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Futuros ciertos, inesperados y por construir

En economía nada es gratis y la solución no vendrá sólo de la varita mágica de la política económica

Futuros ciertos, inesperados y para construir. | iStock
Futuros ciertos, inesperados y para construir. | iStock
esteve almirante
Profesor y director Center for Innovation in Cities de ESADE
Barcelona
20 de Mayo de 2020

Estos días estamos todos pendientes de la política económica, esperando que, cual varita mágica, transforme esta realidad amarga que nos deja el coronavirus, una realidad de muerte y destrucción. Desgraciadamente en economía nada es gratis, no hay varitas mágicas.

 

"El futuro que tenemos que construir no se hará sólo gracias a la varita mágica de la política económica"

El futuro que tenemos que construir, nuestro futuro, no se hará sólo gracias a la varita mágica de la política económica. La política económica lo puede estropear todo si hace mal, pero si se hace bien nos dará los elementos para arreglarlo, para construir, pero no lo hará por nosotros.

Futuros Ciertos

Los futuros ciertos son los que ya conocemos. El PIB de China este año se ralentizará y se quedará alrededor del 2%. Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará con el PIB de Estados Unidos y cuáles serán las repercusiones de lo que pase allí al resto del mundo, esto es una incógnita. Que España y buena parte de la Unión Europea, entrarán en recesión, es también una certeza.

 

"Es una certeza que España y buena parte de la Unión Europea entrarán en recesión"

¿Qué significa todo esto? Lo sabemos bien, nuestras organizaciones y nosotros mismos, tendremos que ser más competitivos porque colocar nuestros productos, nuestros servicios, nuestras creaciones, será más difícil. Nuestras administraciones dispondrán de menos dinero y éste será necesarios para paliar los graves problemas de aquellos que no puedan volver a abrir, los que no puedan volver a tener clientes, al menos por un tiempo. ¡Será mucha gente!

Futuros Inesperados

Hay cosas pero que nadie esperaba. ¿Quién nos iba a decir que acabaríamos todos teletrabajando, enviándonos mensajes al WhatsApp y haciendo reuniones con Zoom? Apenas hace unos años, pocos, intenté que los mensajes cortos se hicieran por WhatsApp en vez de llamar o enviar un mail. En los USA hacía años que veía como mis compañeros usaban Slack (un WhatsApp para empresas) de forma habitual como canal de comunicación y como ya no había que escribir mensajes largos y formales por email que acababan en la pila interminable de los mensajes olvidados. La reacción fue furibunda, se vio como un atentado a la intimidad de las personas, la lección que tuve que re-aprender fue que innovar no es gratis. Ni me atreví a proponer reuniones con Skype (aún no había Zoom). Ahora todo esto forma parte de la nueva normalidad, gracias al coronavirus.

Esta transformación digital que parecía imposible ha ocurrido de forma instantánea, fácil y real. ¡La tecnología estaba allí, el problema éramos nosotros!

El uso de las herramientas digitales no sólo hace más eficiente la comunicación, hace que haya que usar menos los transportes y hace las reuniones más cortas, sino que cambia nuestra cultura y la transforma en más concreta, más pragmática, más orientada al "qué" y al "por qué" afectando a la forma en que decidimos y por tanto como gestionamos. Esta es una transformación cultural lenta y soterrada que veremos en nuestro alrededor, en el mundo de las ventas y el marketing, en todo. La comunicación se convierte en pragmática.

"Si apenas hace unos meses, alguien nos hubiera dicho que tendríamos algo parecido a la Renta Básica Universal, ¡le hubiésemos tratado de loco o de comunista visionario!"

Si apenas hace unos meses, alguien nos hubiera dicho que tendríamos algo parecido a la Renta Básica Universal, ¡le hubiésemos tratado de loco o de comunista visionario!

Cierto es que muchos países europeos tenían algo similar desde hace mucho tiempo, pero para otros países, como el nuestro, es un paso de gigante. La RBU es un invento del Milton Friedman, el padre de la economía neoliberal, (en aquella época se llamaba “negative taxation”) y poco sospechoso de ser de izquierdas. Él buscaba no sólo un soporte vital mínimo, sino una simplificación y reducción de la administración. Si no hay que decidir qué dar a quién y cuándo, entonces necesitaremos menos administración y podremos destinar estos recursos a tareas más interesantes y productivas, decía. Bienvenidos los reconvertidos que tanto la han criticado y que ahora ven su necesidad, esperemos que dure.

Si tenemos que encontrarle un por qué a estos futuros inesperados, lo podríamos resumir en que al final todos colaboramos con el inevitable. Cuando los costes de cambio, los "switching costs" devienen no cero, sino que son negativos, cuando es no cambiar lo que tiene "costes" entonces el cambio se convierte en inevitable.

Futuros por construir

Quizá el fracaso más dramático en la gestión de esta crisis en los países occidentales ha sido la falta de infraestructuras digitales. El contraste con Asia es abismal, China, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur, todos ellos han sido capaces en un tiempo record de dotarse de infraestructuras que les permitieran conocer datos en tiempo real y disponer de apps que fuercen el confinamiento de quién tenga síntomas al tiempo que indican con quien había estado en un contacto potencialmente peligroso (e.g. más de quince minutos con un positivo a una distancia menor de dos metros), permitiendo establecer una cuarentena y aislar los focos que propagan epidemia.

