La semana pasada participé en una jornada sobre sostenibilidad y economíacircular, organizado por la Fundación Indicis, encuadrada en el seno de las actuaciones encaminadas a ayudar a empresas, diseñar y asumir, en plenitud, los objetivos de desarrollo sostenible. La jornada se inició con algunos datos que frecuentemente pasan desapercibidos, pero que evidencian que las cosas no se están haciendo bien, probablemente porque las empresas, las organizaciones y las Administraciones, con frecuencia, piensan y actúan a corto y medio plazo, olvidándose de los aspectos que, si bien son capitales en cuanto a lo que viene, aportan beneficios o reconocimientos significativos a largo plazo.
"Consumimos mucho más de lo que nuestro entorno puede producir: en ocho meses consumimos los recursos que la naturaleza repone en 12 meses"
Entre los datos que se pusieron sobre la mesa, para iniciar el debate, destacan que los cruceros que llegan a Barcelona emiten los óxidos de nitrógeno (NOx) equivalentes al 28% del NOx emitido por todos los turismos que circulan por la ciudad, que en las grandes ciudades españolas, las que reúnen casi el 50% de los ciudadanos del Estado, la temperatura se ha incremento un grado de media en los últimos 30 años, siendo Barcelona la que más lo ha incrementado con 1,89 grados. También se hizo referencia que el consumo de plástico sigue creciendo y que el próximo año se fabricarán 350 millones de toneladas, casi un 900% más que hace 40 años, recordando, la crisis climática que sufrimos, de calentamiento del ártico es notorio, lo hace doblando la media del planeta. Sin olvidar que el impacto sobre el planeta de la actual forma de vida (huella ecológica), compararlo con la biocapacidad de la Tierra, comporta una sobreexplotación de los recursos del planeta a un ritmo insostenible. Consumimos mucho más de lo que nuestro entorno puede producir. De hecho el sobreconsumo ecológico comporta que en ocho meses consumimos los recursos que la naturaleza requiere 12 meses para su reposición.
Los datos anteriores evidencian que el freno más grande y amenaza del bienestar y el desarrollo humano es la malversación de los recursos naturales que conduce a la destrucción del planeta. Por eso necesitamos poner en marcha estrategias y actuaciones para progresar hacia un modelo económico que armonice simbióticament desarrollo y medio ambiente. Un modelo que se anticipe a un futuro de cambios inciertos implementando con determinación los criterios de desarrollo sostenible déficits por la ONU.
Acontece imprescindible poner en marcha proyectos con criterios a medio y largo plazo, 15 o 20 años, encaminados a lograr los retos propios de la sociedad 4.0, de la sostenibilidad y la economía circular. Una sociedad tecnificada, hiperconnectada, autónoma, informada, sensibilizada en cuanto a la sostenibilidad y a la vez, interdependiente. Entender nuestros desafios y entomar los retos asociados a un modelo productivo y de desarrollo humano sostenible obligan, no sólo a que los productos incorporen en su ADN todos los aspectos propios de una economía circular, sino también a convertir los residuos en producto; a proteger el medio ambiente, luchando contra el cambio climático y avanzando en autoabasto energético.
"Se tiene que grabar las actuaciones que deterioren el equilibrio climático y reequilibrar el territorio"
Un conjunto de medidas que, si bien son imprescindibles como se constató en la jornada que hacía referencia, no son suficientes. Sigo creyendo que es requerido, por un lado grabar las actuaciones que deterioren el equilibrio climático, instaurando tasas que penalicen, entre otros, las emisiones de CO2, la movilidad innecesaria de bienes y personas, o los diferenciales de legislación ambiental, con el fin de aportar recursos para reparar la destrucción asociada a la sobreexplotación, y eliminar la pobreza. Y por otro, distribuir la actividad económica y los servicios considerando la totalidad de las áreas geográficas que configuran los estados y las naciones, trabajando para reequilibrar el territorio dado que las grandes ciudades acontecen uno de los primeros factores de deterioro de la sostenibilidad para la concentración de actividad económica, la movilidad y las problemáticas propias de toda concentración humana.