Hace tres meses que Donald Trump es presidente de los Estados Unidos y ya podemos tener por seguro que su administración hará historia. En especial en cuanto al medio ambiente, porque este martes firmará la orden ejecutiva que pone fin a las limitaciones al sector del carbón que había iniciado su predecesor, Barack Obama. Esta iniciativa responde al plan An America First Energy Plan, el documento de una sola hoja en que se describe la política energética de la nueva administración y que fue publicado el día siguiente de la victoria electoral del empresario.
Con la firma de este martes, Trump hace un giro de 180 grados a las políticas propuestas el 2015 por Obama, la Unión Europea y la China a la Conferencia de París. "Dentro del camino dictado por París, muchos países iban a dejar el carbón. Trump quiere recuperarlo", explica Mariano Marzo, catedrático de Recursos Energéticos de la Universitat de Barcelona. "Nos encontramos ante una nueva era para la explotación de carbón, petróleo y gas en los Estados Unidos", añade el experto durante una conferencia sobre política energética y medioambiental de la Administración Trump, organizada por Esade y dónde también ha participado el catedrático de Economía, Francesc Xavier Mena.
Una nueva (y vieja) política energética
La estrategia energética que Trump comienza este martes supone un cambio de paradigma; pero también implica un regreso al viejo modelo energético basado en los combustibles fósiles. El plan no cita en ningún momento el cambio climático, la energía nuclear o las renovables; y pone énfasis a potenciar los combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón).
Los Estados Unidos son el segundo país con mayor producción de carbón del mundo, sólo detrás de la China. Además, como indica el profesor Mena, "ya tienen independencia energética en gas natural. Y pronto lo serán en otros sectores como el petróleo". "Hasta el año 1973, los Estados Unidos exportaba más petróleo que no importaba. Uno de los objetivos de Trump es volver a ser autosuficiente en este ámbito", explica el experto.
Todo ello se enmarca en el mismo lema de Trump: America First. "Trump no ha hecho más que poner en práctica el que había prometido en campaña: hacer que el que se consuma en los EE.UU. se produzca en el país, y potenciar el sector del carbón", argumenta Mena. Además, según el catedrático de Esade, el precio del gas en los Estados Unidos está por tierra; y esto es el que quiere Trump para hacer que las empresas sean más competitivas y las familias tengan más dinero. El presidente de los Estados Unidos también quiere lograr la autosuficiencia energética para evitar la dependencia de los países del Golfo. Desatarse de Arabia Saudí en el consumo de petróleo, por ejemplo, permitiría a Trump apoyar con más libertad en Israel, lo liberaría de una alianza incómoda y le daría más margen de maniobra en la lucha contra el terrorismo islámico.
En definitiva, Trump busca la autarquía y para hacerlo quiere penalizar las importaciones de combustibles fósiles y eliminar cualquier tipo de restricción al sector dentro de los Estados Unidos. "Trump quiere subir un 20% las tasas al petróleo extranjero para no depender de la OPEP", dice Mena. También, como indica Marzo, "Trump está hablando de una rebaja a los impuestos en la exploración de gas y petróleo y ya está buscando recursos en la Ártico, revocando una prohibición de Obama".
El profesor Francesc Xavier Mena durante la conferencia. Esade
La reacción del sector dentro y fuera de los Estados Unidos
Las políticas de Trump son una gran noticia para las empresas norteamericanas del sector del petróleo y el gas; pero sobre todo para las del carbón. "Las compañías de los Estados Unidos dedicadas al carbón son las que más subieron a la bolsa el día que ganó Trump", comenta Mena, "tres de las cuatro empresas más importantes del sector en los Estados Unidos estaban en suspensión de pagos y vieron subir sus acciones."
WorldOil , la revista de referencia en el sector del petróleo, califica de pesadilla los ocho años de regulación de Barack Obama y, en cambio, considera a Trump mucho más friendly en el desarrollo de hidrocarburos. "La gente del sector no esconde que esperan que el control republicano al Congrès y el Senado elimine las leyes iniciadas por Obama", advierte Marzo.
