Cataluña es el primer productor de carne de cerdo del Estado español. El 2017, la producción de porcino en España superó los 4 millones de toneladas, de las cuales 1,8 millones de toneladas se produjeron en el territorio catalán (un 41,8% del total), según datos extraídos de l'Informo del sector porcino 2017. Además, según Innovacc, el clúster del sector carni catalán, Cataluña exporta casi el 50% de la producción de carne de cerdo. Pero que hacemos con todos los estiércoles de los cerdos, especialmente en zonas tradicionalmente ganaderas como Osona o Las Garrigues?
La normativa exige controlar y limitar la cantidad de nitrógeno que se utiliza como fertilizante en los campos, pero esto requiere una inversión en nuevas infraestructuras y sistemas de almacenamiento que los pequeños productores ven difícil de asumir. Ante todo esto, el tratamiento de los purines en plantas de biogás abre la puerta a una nueva oportunidad de negocio para dar un uso a todo el excedente de purín que hay actualmente en algunas granjas catalanas. Una oportunidad que se presenta este viernes en Vic en el primer Salón del Biogás y el Tratamiento de Purines.
La culpa es de los purines
Normalmente se le da la culpa a los purines de la contaminación de las aguas y los acuíferos de Cataluña. Pero en algunas áreas sin granjas, estas áreas también están contaminadas por nitratos debido al uso de fertilizantes, sean químicos o de origen animal. "En Cataluña hay zonas vulnerables donde no hay ninguna granja. Por lo tanto, los causantes no son exclusivamente los ganaderos", apunta el responsable del sector porcino de la Unión de Labradores, Rossend Saltiveri. Sin embargo, es evidente que el exceso de granjas en algunos lugares puede haber ayudado a los altos niveles de nitratos.
Los purines contienen nitrógeno y el nitrato es una forma oxidada del nitrógeno. Cuando los purines entran en contacto con el suelo, el nitrógeno se oxida y si este se esparci por la tierra y llega a los acuíferos, entonces se contamina. Es por eso que los agricultores y ganaderos tienen que intentar fertilizar de la mejor manera posible, infiltrando los purines en el suelo, y en las cantidades necesarias y en el momento adecuado.
Además, las deyecciones ganaderas, como todos los estiércoles, contienen amoníaco, que si se esparci al aire, se desprende y llega a la atmósfera. Esto provoca malos olores y la creación de ácido nítrico, que es el precedente de la lluvia ácida. "Y también hay otro efecto colateral y es que si el amoníaco lo perdemos a la atmósfera, estamos perdiendo un recurso que se podría utilizar como fertilizante", explica el profesor emérito de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), Xavier Flotats. Pero los excrementos de los animales no sólo contienen amoníaco, sino también metano, un gas que provoca un efecto invernadero 23 veces superior al CO2.
Con todos estos problemas de contaminación, que hacemos con las deyecciones de los cerdos? Tanto Flotats como Saltiveri coinciden en el hecho que las granjas tienen que incrementar su capacidad de almacenamiento de los purines. Pero esto supone una inversión por los labradores que a veces es difícil de asumir.
Economía circular con las deyecciones ganaderas
Una de las soluciones para reducir la contaminación provocada por los purines es la creación de balsas exteriores cubiertas donde los ganaderos puedan almacenar los estiércoles de los animales durante el tiempo que no se utiliza como fertilizante. Hoy en día, todavía muchas granjas tienen una estructura antigua y las deyecciones del ganado se quedan debajo de los animales. "El ideal, y es una tendencia que ya se está haciendo en Europa, es que los labradores saquen los purines de la nave cada día y los traigan a unas balsas exteriores cubiertas que eviten que gases como el metano y el amoníaco se desprendan a la atmósfera", señala Flotats. Sin embargo, según el profesor de la UPC, de todas las granjas de Cataluña sólo 10 tienen balsas cubiertas, "una cifra muy baja", puntualiza.
Flotats, de la UPC: "No hay ninguna normativa que exija que las balsas de almacenamiento de purines sean cubiertas. Las que hay es por buena voluntad de los ganaderos"
El problema rae en el hecho que no hay ninguna normativa que exija que las balsas de almacenamiento de purines sean cubiertas. "Al final, todo el que se ha hecho ha estado por la buena voluntad del ganadero", apunta Flotats. Para el gerente de Innovacc, Eudald Casas, el pequeño ganadero tiene poca capacidad de inversión y no puede actuar demasiado, pero la conciencia por la buena gestión de los purines y de los fertilizantes ha mejorado mucho en los últimos años.
Otra solución es la creación de una planta de biogás. Estas plantas el que hacen es, por un lado, extraen el gas de los purines para generar energía y, de otro lado, permiten separar la parte líquida del purín de la sólida. De este modo, la parte sólida contiene muchos más nutrientes que se pueden utilizar como fertilizantes. "Además, en el momento en que se seca el purín, el metano se quema y se convierte en CO2, reduciendo el efecto invernadero", apunta Flotats.
