• Economía
  • La importancia de las elecciones en Alemania

La importancia de las elecciones en Alemania

Que uno de los países que más se oponen al endeudamiento de la UE sea Alemania no es una buena noticia. Si esto cambia, será más convencer a los frugales

Olaf Scholz, durante el G20 del Brasil | EP
Olaf Scholz, durante el G20 del Brasil | EP
Barcelona
21 de Noviembre de 2024
Act. 21 de Noviembre de 2024

Parece que la coalición de gobierno en Alemania ha llegado a su fin. Era una alianza que los germanos habían bautizado como "el semáforo". La razón es porque la componen tres partidos muy diferentes: los socialdemócratas (rojo), los liberales (naranja) y los verdes (verde). Aun así, hay que elogiar el componente de formalidad que todos ellos tienen y que les ha permitido funcionar sin demasiados escándalos durante tres años.

Conviene analizar las diferencias con lo que sucede en España (Generalitat o gobierno español) cuando se forma un ejecutivo de coalición: cada partido tiene unos determinados departamentos (ministerios o conselleries) y allí hace y deshace el que quiere, sin considerar la globalidad. Porque los acuerdos de gobierno aquí, en nuestra tierra, no son de coalición, sino de conveniencia, y se basan en un pacto entre los partidos que sigue el principio de "nos repartimos las carteras y ningún partido meterá las narices en el departamento del otro". Resultado: no hay un gobierno, sino tantos subgobiernos como partidos intervienen en el ejecutivo. Es así que Catalunya no tiene un verdadero gobierno desde que se marchó el president Pujol. Porque un gobierno necesita un director de orquesta potente que haga que el ejecutivo sea solo uno, homogéneo. Por eso, Catalunya está mal gobernada desde hace más de 20 años.

En Alemania sistema es diferente. Gobierno quiere decir, como en todo el mundo, un organismo ejecutivo de la democracia donde los acuerdos y el funcionamiento son solidarios. Y no solo de palabrería -que es lo que sucede aquí-, sino que se analizan solidariamente todas las decisiones en las cuales todos los miembros participan. Porque se trata de un mecanismo que tiene que funcionar encajado y coordinado. Como esto se ha roto en el gobierno alemán, y no parece que su electorado (recuerden el voto por distrito) acepte una solución "a la catalana", el canciller Olaf Scholz ha decidido convocar elecciones. Podemos denominar lo que ha sucedido en Alemania como crisis de gobierno. Pero la realidad es que estamos ante una buena oportunidad.

Scholz: una crisis de liderazgo

El canceller Scholz durante una conferencia de prensa | EP
El canciller Scholz durante una conferencia de prensa | EP

El canciller Scholz no ha sido un líder que cubriera las expectativas que acostumbra a ofrecer Alemania. Ni internamente, ni en el mundo. Y menos aún en Europa. ¿Que la señora Merkel dejó el listón muy alto? Probablemente. En cualquier caso, el gobierno alemán es un gobierno débil dirigido por un canciller que también parece débil. Todo ello ha sido una pena porque, fundamentalmente, ha impedido a los europeos disfrutar de la locomotora francoalemana. El presidente Macron no ha encontrado un interlocutor válido: ni en el ámbito político, ni para cubrir sus ambiciones europeístas.

A nosotros siempre viene alguien a salvarnos y nos subvenciona los vicios, pero los 'frugales' son salvadores. Por lo tanto, en caso de problemas, ¿quién salvará a los salvadores?

A pesar de todo, Alemania tiene un problema estructural muy gordo. Su constitución (lo que ellos denominan Ley Fundamental) fija un límite de deuda al 0,35% del PIB. Es curioso que los estados federados (länder) sí que pueden endeudarse más allá. El gobierno federal, no. Esto ha provocado varios problemas, como por ejemplo la insuficiente carencia de gasto público alemán en infraestructuras. Y si Alemania gasta poco, Europa se resiente. Pero, está claro, Alemania -como los otros estados llamados frugal- son de cultura protestante y, por principios, no quieren estirar más el brazo que la manga. Nosotros lo hacemos, porque siempre viene alguien a salvarnos y nos subvenciona los vicios, pero los frugales son salvadores. Por lo tanto, hay que poner atención, puesto que, en caso de problemas, ¿quién salvará a los salvadores?

Este obstáculo, la limitación de la deuda, va más allá y se planteó los años de la Gran Recesión del 2007 y nuevamente durante la covid. Si el gobierno alemán no se puede endeudar más allá del 0,35% del GDP para gasto interno, ¿puede realmente hacerlo formando parte de un colectivo llamado Unión Europea (UE) y apoyando la emisión de deuda común? El tribunal constitucional alemán tuvo que decir la suya. Si se trata de derecho, los acuerdos internacionales de los cuales se forma parte (en este caso de la UE) están por encima de las constituciones de cada estado. Aun así, no deja de rechinar. Parece como si la constitución alemana se tuviera que reformar. Y aquí es donde se ha abierto la oportunidad, ahora con las nuevas elecciones.

El actual líder de la CDU, el señor Friedrich Merz, parece que podría ser el nuevo canciller después de las elecciones del 23 de febrero. Es de esos que piensa que el límite de endeudamiento del 0,35% que impone la constitución alemana frena el crecimiento económico del país. Está dispuesto a proponer la reforma constitucional. Y esta es, para todos los europeos, una excelente noticia. Por varias razones. Si la economía alemana tensa, entonces todo irá mejor, sin duda. Por coletilla, no tenemos que olvidar que el informe Draghi señala, sobre todo, la necesidad de obtener 800.000 millones de euros anuales a lo largo de varios años -si queremos relanzar Europa mediante la innovación y la productividad-. Que uno de los países que más se oponen al endeudamiento de la UE sea Alemania no es una buena noticia. Si esto cambia, todo será más fácil a la hora de convencer a los frugales.

Europa tiene mucho dinero -más que Estados Unidos- ahorrados, inmovilizados, de los cuales se obtienen exiguos ingresos por el rendimiento de capital. Actualmente, muchos van al inmobiliario -¿dónde, si no?-, creando las tensiones que todos conocemos. Canalizar esta enorme bolsa de dinero es un trabajo que podría llevar a cabo la UE para invertirlos en su futuro productivo. Si en Alemania gobierna el señor Merz, las cosas serán más llevaderas.