Confianza en Europa, desconfianza en España. Los economistas catalanes han dado un voto de credibilidad a las instituciones europeas por las medidas extraordinarias de recuperación que han adoptado para hacer frente a los efectos de la crisis económica derivada de la covid-19 gracias a los fondos Next Generation EuropeanUnion y, a pesar de que suspenden a sus autoridades, aprueban sus decisiones. Pero esto no acaba de ser garantía de una recuperación económica fácil. El Estado español juega un papel esencial en este camino y, de momento, el peligro no cesa. "La Moncloa será un bunker" en el filtraje de los proyectos que llevan a Bruselas porque, alerta el decano del Colegio de Economistas de Catalunya (CEC), Anton Gasol, "Catalunya escucha la sociedad civil, pero el Estado español no".
Esta es la gran diferencia entre la administración catalana y la española, puesto que, mientras que el Govern "hace gestos porque la sociedad civil catalana participe del Next Generation", los economistas ponen en entredicho la gestión que el Estado español hará sobre estos fondos y la "bondad" que pondrá -o no- a la práctica vinculada al "grado de transparencia, de eficiencia, de objetividad y transversalidad". Esto quiere decir que, a pesar de que las medidas extraordinarias de la Unión Europea son "sustanciales", todavía lo será más la manera "cómo las gestionamos y aprovechamos las oportunidades". De hecho, el director técnico de la Encuesta de Situación Económica del CEC, Xavier Segura, añade un punto más a la cuestión y es que todo apunta a que "la recuperación será con un criterio muy marcadamente centralista".
Los fondos europeos son y serán una de las claves que nos guiarán hacia el camino de la recuperación económica, pero la parte más importante tiene mucho que ver con su gestión. En este sentido, y como subraya Gasol, es que mientras que el Gobierno "tiene contratados grandes consultores para que hagan la evaluación" de los proyectos que viajarán hasta Bruselas, Catalunya lo gestiona con especialistas en los diferentes ámbitos, cosa que representa que, a pesar de que el territorio catalán haga un cribado con pies y cabeza de estos proyectos, el carácter centralista del Estado puede comportar que se excluyan los proyectos sólidos pero más pequeños.
Y este es el "gran peligro", que hace aflorar toda una serie de preguntas difíciles de resolver con claridad y transparencia. "¿Qué se quedará por el camino de lo que vaya de Bruselas en Madrid? ¿Dónde habrá un tipo de registro donde aparezcan todas las iniciativas? Bruselas sólo puede hablar de lo que ha recibido y no puede decir nada de lo que no ha recibido... ¿Quién hará la evaluación de que hemos enviado las mejores iniciativas? ¿Habrá la suficiente transparencia? ¿Y alguna unidad que valore si realmente aquello que se ha filtrado es el mejor?", se cuestiona Gasol.
Medidas incongruentes, gestiones difíciles
Todo ello comporta que "los economistas tengan dudas sobre estos objetivos y al mismo tiempo reconozcan con muy buena nota que suerte de los fondos europeos", señala el decano del CEC. Y esto se refleja claramente en sus valoraciones a la encuesta sobre Situación económica del otoño 2020 del Colegio. En este sentido, los economistas suspenden la gestión en la crisis de todas las autoridades, pero, a diferencia de la encuesta de la primavera, ahora puntúan mejor las autoridades europeas, que pasan del 3,67 al 4,6. Suspendidas, pero las mejores, que van seguidas de las autoridades locales que pierden posiciones pasando del 4,22 a un 3,83; las autoridades catalanas, que bajan del 4,02 al 3,61; y, finalmente, las españolas, que elevan ligeramente su nota del 3,3 al 3,39, pero continúan siendo las peores valoradas.