El biogás, otro uso
El tratamiento de purines en plantas de biogás abre una oportunidad de negocio para los ganaderos en el ámbito de la economía circular. Gracias a la transformación de los purines en biogás, las granjas pueden utilizar esta energía para hacer funcionar la calefacción o tener agua caliente. En Europa, hay 17.662 plantas de biogás, de las cuales el 59% se ubican en Alemania. El segundo país con más instalaciones es Italia (1.555 plantas), seguido de Francia (717 plantas). España cuenta con 139 plantas de biogás, según datos facilitados por el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña.
Actualmente en Cataluña hay en funcionamiento 11 plantas de biogás en granjas que utilizan purines, sean de cerdo o de ternera. Cada año se bio digiere alrededor de 600.000 metros cúbicos de deyecciones, de las cuales más del 70% de estos excrementos son bio digeridos por cuatro plantas conjuntas: Bioenergía Almenar, Vag, Tracjusa y Sava.
Sin embargo, el profesor de la UPC alerta que en el caso de las granjas pequeñas, la capacidad que tienen de producir suficiente energía con el biogás no es muy elevada. "Si miramos la inversión económica de una planta de biogás sólo para producir energía, no sale por anticipado, pero tiene otras muchas ventajas", señala.
Así, las plantas de biogás transforman los purines de tal manera que elimina los malos olores, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, mejora las características de los purines como fertilizante y permite separar la parte líquida de la parte sólida del purín sin perder el nitrógeno que contiene, lo cual facilita su transporte a otras zonas del territorio.
El transporte del purín, una oportunidad de negocio?
Cataluña cuenta con comarcas, como Osona y Las Garrigues, donde predomina mucho la ganadería y están calificadas de zonas excedentàries de nitrógeno. Por ley, el límite de nitrógeno que se puede aplicar en el cultivo en áreas contaminadas por nitratos, las llamadas zonas vulnerables, es de 170 kilos de nitrógeno por hectárea y año. Así, que hacemos con el purín que sobra en las comarcas excedentàries? Una opción es transportarlo a lugares que tienen necesidad de fertilizante. Aun así, su transporte en zonas lejanas es complicado y costoso.
El purín, al estar compuesto en un 95% de agua y un 5% de sólidos, necesita camiones muy grandes para transportarlo. "Traer las deyecciones ganaderas de las zonas excedentàries a áreas lejanas genera unos costes que al final lo tiene que acabar asumiendo el sector", señala Saltiveri. Es por este motivo que una de las últimas soluciones tecnológicas es la combustión del purín seco. Las plantas de biogás permiten transformar los purines en seco recuperando prácticamente todo el nitrógeno. "Así, cuando antes tenías 100.000 toneladas de purín líquido a transportar, ahora sólotienes 5.000", ejemplifica Flotats.
En Cataluña, entre el 1999 y el 2003 se construyeron seis plantas de secado de purín mediante cogeneración con gas natural, pero el 2014 se cerraron todas por inviabilidad económica. Ahora hace un año se han vuelto a abrir tres de ellas, pero Saltiveri considera que se tendrían que volver a abrir las seis.
"A la larga, surge una oportunidad de negocio por los ganaderos de las zonas excedentàries de purín, que pueden vender este fertilizante a las zonas deficitarias", apunta Casas. Según el gerente del clúster carni porcino, se habla muy mal del purín de los animales, pero no tanto del fertilizante químico que se usa mucho más. "Quizás tiene más sentido que se pueda ir sustituyendo este fertilizante químico por un fertilizante orgánico que viene del mismo animal", añade.
Controlar (y facilitar) la tarea de los labradores
La contaminación por nitratos es un aspecto muy regulado por la Unión Europea desde el año 1991, que exige que no se supere el límite de 170 kilos de nitrógeno por hectárea. Además, según Flotats, desde Europa se ha aplicado este año un reglamento por el cual los agricultores y ganaderos que no apliquen los fertilizantes obtenidos a través de los purines de forma adecuada y mediante el método de infiltración, no recibirían subvenciones.
En Cataluña, el 2008 se elaboró el Plan de promoción de bio digestión de purines porcinos de Cataluña (2008-2012) para reducir las emisiones de CO2 mediante la bio digestión de 1.350.000 metros cúbicos de purín. Así mismo, el 2012 el Gobierno aprobó el Plan de la Energía y Cambio Climático de Cataluña 2012-2020 con el objetivo que el consumo de energía primaria procedente del biogás sea equivalente al 5,3% de las energías renovables.
Casas, de Innovacc: "A la larga, surge una oportunidad de negocio por los ganaderos de las zonas excedentàries de purín, que pueden vender el fertilizante a las deficitarias"
Por otro lado, el profesor de la UPC reivindica que no hay ninguna normativa ni ningún incentivo para favorecer que los labradores inviertan en la creación de balsas exteriores cubiertas para almacenar los purines. "El que le toca hacer a la Administración es facilitar las autorizaciones y los permisos para mejorar las infraestructuras y los equipos para una gestión más eficiente de los purines", añade Saltiveri.
La situación ha cambiado mucho hace cinco años a ahora, y la Administración cada vez está poniendo más recursos y está vigilando más la contaminación de las deyecciones ganaderas. "Al final, la combinación de control con que la gente invierta tiene que ser la solución", concluye Casas.