• Economía
  • Hacia la gran bolsa europea: así es el escudo de la UE para resistir los aranceles de Trump

Hacia la gran bolsa europea: así es el escudo de la UE para resistir los aranceles de Trump

Lagarde (BCE) insiste en reactivar el proyecto de la Unión de los Mercados de Capitales 10 años después, mientras que España y Francia lideran las propuestas

Un panel del Ibex 35, en el Palau de la Bolsa | EP
Un panel del Ibex 35, en el Palau de la Bolsa | EP
Carlos Rojas | VIA Empresa
Periodista
Barcelona
22 de Febrero de 2025

"A veces, Europa es tan lenta a la hora de regular que se llega a un estado de parálisis". Esta frase de Marcos Urarte en el pódcast L'empresa al dia es perfectamente aplicable a uno de los viejos sueños europeos: la Unión de los Mercados de Capitales (UMC). Tal como indica su nombre, la idea es unir los mercados de capitales y mejorar el acceso al financiamiento de las empresas y proyectos de inversión europeos. ¿Cómo? Entre otras cosas, a través de la integración de unos criterios compartidos que permitan hacer realidad una gran bolsa común. El proyecto nació en 2015 y prácticamente no ha progresado desde entonces debido a la falta de acuerdos entre los estados miembros. Desde la presentación, se han planteado 55 propuestas normativas y 50 iniciativas no legislativas, pero ninguna de ellas ha tenido mucho recorrido.

 

Cada año, los europeos destinamos 300.000 millones de euros de nuestros ahorros a empresas de fuera del Viejo Continente, principalmente de Estados Unidos. Buscamos poner nuestro dinero a trabajar, pero no elegimos Europa. Una fuga considerable en un marco en que el proteccionismo gana terreno, espoleado por la llegada de Donald Trump. Según los informes de Enrico Letta y Mario Draghi, la UMC permitiría redirigir este flujo y que se reinvierta en casa. Y no solo eso: alrededor de un 33% de los ahorros actuales de los europeos (11,5 billones de euros) permanecen intactos en los depósitos bancarios o en efectivo. Es un dinero que no se mueve y que la UMC también podría activar para ganar competitividad.

Lagarde (BCE) propone impulsar una norma europea de ahorro, crear una comisión europea de bolsa y valores y desarrollar un ecosistema para el capital riesgo como soluciones

El gran hándicap del proyecto es que cada estado miembro de los Veintisiete quiere modificar la ley a su favor. Es "la muerte por mil cortes", según Christine Lagarde, actual presidenta del Banco Central Europeo (BCE). Ella es quien está intentando reanimar el proyecto: "Si los hogares de la UE alinearan la ratio de depósitos y activos financieros con la de los hogares norteamericanos, se podría reorientar un stock de hasta ocho billones de euros hacia inversiones a largo plazo, lo que supondría un flujo de unos 350.000 millones anuales", afirmó el pasado noviembre.

 

¿Y cómo se lleva a cabo la UMC? Lagarde estableció tres soluciones que, en realidad, son respuestas a las actuales problemáticas de competitividad, innovación y guerra comercial:

  1. Impulsar una norma europea de ahorro. Esta ofrecería incentivos fiscales armonizados a los estados miembros y se encargaría de facilitar la inversión en productos transparentes y asequibles.
  2. Crear una comisión europea de bolsa y valores. Sería un organismo jurídico que actuaría al margen de cada regulador nacional. La idea sería hacer llegar el ahorro europeo a un gran mercado de capitales europeos y evitar la gran frontera nacional de cada país.
  3. Desarrollar un ecosistema para el capital riesgo. Fomentar este entorno permitiría más inversiones en sectores y compañías innovadoras en Europa. "Menos empresas de alto crecimiento significa menores valoraciones de las acciones y liquidez en los mercados de la UE y menores rendimientos para los ahorradores", apuntó Lagarde.

El estado español, el gran impulsor

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo | ACN
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo | ACN

Desde la llegada de Pedro Sánchez al poder, el estado español ha tenido como prioridad ser relevante en el proyecto europeo. Por eso, no resulta ninguna sorpresa que el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, sea quien más esté insistiendo en reactivar la UMC. El pasado 7 de octubre, en Luxemburgo, presentó ante sus homólogos europeos una serie de propuestas con el objetivo de movilizar capital y acortar la brecha de inversión respecto a Estados Unidos. Lo hizo conjuntamente con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el cual está presidido por la exvicepresidenta española Nadia Calviño. La premisa era clara: "Las empresas europeas deben permanecer en Europa", indicó Calviño.

Ahora bien, es muy complicado garantizarlo. Una startup europea puede encontrar hasta cinco veces más dinero en EE. UU. que en el Viejo Continente, según el BEI. Esta circunstancia produce la gran fuga de inversión que lastra la competitividad comunitaria. Por eso, Cuerpo y Calviño propusieron varias ideas:

  • Ampliar la iniciativa European Tech Champions. Esta buscaba mejorar el financiamiento de startups tecnológicas, un sector clave para la innovación y la competitividad.
  • Impulsar una plataforma de salida para estas startups tech. En concreto, esta entidad ayudaría primero a financiar la adquisición y después la cotización en bolsa de estas firmas.
  • Instaurar un "laboratorio de ideas". Dada la dificultad de alcanzar un gran pacto entre los 27 estados miembros, Cuerpo planteó llegar a pequeños acuerdos entre al menos tres países y avanzar en propuestas legislativas. Puso un ejemplo: crear una normativa común para las calificaciones de las pymes. Para profundizar en esta propuesta, el estado español ha convocado a los ministros europeos de Economía el próximo 13 de marzo en Valencia. La idea es cerrar un primer proyecto de inversión paneuropeo a partir de su iniciativa.