Al exterior, quien se mira con preocupación las políticas de Trump es la Unión Europea, la China y el conjunto de la OPEP. Los dos primeros, porque ven como sus intentos para apostar por las energías renovables sufrirán un llevar revés. Y los países árabes de la OPEP, porque pueden perder un aliado y millones de dólares en la exportación de petróleo. "Si los Estados Unidos no dependen del Oriente Medio energéticamente, estos países lo pierden como protector", indica Mena. Quién se lo mira todo con buenos ojos, en cambio, es Vladimir Putin. No es para menos, Rusia es el mayor productor de gas del mundo y uno de los países que emite más gases de efecto invernadero.
Tendencias por el futuro
Para visualizar los siguientes pasos en las políticas ecológicas y energéticas de Trump, concluyen ambos expertos, sólo hay que dar un vistazo a su gabinete. Rex Tillerson, el nuevo secretario de Estado, ha sido CEO de la petrolera ExxonMobil y ha recibido la medalla a la Orden de la Amistad de manso del presidente ruso Vladimir Putin. La nueva cabeza de la EPA, la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt, considera que el dióxido de carbono no es el contribuïdor principal del calentamiento del planeta. Y el mismo Trump ha llegado a negar la existencia del cambio climático, que en un tuit atribuyó a una invención de la China.
Francesc Xavier Mena prevé ampliaciones en los oleoductos dentro de los Estados Unidos, cambios en las relaciones con el Próximo Oriente, perjuicios por el coche eléctrico y palos a la rueda a la lucha contra el cambio climático. "Trump ya ha eliminado todas las ayudas norteamericanas a las Naciones Unidas en temas de medio ambiente", explica. Mariano Marzo, por su parte, prevé "un acercamiento en las relaciones de los Estados Unidos en Rusia y una alianza entre estas dos grandes potencias en hidrocarburos".
El profesor de Esade considera que, a pesar de que todavía está para ver como reaccionarán el resto de países, la oposición demócrata, la prensa o los mismos miembros del partido republicano; todo parece indicar que Trump conseguirá cambiar por completo el modelo energético de su país, y afectará el de terceros. "Nos acercamos a una situación que no hemos visto nunca antes", afirma el experto.
Con la firma de este martes, Trump hace un giro de 180 grados a las políticas propuestas el 2015 por Obama, la Unión Europea y la China a la Conferencia de París. "Dentro del camino dictado por París, muchos países iban a dejar el carbón. Trump quiere recuperarlo", explica Mariano Marzo, catedrático de Recursos Energéticos de la Universitat de Barcelona. "Nos encontramos ante una nueva era para la explotación de carbón, petróleo y gas en los Estados Unidos", añade el experto durante una conferencia sobre política energética y medioambiental de la Administración Trump, organizada por Esade y dónde también ha participado el catedrático de Economía, Francesc Xavier Mena.
Una nueva (y vieja) política energética
La estrategia energética que Trump comienza este martes supone un cambio de paradigma; pero también implica un regreso al viejo modelo energético basado en los combustibles fósiles. El plan no cita en ningún momento el cambio climático, la energía nuclear o las renovables; y pone énfasis a potenciar los combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón).
Los Estados Unidos son el segundo país con mayor producción de carbón del mundo, sólo detrás de la China. Además, como indica el profesor Mena, "ya tienen independencia energética en gas natural. Y pronto lo serán en otros sectores como el petróleo". "Hasta el año 1973, los Estados Unidos exportaba más petróleo que no importaba. Uno de los objetivos de Trump es volver a ser autosuficiente en este ámbito", explica el experto.
Todo ello se enmarca en el mismo lema de Trump: America First. "Trump no ha hecho más que poner en práctica el que había prometido en campaña: hacer que el que se consuma en los EE.UU. se produzca en el país, y potenciar el sector del carbón", argumenta Mena. Además, según el catedrático de Esade, el precio del gas en los Estados Unidos está por tierra; y esto es el que quiere Trump para hacer que las empresas sean más competitivas y las familias tengan más dinero. El presidente de los Estados Unidos también quiere lograr la autosuficiencia energética para evitar la dependencia de los países del Golfo. Desatarse de Arabia Saudí en el consumo de petróleo, por ejemplo, permitiría a Trump apoyar con más libertad en Israel, lo liberaría de una alianza incómoda y le daría más margen de maniobra en la lucha contra el terrorismo islámico.
