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Crujientes, con sabor a nuez y llenos de proteína: ¿son los insectos el alimento del futuro?

Aunque para la cultura occidental sea algo poco común, más de dos billones de personas en el mundo consumen 1.900 especies de insectos diferentes

Más de dos billones de personas en el mundo comen insectos | iStock
Más de dos billones de personas en el mundo comen insectos | iStock
David Lombrana VIA Empresa
Periodista
Barcelona
31 de Enero de 2024
Act. 31 de Enero de 2024

La crisisalimentaria y la sobrepoblaciónhumana son dos de los principales retos que afronta un planeta Tierra cada vez más cerca de alcanzar los ocho billones de habitantes y con perspectivas de llegar a los 10 para 2050. Ambos desafíos se traducen, según el World Food Programme, en más de 345 millones de personas que se enfrentan a altos niveles de inseguridad alimentaria, motivo por el cual la industria se ve obligada a encontrar soluciones y alternativas que, además, sean sostenibles. Y es que, sin ir muy lejos, en nuestros parques y jardines se encuentra una prometedora posibilidad que está ganando cada vez más peso entre la comunidad científica: los insectos. Bien es cierto que, a primera vista, no se trata de la alternativa culinaria más atractiva para los consumidores, pero, sí que lo es para el planeta: la huella hídrica producida en la cría de insectos es casi cinco veces inferior a la producida en la cría de ganado y genera hasta nueve veces menos gases de efecto invernadero (GEI).

 

Si bien para buena parte de la población occidental puede suponer una idea demasiado disruptiva -tanto en el buen sentido, como en el malo-, para otras culturas como la asiática, el consumo de insectos es algo rutinario. Tanto es así que según la Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO) son más de dos billones de personas en el mundo las que incluyen en su dieta algunas de las más de 1.900 especies de insectos diferentes que se consumen, entre las que destacan los escarabajos y las orugas, que suman el 49% del consumo total. Teniendo en cuenta que, tal como apunta la International Platform of Insects for Food and Feed (IPIFF), la producción de alimentos derivados de insectos se multiplicará por 40 de cara a 2030, es inevitable preguntarse si los insectos acabarán convirtiéndose en la base de nuestra alimentación.

Más de dos billones de personas en el mundo comen insectos

En esta línea, el 58% de las 1.034 personas encuestadas por las profesoras de la Universitat Oberta de Catalunya Marta Ros, AnnaBach y AliciaAguilar en el estudio Consumers’ Acceptability and Perception of Edible Insects as an Emerging Protein Source respondieron que los insectos podrían convertirse, en un futuro, en una fuente alternativa y sostenible de proteína. "La situación de emergencia climática nos obliga a buscar alternativas y, los insectos, que han hecho un boom, pueden ser una opción a tener en cuenta", explica a VIA Empresa la coautora del estudio, Marta Ros, quien añade que "la gente está muy concienciada en que se tiene que dar un paso hacia adelante y, en general, hemos abierto un poco más la mente y no somos tan reticentes a la hora de probar este tipos de productos".

 

El asco: la principal barrera de los insectos en nuestra dieta

Aun así, no es lo mismo probar un producto que incluirlo en la dieta. Por este motivo, en el estudio realizado por las profesoras de la UOC, solo un 16% de los encuestados afirmó que a día de hoy sí que incluiría los insectos en su cotidianidad, ante el 82% que tiene claro que no lo haría. ¿Los motivos? En un 38% de los casos el asco es la principal razón, ante la falta de hábito (15%), las dudas sobre su seguridad (9%) o razones culturales (6%), entre otras. Pero todo apunta a que estos porcentajes se reducirán.

"Es un tema totalmente cultural", explica la investigadora, quien apunta que hay países donde estos están muy bien valorados y que algunas especies son, incluso, "una delicatesen": "Es cierto que en Europa, debido a las creencias religiosas y las plagas que ha habido, se dejaron de consumir, pero ha sido principalmente por un tema de seguridad alimentaria". "Ahora, sin embargo, las granjas de cultivo de insectos pasan por unos estándares de seguridad mucho más estrictos y desde la autoridad de la seguridad alimentaria ya se han dado permisos para su comercialización. A pesar de que a escala europea nos hemos distanciado de este consumo, existe la voluntad de encontrar su viabilidad", añade Ros.

Y es que las últimas regulaciones normativas al respecto han sido bastante recientes. Entre 2021 y 2022, se ha autorizado la comercialización de las larvas del escarabajo de la harina (tenebriomolitor), la langosta migratoria (locustamigratoria), el grillo doméstico (achetadomesticus) y las larvas de escarabajo piloto (alphitobiusdiaperinus). La forma de comercialización autorizada ha sido, principalmente, en tres formatos: desecado, congelado y en polvo. De este modo, las fórmulas a la hora de incluir estos insectos en nuestros menús se incrementan considerablemente. Por lo tanto, ¿será posible, en un futuro, comer hamburguesas de grillos? ¿Será posible acudir a establecimientos como el McDonalds y pedir una McGusano?

GrillCo: los grillos llegan a la mesa

Todo apunta a que, por ahora, esta posibilidad nunca llegará. "No habrá hamburguesas de insectos", asegura a VIA EmpresaAntoni Garcia Gabarra, miembro de la Comisión de Economía Agroalimentaria del Col·legi d’Economistes de Catalunya, quien detalla que "quizás habrá hamburguesas con un 10% o un 20% de harina de gusano o de grillo, por ejemplo". El experto ve "muy difícil" que en el futuro comamos insectos a palo seco y, por este motivo, se tendrán "que ocultar en formato harina o en formato pasta". Y, empresas como la barcelonesa GrillCo, se encargan precisamente de esto. Más o menos.

