"Y si vamos acabando los helados del congelador?". Típica frase de los meses posteriores en verano, un momento de tránsito que para todo el mundo es extraño. Algunos ya tienen las pilas al 100% y prefieren no saber nada del verano (porque no sea más llevar decirle adiós) y otros todavía no se quieren deshacer. Por lo tanto, acabar con una de estos postres refrescantes, tanto de playa y tardes de calor a la sombra, es un plan magnífico, y más si hablamos de helados de kilómetro cero.
Exprimir el mercado del lácteo
Una propuesta interesante es la del Hayedo. Tiene helados de yogur, chocolate, vainilla, crema, café y turrón, en envases de 500 o 100 ml. o bien de 125 g. Formatos adaptados tanto para familias como para personas que viven solas, o bien hogares donde los gustos se asemejan más bien poco y el congelador no da para botes demasiado grandes. Sea como fuere, el consumidor está bien servido.
Seguramente esta es una de las marcas más conocidas a los lineales de refrigerados del súper, pero lo es por sus yogures, que se elaboran a la granja que tiene la cooperativa en Santa Pau (La Garrotxa). De allá también salen los helados, a pesar de que los primeros se hicieron desde una fábrica en el barrio de Bonavista de Badalona. El negocio fue tan bien, que el catálogo de sabores creció y dejó de ser sostenible y toda la producción se trasladó a tierras olotines.
El producto del Hayedo está compuesto de un mínimo del 30% de yogur de su granja y busca darle sabor con productos el máximo de naturales posible, como la vainilla o la fruta. La apuesta fue firme y acertada, porque la empresa tiene experiencia también en la elaboración de mermeladas. De hecho, el 2017 se produjeron 64 millones de kg de yogur y postres, 65.800 kg de helado y 48.400 kg de mermelada. Y llegaron a unos dos millones de consumidores.
Por supuesto, es también una buena estrategia si se tiene en cuenta que en los últimos siete años el consumo de leche ha caído un 6,1% y que crecer en el segmento del yogur y el helado es la opción predilecta para las empresas que se dedican.
Marca blanca, también de proximidad?
La opción clásica cuando se buscan helados es ir a los Magnum y Cornetto de toda la vida. Para quien no lo sepa, estos bombones y conos helados son de Unilever, empresa britànico-neerlandesa creada el 1930. Los comercializa a través de Frigo, con sede en Barcelona, una de las marcas más conocidas de la multinacional de entre las 400 que gestiona. Son una apuesta segura cuando hay invitados en casa, a pesar de que las marcas blancas del supermercado también pueden servir para sacar el capricho de helado.
En el caso de Unilever, la compañía tiene definido un plan de cara al 2020 porque sus materias primeras provengan de la agricultura sostenible. Es decir, que uno de los elementos a mimar sea la procedencia de proximidad. Y hoy por hoy ya se ha conseguido en más de la mitad de sus productos. Sin embargo, que el consumidor pueda saber la procedencia de cada una de las referencias al lineal que tiene la empresa puede ser una Odisea.
Pasa el mismo con los productos de la marca propia de los supermercados, de muchos se desconoce. Podemos saber, pero, que Mercadona, apuesta por los helados valencianos de Grupo Alicante y Helados Verano; El Corte Inglés tiene de la madrileña Crestas La Galleta; y Lidl, distribuye bajo la línea Gelatelli productos de la compañía catalana Fragua.
Pensar en el bolsillo
Si se pone sobre la mesa el precio, las propuestas anteriores son las más económicas. Ahora bien, son envases grandes. Para los hogares unipersonales o con gustos diferentes, la propuesta de marcas más pequeñas de ofrecer formatos diversos es ideal. Lo hace El Hayedo con precios que oscilan entre 1,5 euros y 6 euros según el paquete.
Donde se pueden encontrar? Aquí la empresa también jugó sus cartas. Caprabo y Buen Precio, cadenas catalanas, fueron de las primeras a incluir en los lineales El Hayedo. Hoy en día ya se pueden encontrar los helados a Carrefour, Spar, Eroski, Valvi, Sorli, Alcampo o Consumo, entre otros.
Otra buena opción son los helados de la Granja Armengol. El principal handicap es que no se venden a los supermercados, la empresa tiene sus propias tiendas. Igual que con la cooperativa de La Garrotxa, distribuye productos elaborados con la materia primera de las granjas que tiene en Vic. La empresa se creó el 1951 y distribuye todo tipo de productos lácteos.
Su oferta también es amplia: chocolate, vainilla, crema catalana y fresa, y con formatos de 125 ml y los clásicos de litro. El precio también es competitivo, entre 0,95 euros y 3,25 euros. Su punto fuerte, pero, es que son todo envases individuales y no hay que comprar un paquete con cuatro helados o más.