En todos los casos esos gobiernos disponen de todos los datos porque en caso contrario sólo podrían conocer una parte de la población infectada y por tanto no sabrían identificar a todos los ciudadanos que están en peligro. Pero no nos engañemos, en estos países no hay un policía detrás de cada ciudadano, es la mano invisible de los propios intereses la que hace el trabajo. Nadie se quiere ni infectar ni infectar a los demás, una mano invisible, eso sí, a veces visiblemente reforzada con métodos más o menos coercitivos según el país.

¿Cómo es que allí ha sido posible, rápido e incluso fácil y aquí no?

La explicación fácil pero probablemente incompleta es que se debe a que son países totalitarios. El caso de China es el más esclarecedor. En China en las grandes ciudades todo el mundo tiene al menos un Smartphone, no te puedes ni mover ni hacer nada sin él. WeChat, que es el WhatsApp de allí, es la aplicación dominante. Como la infraestructura bancaria era prácticamente inexistente, WeChat y Alipay tuvieron la oportunidad de crear sistemas de pago que son hoy en día los dominantes. En China todo se paga con un código QR que te identifica a ti y a todos establecimientos o empresas, que también tienen al menos uno. Todo esto dio lugar a mini-programas que funcionan dentro de WeChat y utilizan todos los servicios de identificación y pago. El gobierno simplemente lo ha utilizado esta vez como lo ha hecho tantas otras. Toda la infraestructura de identificación de personas y lugares no sólo está hecha, sino que todo el mundo la conoce porque es de uso común y diario. De hecho, vivir en China sin WeChat es posible pero no fácil y no por demasiado tiempo.

Las infraestructuras digitales

El tema puede parecer anecdótico, pero no tiene nada de menor. En Estados Unidos estamos asistiendo a una lucha encarnizada para poner las infraestructuras digitales en el centro, como primera prioridad en políticas digitales y de innovación. Ya no estamos hablando sólo de 5G y Wifi6 que también, sino de identificación de vehículos y regulación de tráfico con AI, identificación de personas, poner la administración en plataformas Cloud, DNIs digitales como el QR chino ... y también reinventar el sector médico con IA, la educación y actualizar la IA del ejército americano. El argumento es simple, si el estado no se alinea con la industria como China, crea un mercado de enormes posibilidades en todos los campos y lidera la transformación digital, no podremos competir con China que ya lo está haciendo y estaremos a su merced. Un argumento sencillo, difícil de rebatir y que tiene grandes posibilidades de abrirse camino en Estados Unidos y no sólo en Estados Unidos.

La administración y lo público están volviendo a ser una prioridad. No sólo para cubrir los "market failures", sino como creadores de mercado y como herramienta transformadora de la sociedad.

El 18 de abril, hace poco de un mes, Andreessen Horowitz (el blog a16z), leyenda viviente del Venture Capital que todos recordaremos no sólo porque en su cartera hay empresas como Airbnb o Skype sino por su liderazgo en las ideas, por ejemplo con "Why Software is Eating the World" de 2015. Pues bien, escribió otro post que ha tenido una repercusión enorme: It 's Time to Build.

"En Estados Unidos estamos asistiendo a una lucha encarnizada para poner las infraestructuras digitales en el centro"

Esta idea, de que el momento de crear esF ahora, de que si no construimos nuestro futuro nos lo construirán, se ha esparcido como la pólvora. De modo que es muy posible que nos encontramos con un periodo de cambio acelerado post-covid19. El tiempo de los powerpoints parece ser una víctima más del coronavirus y está dejando paso a valorar la acción y el cambio real.

En palabras de Eric Schmidt, hasta hace poco presidente de Google y ahora abanderado de esta revolución de la AI y Cloud:

We should also accelerate the trend toward remote learning, which is being tested today as never before. Online, there is no requirement of proximity, which allows students to get instruction from the best teachers, no matter what school district they reside in. …

The need for fast, large-scale experimentation will also accelerate the biotech revolution. … Finally, the country is long overdue for a real digital infrastructure…. If we are to build a future economy and education system based on tele-everything, we need a fully connected population and ultrafast infrastructure. The government must make a massive investment—perhaps as part of a stimulus package—to convert the nation’s digital infrastructure to cloud-based platforms and link them with a 5G network.

En el mundo hay cosas que son gratis, son las que no tienen precio, no hay dinero que pueda pagar la sonrisa de tus hijos y de la gente que te quiere. Pero en economía nada es gratis. El mundo se está poniendo en marcha para construir un nuevo futuro, como siempre, podemos ser parte de él o simplemente acabar comprándolo empaquetado, no tendremos opción. Lo que hay que hacer es construir es nuestro futuro y no, el futuro no es inevitable, depende de nosotros.

Entre Lincoln y Peter Drucker: “The best way to predict the future is to create it”