La primera galería del Estado español se inauguró en Barcelona a finales del siglo XIX y se comenzaba una etapa de esplendor del mercado artístico y las artes plásticas en Catalunya. En la actualidad la ciudad cuenta con 145 galerías que representan el 21% del galerismo en el Estado, un sector que movió más de 385,1 millones de euros el 2016 a escala estatal, el 1% del mercado artístico en el ámbito mundial. Sin embargo, el esplendor del galerismo barcelonés sufre sus horas más bajas, con el cierre de centros referentes y con unas ventas que se han desplomado desde la crisis .
140 años de galerismo
La Barcelona moderna y cosmopolita de hoy en día no se puede entender sin el papel que el mundo artístico ha jugado en ella. Sala Parara abría el 1877 en la calle del Petritxol, aconteciendo la primera sala a organizar de forma periódica e ininterrumpida exposiciones de arte, 140 años de trayectoria que ahora ven peligrar su continuidad, pues la falta de apoyo institucional y social, junto con una disminución considerable de las ventas, ponen el galerismo en una situación comprometida.
Sala Parara fue la galería de arte por excelencia durante muchos años, podía exponer 200 cuadros a la vez y renovarlos cada ocho días, con nombres tan conocidos como Casas, Rusiñol o Picasso. Este hecho era posible gracias a un conjunto de factores sociales y económicos que necesitaban coexistir: el galerismo aparece para dar salida a todo aquel arte que no era considerado oficial, y junto con la pujanza de la nueva burguesía el arte deja de ser un monopolio iglesia-monarquía-nobleza. Amparada por el dinamismo económico y comercial en que se encontraba la ciudad, esta consolidó las galerías de arte y los marchantes, siendo el principal cliente, pues necesitaba abastecer sus casas de arte. A la ya mítica Sala Parara la seguirían otras galerías históricas como Sala Dalmau, Sala Gaspar, la galería René Metras o la galería Dau al Set, proyectando nombres del arte internacional como Dalí, Miró o Tàpies.
Las condiciones que hicieron nacer el sector del galerismo han desaparecido, la estabilidad económica es un espejismo y el público percibe el arte como elitista
Este brillante y exitoso pasado de las galerías puede parecer inverosímil si se compara con el actual estado del galerismo -y en extensión de las artes- a la ciudad. Las condiciones con las cuales se desarrolló este gran sector comercial han desaparecido, la estabilidad económica es un espejismo del pasado y a pesar de que las galerías son espacios privados abiertos al público, este ha perdido el interés por el arte contemporáneo que a menudo ha acontecido elitista, demasiado difícil de comprender y casi siempre inaccesible para sus bolsillos. El modelo de galería en la ciudad se ha multiplicado, podemos encontrar galerías-antiquarios, galerías puramente comerciales y galerías con un programa, una estrategia firme y una misión intelectual potente.
Crisis y arte
El cambio social y económico que hemos sufrido es el principal problema que afrontan estas galerías, pero hay que sumar la grave crisis que castigó con dureza el país. Según el estudio que publicó Arts Economics el 2017, el sector de las galerías en España estaba formado el 2016 por 2.845 empresas registradas, de las cuales se estima que 650 son las que generan el 70% de las ventas al sector, y el 80% trabajan con arte contemporáneo. Durante el periodo de recesión global las ventas de arte en el mercado español descendieron un 44% -el mercado global lo hizo en un 49%- con 271 millones de euros el 2009, la cifra más baja en años.
Si nos centramos en Catalunya, según los datos publicados por el Observatorio de empresas Culturales de Catalunya, organismo vinculado al Instituto Catalán de las Empresas Culturales (ICEC); las empresas en el sector cultural se redujeron de forma alarmante el 2010: en aquel año se contabilizaron 37.644 empresas destinadas al sector cultural, pero el 2013 la cifra disminuyó hasta 33.706 empresas. Hay que ser optimista, puesto que desde entonces han vuelto a crecer hasta situarse en 39.133 el 2016. De estas cifras, las galerías han sufrido los mismos efectos, a pesar de que según los datos, el 2013 contábamos con 144 galerías y al 2016 contamos con 145, la lectura puede derivar en equivocaciones, puesto que a pesar de que se han abierto nuevas galerías, se han perdido grandes referentes del sector como Sala Gaspar, la galería René Metras o la recientemente clausurada galería Barbié, mientras que muchas otros se han visto forzadas a abandonar sus locales históricos para emplazarse en distritos más asequibles pero alejadas del eje comercial histórico que era Consell de Cent.
