otros muchos", se verán afectados.