Hablemos de felicidad. ¿Según parece, ser feliz es una necesidad clave para todas las personas, pero cómo se consigue la felicidad completa? Es una pregunta que podríamos decir que tiene muchas respuestas y el nacimiento de la nueva industria de la felicidad intenta resolverlas. Este nuevo mercado está compuesto de todas aquellas herramientas, libros y actividades que hacen que las personas puedan trabajar con ellas mismas para conseguir esta aclamada felicidad. La Fundación La Caixa y el Palau Macaya con la colaboración de la Digital Future Society, cierran un ciclo de conferencias con un debate -Happycracia: ¿Felicidad y desigualdad social?- sobre tecnología hablando de felicidad y como la digitalización y la pandemia han influido en esta necesidad.
"La industria de la felicidad es la mercantilización de la felicidad; la felicidad es el producto estrella que nos promete las claves para descubrir los secretos de la buena vida", explica Edgar Cabanas, investigador y docente de la Universidad Camilo José Cela. En este sentido el investigador recuerda que emparejamos la felicidad con algunas técnicas de gestión de las emociones que nos enseñan los libros de autoayuda. Una serie de prometidas que vertebran una industria que el que hace, quien más que menos, es capitalizar la felicidad. "La Happycracia es un nuevo mercado", remarca Eva Illouz, doctora de Sociología a la Universidad Hebrea de Jerusalén.
"La Happycracia es un nuevo mercado"
En una crisis sube la demanda de estas herramientas para poder gestionar sus emociones, "aprender a navegar solos", describe Cabanas. De este modo, los discursos como el mindfulness, una filosofía de vida que te ayuda a reordenar prioridades, son discursos que abundan en una situación caótica que provoca una crisis: "El mundo mindfulness explotó durante la crisis", añade el investigador y docente. Pero la crisis de la covid-19 ha aportado otra manera de acceder a estas herramientas: "La felicidad en linea ha sido un nuevo invento durante la pandemia", según él mismo recuerda.
Aún así la tecnología no ha sido un grande salvavidas sino que también ha provocado muchas desigualdades en la sociedad: La pandemia ha enfatizado las desigualdades ante el acceso a internet, recalca la doctora. Aparte, es el primer factor del aislamiento, según explica Illouz: "El mindfulness es una técnica que se inventa a través de la tecnología para hacer que este aislamiento no solo sea más llevable", añade.
Ámbito laboral
"La felicidad se los fue muy bien a las empresas", ironiza Cabanas. El investigador explica que muchas empresas se aprovechan de estas nuevas herramientas para encontrar la felicidad para posar todo el peso de la mejora de las condiciones de la vida laboral de las personas en sus trabajadores: "Las técnicas para encontrar la felicidad recaen en los trabajadores no en las empresas y esto puede resultar peligroso", enfatiza el investigador. Esta manera de recordar a los trabajadores que la ansiedad y el estrés son tratables puede acabar para difuminar que realmente las condiciones de trabajo tienen que ser adecuadas.
Cabanas: "Las técnicas para encontrar la felicidad recaen en los trabajadores no en las empresas y esto puede resultar peligroso"
"No creo que las empresas lo hagan con mala intención, pero muchas veces quien pierde en estas situaciones es el trabajador", recuerda Cabanas. Aparte, el nuevo concepto de salario emocional puede llevar a mal entendidos, puesto que es evidente que los trabajadores tienen que ser pagados con buenas condiciones y de manera justa ante el trabajo que hacen, pero tal como recuerda Cabanas: "si no hay dinero, no hay salario y mejorar las condiciones laborales va espléndidamente bien para ayudar a la felicidad del trabajador".
La politización de la felicidad
La felicidad se ha convertido en una arma muy efectiva para los gobiernos, puesto que estas nuevas técnicas de enseñanza y tratamiento de las emociones pueden aplicarse en las metodologías para hacer que los ciudadanos sean más felices y desde un punto de vista más negativo, manipularlos. "Te puedes formar para ser feliz", recuerda Illouz. La doctora explica que esta veneración de la industria de la felicidad también hace que se deslegitime el espíritu de crítica.
¿Qué hace falta pues para ser feliz? La respuesta recae adentro de todas las personas, es decir, ante la necesidad de conseguir la felicidad hay que formarse y, sobre todo después de sobrevivir a una pandemia, el camino hacia la felicidad puede parecer difuminado. Aún así Eva Illouz recuerda que "podrán ser años duros, pero más o menos muy parados volveremos a la normalidad".