Si bien la firma se dedica a la producción de harina de grillos, también ha comenzado a vender grillos congelados. El equipo de GrillCo asegura que se trata de una "materia prima caracterizada por su alto valor proteico, su calidad y su sostenibilidad". Aunque la idea de llevarse un grillo a la boca, a priori, puede no parecer la más atractiva, la compañía destaca su sabor a nuez, su textura crujiente y sus propiedades nutricionales, al suponer una fuente de proteínas que cuenta con todos los aminoácidos esenciales, hierro, calcio, vitamina B12, zinc, Omega-3 y 6 y magnesio.

El cofundador de GrillCo, BernatMonter, coincide con Ros cuando afirma que la cultura europea ha sido uno de los principales obstáculos a la hora de incorporar los insectos en nuestra alimentación. "Es una barrera psicológica, en Asia, África o Sudamérica estas prácticas están mucho más extendidas", comenta a VIA Empresa el empresario, aunque, señalando las nuevas tendencias que se están originando en Europa, apunta que en Países Bajos se encuentra una de las mayores granjas de grillos del mundo.

De hecho, esta predisposición europea, impulsada por los últimos cambios regulatorios en materia de seguridad alimentaria, hizo que Monter cerrase la carnicería que puso en marcha a los 21 años para sumergirse en el mundo de los insectos, junto con sus socios FrancescPicornell y JulianaVillasante, quien, debido a su origen mexicano, conoce muy de cerca los chapulines. "Hablando con ella descubrí todos los beneficios de estos insectos y, al ver que se estaba produciendo un cambio de hábitos en las carnicerías, ya que los consumidores comienzan a mirar el impacto ambiental de los productos que consumen y que la agencia de salud pública de la Unión Europea había legalizado el procesamiento de la harina, decidí poner en marcha GrillCo", explica Monter.

100 gramos de ternera proporcionan 26 gramos de proteína, ante los 70 gramos que ofrecen los grillos

A pesar de ser una iniciativa muy joven, el empresario detalla que, junto con Picornell y Villasante, está consolidando su clientela. "La acogida de los grillos es muy positiva, de hecho, muchas empresas quieren modernizarse y ya conocen el producto, porque todas ellas están tratando de encontrar alternativas viables y saben que esta es muy escalable y que está teniendo muy buena acogida", explica el cofundador.

Esta buena acogida se entiende leyendo la letra pequeña: cada 100 gramos de carne de vaca proporcionan 26 gramos de proteína, frente a los 70 gramos que ofrecen los grillos. Pero es que, además, estos ofrecen 900 miligramos de Omega-3 y 50 de vitamina B12, 10 veces más que en el caso de la vaca, que supone 300 kilocalorías por cada 100 gramos frente a las 120 kilocalorías que atribuyen los grillos en la misma proporción. Si bien no todo el mundo se detiene a leer los detalles nutricionales, hay un sector al que no se le escapa ni uno: la nutrición deportiva. Por este motivo, Monter avanza que "será sin duda un mercado que explorará GrillCo".

100 gramos de ternera proporcionan 26 gramos de proteína, ante los 70 gramos que ofrecen los grillos | GrillCo
100 gramos de ternera proporcionan 26 gramos de proteína, ante los 70 gramos que ofrecen los grillos | GrillCo

"La carne no desaparecerá"

Aun así, el empresario tiene claro el papel que jugarán los insectos en el futuro: "La carne no desaparecerá, tampoco venimos a sustituirla, sino a ser un complemento. Posiblemente, la población disminuirá su consumo de carne y, por lo tanto, habrá más complementos, y estos pasan clarísimamente por los insectos". En esta misma línea, García Gabarra apunta que la base de la alimentación "debe seguir siendo vegetal" y destaca los beneficios de la alimentación mediterránea: "La dieta ideal es la mediterránea, ya que está compuesta por alimentos muy beneficiosos y deficitarios en la dieta occidental, como las frutas, las verduras, las legumbres, el aceite de oliva o los frutos secos". En esta línea, el experto también valora positivamente los beneficios de otras dietas, como la vegetariana o la vegana, que reducen entre un 20 y un 30% el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes adulta y obesidad.

Las dietas vegetarianas y veganas reducen entre un 20 y un 30% el riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes adulta y obesidad

Los otros roles de los insectos

A pesar de la metamorfosis que está experimentando la industria alimentaria debido a la introducción de los insectos, estos no se traducen únicamente en una solución para los humanos. También para el planeta. Según el informe IPIFF perspectives on the evolution of the European insect sector towards 2030: current EU regulatory status, existing opportunities and prospects for development, el organismo vaticina que los insectos, como fertilizante orgánico de la tierra en detrimento de los abonos químicos, pasarán de las 68.221 toneladas generadas en 2023 a las 2.855.232 en 2030.

El número de puestos de trabajo creados en Europa relacionados con la producción de insectos evolucionará de los actuales 3.400 a los 31.000 en 2030

Por su parte, Garcia Gabarra destaca otras funciones que los insectos llevarán a cabo en el planeta: "También serán utilizados para la alimentación en la acuicultura, las aves de corral y los cerdos, con el propósito de sustituir los piensos a base de cereales y soja". En este sentido, el experto señala que las 21.000 toneladas de insectos destinados a este ámbito evolucionarán, en el mismo período de seis años, a las 870.000. Este aumento de toneladas se traducirá, por lo tanto, en un aumento de miles de millones de larvas de escarabajo, grillos o langostas migratorias en la industria. ¿Cómo se integrarán? Con más manos: se prevé que el número de puestos de trabajo creados en Europa relacionados con la producción de insectos evolucionará de los actuales 3.400 a los 31.000 en 2030.