No es la primera vez que se habla de estas pequeñas coaliciones. El ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, ya propuso esta idea hace un año, pero sus palabras no tuvieron ningún efecto práctico. La convocatoria valenciana es el primer paso firme, y algunas entidades como el Banco de los Países Bajos han saludado este modelo cooperativo.

La gran bolsa europea, ¿sueño o delirio?

Edificio del Banco Central Europeo en Frankfurt | iStock
Edificio del Banco Central Europeo en Frankfurt | iStock

El pasado jueves, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, instó a los Veintisiete a "avanzar" en una serie de cuestiones que "prioricen los intereses de Europa antes que los nacionales". No mencionó directamente la creación de una gran bolsa europea, pero esta podría surgir como resultado directo de la UMC. Integrar todas las bolsas del Viejo Continente en una es un proyecto que defienden muchos economistas como el doctor Jordi Martí, profesor de la Universidad de Barcelona (UB). "Se debería haber hecho antes y cuanto más pronto se lleve a cabo, mejor", explica a VIA Empresa. El catedrático Oriol Amat coincide con los dos diagnósticos y lamenta que a Europa "le falte dimensión en ciertos puntos".

Otros, como el ingeniero y escritor Xavier Roig, confiesan que lo ven "muy verde" y recuerdan que antes hacen falta "decisiones políticas, como forzar la desregulación en las bolsas nacionales y ponerlas bajo un mismo paraguas europeo". Dicho de otra manera, Roig quiere que las condiciones para operar en la banca sean "las mismas en Francia y en España" o que "un austriaco pueda donar ahorros a un barcelonés sin problemas".

Hasta 1992, cuando se creó el Ibex-35, España sufría una fragmentación bursátil entre cuatro mercados regionales: Madrid, Bilbao, Valencia y Barcelona

El salto es considerable, pero la integración de las bolsas es algo que se ha ido haciendo desde hace décadas. En el Estado, el mercado único es el Ibex-35, que nació en 1992. Hasta entonces, las empresas que salían a bolsa debían elegir entre cuatro grandes mercados regionales: Madrid, Bilbao, Valencia y Barcelona. Así, grandes firmas como Telefónica debían cotizar entre estas cuatro bolsas. La unión simplificó las cosas, aunque hoy las cuatro continúan existiendo para que las empresas de menor tamaño puedan cotizar en un mercado más cercano.

Ahora, Amat cree que se debe ampliar este salto a escala europea. "Sería importante disponer de un mercado único para empresas muy grandes y que permita competir con Londres, Nueva York o Asia. Y, al mismo tiempo, mantener las bolsas locales para compañías de una dimensión reducida", explica. Y cita a Estados Unidos como ejemplo: "Hace 40 años tenían muchos más mercados que hoy. Ahora está el New York Stock Exchange, pero además existe el Nasdaq para tecnológicas o el mercado para los derivados de Chicago, por ejemplo".

Martí coincide y añade que un gran mercado único generaría "muchísima más liquidez" en el panorama y "abriría oportunidades y segmentos de mercado nuevos". ¿Las grandes beneficiadas? Las pymes. "De esta manera, los fondos de inversión y los particulares podrían comprar acciones de pequeñas y medianas empresas y no tendrían que recurrir siempre a los blue chips", insiste. Siguiendo este ejemplo, Roig recuerda que las pymes no deberían sufrir tanto en ciertas "situaciones de inactividad" financiera como la que ha generado la OPA hostil del BBVA sobre el Banc Sabadell. "Los empresarios no tienen con quién hablar porque ambos bancos solo piensan en la OPA", critica.

El EuroCTP, ¿un primer paso?

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo | Europa Press
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo | Europa Press

En realidad, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) ya está dando pasos en este sentido. En 2023 se puso en marcha el EuroCTP, una empresa conjunta de 14 bolsas europeas que pretende consolidar los datos del mercado en tiempo real. La idea es esquivar la fragmentación bursátil que hay en Europa y poder tener un gran indicador unificado de precios, volúmenes y cotizaciones de activos financieros en todas las bolsas de la UE. El proyecto se activará este año y dispondrá de un consejo de administración propio, con representantes de las 14 bolsas que lo forman. Entre ellas, algunas muy relevantes como la Deutsche Börse, el Euronext o el Nasdaq Nordic.

Hay que decir que esta iniciativa no es un prototipo de una hipotética gran bolsa europea, pero sí hay aspectos destacables. Sentar a los países escandinavos en una misma mesa con los del sur de Europa es un hito a valorar. "Son muy proteccionistas con sus empresas, que son más bien industriales y no tan financieras. Las compañías industriales se deben cuidar de una manera pacífica", analiza Martí. Según el economista, esta filosofía se vuelve aún más relevante si se observan las caídas de firmas estratégicas como Nokia o Skandia en los últimos años.

Los países escandinavos siempre han mostrado un recelo especial a grandes proyectos compartidos con Europa por su carácter proteccionista

Dar el paso definitivo hacia una bolsa común, sin embargo, será otra historia. "Es complejo porque los estados pierden poder. España perdería la capacidad de fusionar los bancos o de autorizarlas", recuerda Roig. Este hecho siempre ha generado un particular recelo en el norte de Europa, especialmente cuando se trata de unir fuerzas con países del sur en macroproyectos financieros. Las diferencias culturales y de gestión de capital supondrán un verdadero reto para Lagarde. El camino será largo, pero la Unión de los Mercados de Capitales acerca más que nunca el sueño de una gran bolsa europea.