Segura: "La recuperación será con un criterio muy marcadamente centralista"
Esto va vinculado, por un lado, al hecho de que las autoridades europeas han trabajado de lo lindo para paliar los efectos de la crisis y propiciar una economía estructuralmente más fuerte y adaptada a los nuevos retos de futuro y, por el otro, a "un Gobierno que no ha estado a la altura de las circunstancias". Entre otros ejemplos, vuelve a salir el ya clásico en tiempo de pandemia. ¿Cómo es que mientras que Alemania cierra bares y restaurantes y les ayuda aportándoles el 75% de su facturación del año anterior, en Catalunya y España continuamos anunciando el cierre de actividades sin suspender todos los pagos que van asociados? Y no sólo esto. Como recuerda Gasol, la UE suspendió la regla de gasto, pero "los presupuestos españoles no son suficientemente expansivos". Además, en ningún momento de los más de nueve meses que llevamos de pandemia, se ha pensado al "constituir un fondo de solvencia para las pymes y autónomos". Y ellos continúan pagando, pagándolo todo.
La manera de gestionar la situación es esencial a la hora de salir adelante y no retroceder años y años en un crecimiento económico que cuesta mucho de conseguir. Y aquí los fondos de recuperación europeos juegan un papel muy importante, pero todavía más la manera de gestionarlos. Y si no empezamos a hacer girar la rueda del consumo y desbloqueamos temas tan esenciales como el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) será difícil de gestionar. De hecho, según el decano del CEC, el empobrecimiento que ha comportado la pandemia representa entre el 11% y el 12% del PIB español, el mismo porcentaje que tenemos que recibir de los fondos europeos en los próximos años, pero, avisa, "si esto no se comparte, la situación será más difícil de superar".
Sanar las heridas
Justamente por todo esto, el CEC considera que se tiene que "mirar de continuar" incrementando el SMI para "dar un paso adelante", así como sanar las "heridas importantes" que la pandemia causará a la economía catalana. Precisamente este martes el Gobierno debate con los agentes sociales esta cuestión, que defienden como necesaria para reactivar la economía. Pero las posiciones entre patronal y sindicatos continúan enfrentadas. El acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos refleja la intención del Ejecutivo estatal de incrementarlo hasta los 1.100 euros al final de la legislatura, pero este debate se tiene que consensuar con los agentes sociales y la CEOE no dará su brazo a torcer.
Sea como sea, el CEC eS partidario de hacer este "paso adelante", pero con una condición, eso sí: que se adeque a cada uno de los territorios "porque el coste de la vida no es el mismo en todos los territorios españoles". Si no se tira por aquí, la contratación juvenil cada vez será más complicada y, por lo tanto, como insiste Gasol, "se tiene que hacer un esfuerzo considerable porque podamos dotar de mejor capital humano a la sociedad catalana y española" porque, añade, "si de algo sufre la estructura productiva española y catalana es del poco valor añadido del factor trabajo".
Gasol: "El Gobierno no ha estado a la altura de las circunstancias, ¿cómo es que no se ha constituido un fondo de solvencia para las pymes y autónomos?"
En este sentido, el decano del CEC ha querido sumar un punto más a la cuestión poniendo de manifiesto que "tiene que haber una cierta adecuación entre los salarios reales y las pensiones y que haya correspondencia entre las aportaciones a la seguridad social" porque, apunta, "si tu pensión es tu aportación a lo largo de la vida laboral, tiene sentido que se alarguen los periodos para tener en cuenta el cálculo de la pensión".
El Estado español tiene trabajo por hacer y deberes pendientes y, para llevarlos a cabo, es más necesario que nunca que tenga en cuenta cuál es su estructura productiva. Si ya la encuesta del CEC de la primavera reflejaba la caída más pronunciada de la historia en el índice de confianza empresarial, esta encuesta del otoño no mejora mucho las cosas y esto pasa por tener presente que, como ya decía entonces Gasol, "tener una estructura productiva low cost quiere decir que difícilmente podrás tener una estructura recaudatoria comparable con otros estados europeos centrados en el sector industrial".