En el año 2020 hubo conciertos: los que se celebraron antes de la llegada de la covid-19 y los que tuvieron lugar en épocas de desescalada, especialmente en verano. Pero no hubo ningún festival de música. Es uno de los sectores que más han notado el salto temporal de un año en su actividad. Tres directores de festivales y el responsable de una app para músicos independientes han explicado las consecuencias de la pandemia y la experimentación con formatos digitales a la que los ha llevado en una de las mesas redondas de la segunda edición del Barcelona Startup Congress. Pese a la cancelación de los acontecimientos de este tipo en 2020, este año han vuelto a hacer sold out.
De hecho, explican que buena parte del éxito de las ediciones que preparan los festivales para este 2021 es que muchos de los compradores del año pasado mantuvieron sus entradas. Y es que la mayoría de organizaciones decidieron que lo mejor sería saltarse un año y repetir los festivales -con el mismo cartel- al año siguiente. "En 2019 nos quedamos en un momento muy dulce; estábamos muy arriba y hemos caído muy rápido", ha dicho durante el debate la directora del Canet Rock, Gemma Recoder. El Cap Roig también fue un éxito en el año anterior a la pandemia, según Miquel Fernández, director de Clipper's Live, organizadores, entre otros, de la cita musical de cada verano en Calella de Palafrugell.
En la misma línea, el director del Vida Festival, Dani Poveda, ha asegurado que 2019 "muchos ya nos habíamos consolidado en público y económicamente". Pero, como los otros dos, su festival tiene "buena salud" gracias a los abonos que el público no ha devuelto. Son tres ejemplos de festivales de música que se celebran fuera de Barcelona y que, cada año, cuelgan el cartel de "entradas agotadas". El cuarto ponente del debate ha sido Esteve Lombarte, fundador de Acqustic. Su caso es diferente y, de hecho, ha afirmado que la plataforma ha organizado unos 450 conciertos desde que llegó la pandemia a Catalunya. "Es porque son espectáculos en pequeño formato, con entre 50 y 100 personas, y los hemos ido haciendo entre ola y ola del coronavirus", ha explicado Lombarte.
Los derechos, un obstáculo para el streaming
¿Qué han hecho durante todos estos meses de parón? Mientras que algunos festivales, como el Cruïlla, optaron para cambiar de formato y hacer una serie de pequeños conciertos, otros han experimentado con las plataformas online. Ofrecer contenidos en streaming o vídeo es un escenario que se han planteado los tres directores de festival que han participado en el Barcelona Startup Congress. De hecho, Poveda asegura que el equipo del Vida hace cuatro años que trabaja en crear un espacio de streaming, pero la pandemia llegó antes de que pudieran terminar el proyecto y ponerlo en marcha. Ahora, ya han empezado a grabar los primeros vídeos.
La mayoría de festivales de música tienen buena salud económica gracias a los abonos de 2020 que el público no ha devuelto
Su idea es centrarse en grupos de música que apenas empiezan a tocar y darles visibilidad. Ahora bien, cuando se trata de retransmitir conciertos presenciales en directo, ni Poveda, ni Recoder, ni Fernández ni Lombarte lo ven claro. "No hay nada como vivir la música en directo; es una experiencia que se tiene que vivir", según Gemma Recoder. El Canet Rock también ha flirteado con los vídeos: generan imágenes durante el día del festival para utilizarlas en las redes sociales a lo largo del año y han emitido algunas actuaciones en directo. Recoder solo pide una cosa, que se dejen los streamings para 2022: "Estamos todos hartos y un poco saturados de las pantallas".
En cambio, Miquel Fernández ha admitido que el Festival Cap Roig no se ha planteado este tema. "Nosotros no trabajamos los formatos híbridos; a pesar de que durante la pandemia han sido una alternativa muy buena, consideramos que el mejor es vivir la música en directo", ha indicado. Uno de los motivos que les genera reservas a la hora de adentrarse en este mundo es la dificultad de negociar con las discográficas. "Hay todo un tema de derechos sobre el que es muy complicado llegar a acuerdos", ha dicho. De hecho, todos coinciden en que es el principal obstáculo. Poveda ha añadido que "si no tienes un patrocinador detrás que pague los derechos, es muy difícil conseguirlo".
"Estamos todos hartos y un poco saturados de las pantallas; dejemos los conciertos en 'streaming' para 2022", pide la directora del Canet Rock, Gemma Recoder
Y Recoder todavía añade otro factor. "Los artistas muchas veces no quieren que los grabes en directo, porque el directo tiene una imperfección que no les gusta que quede grabada", ha explicado. El fundador de Acqustic prevé que este año no tendrá mucho éxito el streaming de contenidos musicales, puesto que también considera que la población está cansada de la pantalla. "Después, volverá a normalizarse; va muy bien para dar continuidad a los acontecimientos que sólo son una vez al año", ha opinado.
La primera prueba
Pero los vídeos no son la única línea de innovación del sector musical. El 27 de marzo se hará el primer concierto multitudinario desde que empezó la pandemia. Será de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi y reunirá a 5.000 personas de público. Recoder y Poveda son dos de los organizadores de esta primera prueba que quiere demostrar que acontecimientos de este tipo, si se hacen con todas las medidas sanitarias posibles, son seguros. Entre estas medidas destaca una prueba de antígenos a cada una de las personas que acceda al recinto, además de la necesidad de llevar mascarilla, por ejemplo. "El sector tiene que estar más unido, los grandes festivales tenemos la posibilidad de unir la cultura y enriquecer más el país", ha asegurado el director de Vida Festival.
De hecho, consideran que la experiencia de este fin de semana puede ser útil para cualquier sector. Ponen como ejemplo las ferias y congresos, que también han empezado a reactivarse por medio de los tests de antígenos. Una app ayudará a controlar las entradas y los resultados negativos de los tests. El objetivo final es que este verano los festivales se puedan celebrar con la mayor normalidad posible.