En definitiva, Trump busca la autarquía y para hacerlo quiere penalizar las importaciones de combustibles fósiles y eliminar cualquier tipo de restricción al sector dentro de los Estados Unidos. "Trump quiere subir un 20% las tasas al petróleo extranjero para no depender de la OPEP", dice Mena. También, como indica Marzo, "Trump está hablando de una rebaja a los impuestos en la exploración de gas y petróleo y ya está buscando recursos en la Ártico, revocando una prohibición de Obama".
El profesor Francesc Xavier Mena durante la conferencia. Esade
La reacción del sector dentro y fuera de los Estados Unidos
Las políticas de Trump son una gran noticia para las empresas norteamericanas del sector del petróleo y el gas; pero sobre todo para las del carbón. "Las compañías de los Estados Unidos dedicadas al carbón son las que más subieron a la bolsa el día que ganó Trump", comenta Mena, "tres de las cuatro empresas más importantes del sector en los Estados Unidos estaban en suspensión de pagos y vieron subir sus acciones."
WorldOil , la revista de referencia en el sector del petróleo, califica de pesadilla los ocho años de regulación de Barack Obama y, en cambio, considera a Trump mucho más friendly en el desarrollo de hidrocarburos. "La gente del sector no esconde que esperan que el control republicano al Congrès y el Senado elimine las leyes iniciadas por Obama", advierte Marzo.
Al exterior, quien se mira con preocupación las políticas de Trump es la Unión Europea, la China y el conjunto de la OPEP. Los dos primeros, porque ven como sus intentos para apostar por las energías renovables sufrirán un llevar revés. Y los países árabes de la OPEP, porque pueden perder un aliado y millones de dólares en la exportación de petróleo. "Si los Estados Unidos no dependen del Oriente Medio energéticamente, estos países lo pierden como protector", indica Mena. Quién se lo mira todo con buenos ojos, en cambio, es Vladimir Putin. No es para menos, Rusia es el mayor productor de gas del mundo y uno de los países que emite más gases de efecto invernadero.
Tendencias por el futuro
Para visualizar los siguientes pasos en las políticas ecológicas y energéticas de Trump, concluyen ambos expertos, sólo hay que dar un vistazo a su gabinete. Rex Tillerson, el nuevo secretario de Estado, ha sido CEO de la petrolera ExxonMobil y ha recibido la medalla a la Orden de la Amistad de manso del presidente ruso Vladimir Putin. La nueva cabeza de la EPA, la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt, considera que el dióxido de carbono no es el contribuïdor principal del calentamiento del planeta. Y el mismo Trump ha llegado a negar la existencia del cambio climático, que en un tuit atribuyó a una invención de la China.
The concept of global warming was created by and for the Chinese in order tono make Uno.S. manufacturing non-competitive.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 6 de noviembre de 2012
Francesc Xavier Mena prevé ampliaciones en los oleoductos dentro de los Estados Unidos, cambios en las relaciones con el Próximo Oriente, perjuicios por el coche eléctrico y palos a la rueda a la lucha contra el cambio climático. "Trump ya ha eliminado todas las ayudas norteamericanas a las Naciones Unidas en temas de medio ambiente", explica. Mariano Marzo, por su parte, prevé "un acercamiento en las relaciones de los Estados Unidos en Rusia y una alianza entre estas dos grandes potencias en hidrocarburos".
El profesor de Esade considera que, a pesar de que todavía está para ver como reaccionarán el resto de países, la oposición demócrata, la prensa o los mismos miembros del partido republicano; todo parece indicar que Trump conseguirá cambiar por completo el modelo energético de su país, y afectará el de terceros. "Nos acercamos a una situación que no hemos visto nunca antes", afirma el experto.
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