
De asociaciones, entidades, clubes y colectivos más o menos secretos del mundo de los negocios ya hemos hablado en algunas ocasiones, como es el caso de los Henokiens -la semana pasada- o del Círculo Mágico -hace ya más tiempo- y hoy toca desvelar otro. En 1971, un grupo de bancos, según algunas fuentes encabezados por Santander, decidieron establecer un consorcio llamado Inter-Alpha que nacía como alianza estratégica de una élite de bancos europeos.
El objetivo común era establecer una plataforma de cooperación para compartir conocimientos, desarrollar productos financieros conjuntos así como mejorar su competitividad en un mercado que comenzaba a globalizarse. La creación de esta entidad colaborativa se produjo en un entorno en que los bancos creaban clubes o asociaciones a diferentes niveles, como por ejemplo EAC/EBIC (1963), ABECOR (1971), Unico (1977) o Europartners (1970). Aunque Inter-Alpha nunca se ha tratado de ninguna organización secreta, lo cierto es que hay cierta opacidad sobre su funcionamiento real, sobre la continuidad hoy en día de los encuentros entre los asociados y también en lo que respecta a la lista de entidades miembros. Es fácil descubrir discrepancias entre las diferentes fuentes consultadas, y mientras algunos autores mencionan al Santander como miembro fundador, otros lo excluyen y hablan del Banco de Bilbao como miembro. Algunos de los más citados, aunque no de manera unánime, son el Commerzbank (Alemania), el Crédit Commercial de France (Francia), el Royal Bank of Scotland (Reino Unido), el ING (Países Bajos), el KBC Bank (Bélgica) y el Banco Ambrosiano (Italia). Lo que es seguro es que si este último, el Ambrosiano, formó parte lo fue hasta 1982, cuando después de desmoronarse ruidosamente fue absorbido por el Instituto Bancario San Paolo di Torino. Decimos que su caída fue estruendosa porque se produjo en medio de un gran escándalo que implicaba directamente a la Banca Vaticana (IOR, Istituto per le Opere di Religione) y que dejó todo un reguero de víctimas por el camino, sobre todo Roberto Calvi, que apareció colgado en el Blackfriars Bridge de Londres, pero también el obispo Paul Marcinkus (bautizado en la época como banquero de Dios), que tuvo que dejar la Santa Sede para regresar a su Cicero natal, una localidad vecina de Chicago (Illinois). En medio de la trama también apareció la logia masónica desviada Propaganda Due, liderada por Licio Gelli, un personaje siniestro habitual del mundo conspirativo transalpino.
En 1971, Inter-Alpha nació como alianza estratégica de una élite de bancos europeos
Volviendo al caso que nos ocupa, cabe decir que las motivaciones de formar parte de Inter-Alpha nunca han estado en el terreno de posibles fusiones, sino que las entidades miembros siempre han querido mantener su independencia respecto de los otros socios, pero sí que tradicionalmente han profundizado en todos los ámbitos de colaboración posibles, especialmente aquellos enfocados en la reducción de costos y la implementación de tecnología. En los últimos tiempos, entre sus temas estrella ha ganado peso el cumplimiento normativo -uno de los quebraderos de cabeza de los bancos hoy en día por causa de la proliferación de normativas transeuropeas- y todo aquello que afecta a los requisitos de solvencia, significativamente más duros desde la entrada en vigor de los criterios impuestos por Basilea-II y Basilea-III.
Sabemos que antes de la crisis financiera, en 2003, uno de los miembros destacados, el italiano San Paolo IMI (nueva denominación del Instituto Bancario San Paolo di Torino que hemos mencionado antes) dio la bienvenida a los nuevos miembros al grupo, que eran el Erste Bank (Austria y participado por “la Caixa”), el Hypovereinsbank (Alemania) y la Société Générale (Francia). Con estas incorporaciones, el número de miembros pasaba a ser de doce, donde los veteranos eran el AIB Group de Irlanda, el Banco Espirito Santo de Portugal, el ING Bank de los Países Bajos, el KBC Bank de Bélgica, el National Bank of Greece de Grecia, Nordea de Escandinavia, el Royal Bank of Scotland del Reino Unido, el mencionado San Paolo IMI y el Santander Central Hispano (que poco tiempo después volvería a ser solo Santander, marca que mantiene hoy día). En ese momento -recordemos que la gran crisis financiera aún no había llegado- los asuntos que les preocupaban eran los intercambios de opinión entre los primeros ejecutivos de las entidades implicadas, las plataformas para compartir conocimientos técnicos y la creación de organismos especializados en la internacionalización de los servicios financieros. Una iniciativa de Inter-Alpha que parece mantenerse hoy día es el programa de estudios titulado Desarrollando Líderes en Banca Global que puede cursarse en la prestigiosa Insead, la escuela de negocios de Fontainebleau (París) y que pretende dotar de directivos de alto nivel al sector de la banca.
Durante la crisis financiera iniciada en 2008, algunos periodistas de economía hicieron cierta burla del colectivo, al que bautizaron como “la peor conspiración de la historia”. El motivo de la crítica se apoyaba en que se podía pensar que estos bancos tenían acceso a más información y más conocimiento del sector que cualquier espectador, pero curiosamente algunos de ellos se situaron entre los más afectados por la crisis, como por ejemplo el Commerzbank alemán, que sufrió una gestión llena de errores por parte de sus directivos.