Las ventas del mercado del arte se derrumbaron hasta la mitad durante la crisis y grandes galerías de referencia cerraron
La tendencia pero es positiva y el crecimiento, a pesar de que va a un ritmo lento, se hace notar en algunos aspectos: según el mismo ICEC el 2016 se organizaron un total de 1.141 exposiciones de arte a galerías catalanas, 134 más que el 2013. La lectura se tiene que hacer con atención: más exposiciones no se traduce en más ganancias, porque si las obras que se exponen no se venden el saldo de la galería queda en negativo, puesto que aquello invertido al organizar y montar la exposición no se recupera. Las compras de arte han aumentado desde 2010, y el mismo 2016 suponían un incremento del 22,1%; hay que notar que del total de ventas de arte, el 80,6% se realizan por el canal galerías, y el 19,4% en casas de subastas.
Las ayudas a este sector no son despreciables: la Administración Pública contempla varios planes de financiación para dinamizarlo. La Generalitat de Catalunya concede ayudas que van desde la renovación de los equipamientos informáticos y tecnológicos de las galerías a la participación de estas en ferias internacionales, corriendo con los gastos que comporta su presencia en este tipo de acontecimiento, siempre que promocionen artistas catalanes. En cambio se olvida en muchas ocasiones de los que verdaderamente sufren la precariedad del sector: los mismos artistas, que según Artes Economics sólo el 32% disfrutan de la tranquilidad de tener una relación estable con alguna galería. Hay países como Suiza que optan por invertir el mecanismo: las ayudas van dirigidas a los artistas, puesto que se entiende que una galería es un negocio más que no tiene que tener ayudas extras que otros sectores no tienen, jugando con la idea frívola y poco cercana que se tiene del galerismo.
Galería 2.0?
A pesar de que Catalunya es un gran centro económico dentro del Estado español, el conjunto del país no se caracteriza para ser un mercado potente dentro de la escena internacional. Según el informe publicado por Art Basel y UBS Report sobre el comercio del arte el 2017, las ventas en el mercado Español han aumentado un 7% anual y ha crecido en un 42% desde 2009. A pesar de esta gran suma, la cuota que aporta nuestro país al conjunto europeo es tan sólo del 2%. De estos valores, el 80% es aportado por las galerías, que llegaron a mover 310 millones de euros a todo el Estado el mismo 2016.
Abrirse en el mundo 2.0 y captar el público joven son los retos de futuro de la recuperación del sector galerístico barcelonés
Además hay que notar que los precios en España siguen siendo relativamente bajos si se comparan con sus homólogos europeos y globales, puesto que mientras una obra está tasada en la media global en 10.545 de euros, la media en España se sitúa en 4.870 de euros, de este modo un Picasso o un Plensa nos saldrán más económicos si los compramos en Madrid o en Barcelona que si lo hacemos en Londres o Nueva York. A pesar de esta supuesta aventaje económica para los compradores, las galerías hacen caja a las ferias internacionales como las de Art Basel, Frieze o Tefaf Maastritch, pues estas representan el 41% de las ventas anuales de una galería.
Según el mismo informe de Art Basel, los principales problemas que tiene que afrontar el mercado del arte en los años a venir son, aparte de la inestabilidad política y económica, la busca de nuevos compradores interesados junto con una financiación justa. El camino a seguir para recuperar el sector en el ámbito barcelonés pasaría para volver a conectar con el público, especialmente con el más joven; apostar por propuestas de calidad junto con la capacidad para restablecer la honestitat y confianza que falta por parte de los compradores y abrirse al mundo 2.0.
Alex Nogueras, presidente de la asociación Arte Barcelona y galerista, es optimista y afirma que la asociación sigue ganando miembros cada año, y a pesar de que reconoce que el coleccionismo local se ha reducido, afirma que muchas galerías han optado por abrir fronteras más allá del espacio físico del local estrenándose en el mercado del mundo 2.0 e interacionalitzant-se con la presencia constante a las ferias. El camino a seguir para recuperar el sector en el ámbito barcelonés pasaría para volver a conectar con el público, especialmente con el más joven; apostar por propuestas de calidad junto con la capacidad para restablecer la honestitat y confianza que falta por parte de los compradores y abrirse al mundo 2.0.