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¿Qué hay que hacer para desburocratizar la administración?

Cada administración debe saber que una nueva norma o una nueva obligación que impone sobre una persona, sea física o jurídica, es una obligación marginal, es decir, que recae sobre un conjunto de obligaciones preexistentes

La burocracia se convierte en una carga que no proporciona valía alguna | iStock
La burocracia se convierte en una carga que no proporciona valía alguna | iStock
Narcís Mir, ingeniero y miembro del Fera
Barcelona
12 de Noviembre de 2024

Este es el tercer artículo de una trilogía que tiene por objeto la burocracia. Los dos primeros, publicados también por Via Empresa, son: ¿Por qué es importante desburocratizar la administración?, y ¿Por qué es tan difícil desburocratizar la Administración? Debemos concluir, pues, explorando las estrategias para hacer frente a estas dificultades.

En primer lugar, ser conscientes de que hay un nivel de burocracia necesaria que aporta valor. Pretende evitar la discrecionalidad, dar garantías jurídicas e impedir prácticas corruptas. Nadie querría ser intervenido quirúrgicamente por un equipo de cirujanos, anestesistas, enfermeros y ayudantes que siguieran una conducta discrecional y no un protocolo previamente experimentado. Se le llama burocracia de profesionales. Pero superado este umbral, la burocracia se convierte en una carga que no proporciona ningún valor, sino que lo disminuye. Y este umbral, en nuestras administraciones, hace tiempo que se ha superado con creces.

En segundo lugar, la importancia de la situación de nuestro ordenamiento jurídico dentro del modelo continental en contraposición al ordenamiento jurídico anglosajón, este último mucho más orientado a dar responsabilidad a las personas. Dado que no podemos separarnos de nuestra tradición legislativa, sí que aquí podemos aproximarnos a ella. ¿Cómo? Ampliando el margen de autorización para el ejercicio de actividades y el reconocimiento de derechos mediante la Comunicación y la Declaración responsable. Esta mayor libertad para las personas debe ir acompañada de una mayor responsabilidad por parte de los particulares. Por ello, sería necesaria una revisión de los procesos actuales, tendiendo hacia un reconocimiento implícito ex-ante para luego aplicar un sistema de revisión muestral efectivo ex-post, con sanciones disuasorias. Es el sistema tradicional de las agencias tributarias de los países desarrollados.

Ampliando el margen de autorización para el ejercicio de actividades y el reconocimiento de derechos mediante la Comunicación y la Declaración responsable

El tercer factor, que no solo dificulta la lucha contra la burocracia, sino que la produce, son los diferentes niveles de administraciones, que imponen obligaciones sobre un mismo sujeto sin preocuparse de lo que hacen las otras administraciones. Crear comisiones de coordinación solo queda bien sobre el papel, pero no tiene ninguna utilidad. Cada administración debe saber que una nueva norma o una nueva obligación que impone sobre una persona, ya sea física o jurídica, es una obligación marginal, es decir, que recae sobre un conjunto de obligaciones preexistentes. Y este hecho sigue la ley de los costos marginales crecientes, es decir, representa para las particulares dificultades crecientes de cumplimiento. Por eso, estos costes son mucho mayores para las pequeñas empresas que para aquellas que tienen dimensiones que les permiten asumir más fácilmente la nueva obligación debido a sus economías de escala. Pero el tejido productivo de Catalunya es de pequeñas y medianas empresas y, por eso, las nuevas cargas son más onerosas. Para tomar conciencia de esta circunstancia, cualquier administración que quiera imponer una nueva obligación debería hacer previamente un análisis que atendiera los efectos de esta nueva imposición marginal. Y este análisis debería estar a disposición pública.

Alguien puede decir que este análisis es muy complejo, ya que tiene unas dificultades técnicas de complicada superación. Pero solo una aproximación que tenga en cuenta el conjunto de obligaciones a las que ya está sometida la persona sería enormemente beneficiosa.

Cada administración debe saber que una nueva norma o una nueva obligación que impone sobre una persona, ya sea física o jurídica, es una obligación marginal, es decir, que recae sobre un conjunto de obligaciones preexistentes

El último factor hace referencia a las resistencias internas que se despiertan en las organizaciones públicas ante un proceso de desburocratización. Lo expliqué con un ejemplo en el artículo ¿Por qué es tan difícil desburocratizar la Administración? Para hacer frente a esta situación creo que hay tres antídotos:

  • Para las resistencias internas, se requiere un liderazgo al máximo nivel y sostenido: Presidente, para la Generalitat, y alcalde, para los ayuntamientos.

  • Para los trabajadores públicos afectados, una explicación clara y comprometida de lo que se pretende con el proceso de desburocratización. Es necesario dejar claro el propósito de beneficiar a las personas.

  • Para las posibles resistencias en el juego parlamentario, se necesita un fuerte apoyo de la sociedad civil. El Foro de Entidades para la Reforma de la Administración (FERA) puede ser un colaborador en este sentido.

Dos consideraciones finales. Las empresas de consultoría no son útiles cuando ofrecen soluciones mágicas únicamente fundamentadas en la aplicación del elixir de la digitalización y no en la transformación digital. Si desde el principio se aclaran los propósitos de la administración contratante, entonces pueden representar una ayuda.

Si hoy la exigencia a los particulares, y especialmente a las empresas, es emprender un proceso de descarbonización, la exigencia a la administración pública es emprender un proceso de desburocratización. Ambas cosas, aunque con diferente trascendencia, comparten el hecho de ser externalidades negativas.