17
de Abril
de
2017
A pesar de que Foix está arraigado en Cataluña al escritor J. V. Foix, se trata de un apellido con una tradición pastelera que viene de lejos. El también poeta, nacido en el barrio barcelonés de Sarriá, era hijo de Josep Foix y Ribera, uno de los pasteleros más reconocidos de la capital catalana y fundador de la pastelería que hoy en día todavía trae a mesa postres tradicionales como la mona del Lunes de Pascua.
El negocio levantó la persiana el 19 de marzo de 1886 con un obrador al número 48 de la calle Mayor de la villa de Sarriá. Al mando estaba Foix y Ribera con su mujer, hasta que sus hijos Carolina y Josep –antes de iniciar su carrera profesional en el mundo de las letras- tomaron el relevo y ampliaron la empresa con un segundo local.
El establecimiento principal continúa estando situado en la plaza principal del barrio. Cedida
Hoy en día, con 131 años de trayectoria pastelera, el Foix de Sarriá sigue siendo el lugar de referencia por los vecinos que han heredado la tradición de comprar los dulces de fiesta. Ahora, pero, tienen tres tiendas situadas en la misma zona donde venden pasteles, ofrecen degustación y dónde han entrado en el segmento de la comida para llevar. Y desde el 1968 todo está en manso de en Jordi Madern y Mas, sobrino del fundador.
50 céntimos por una mona
Como cada año, las mones de este Lunes de Pascua son territorio de las cestas con gallinas y huevos de chocolate principalmente, pero también de los pasteles con sabores y decoración diversa coronados por alguna de las figures estrella del momento. "La patrulla canina, la Bella y la Bestia, el Barça o las princesas Disney son el que más buscan ahora los niños", explica Madern en VÍA Emprendida.
A sus 79 años, ha dejado de trabajar masas de pasteles al obrador para ser la voz de la experiencia. Por eso, se sabe todas y cada una de las posibilidades que ofrecen, desde los centros hechos con frutas exóticas por los paladares atrevidos hasta las clásicas mones de coca de brioix con huevo llevar, la que no deja de ser "la mona del principio", señala. Unos productos que tanto se venden en Barcelona como el resto de Cataluña: "Por las fiestas hacemos encargos desde Tarragona hasta Girona y lo traemos nosotros porque son cosas que no las puedesenviarlo con transportista".
Cestas con figuras de chocolate, la estrella del Lunes de Pascua. Cedida
Desde que él entró por primera vez al espacio de trabajo con el objetivo de poner las manos a la demasiada, han pasado ya 64 años. "En aquel tiempo hacía mones que costaban sólo 60 o 70 pesetas, el que vendría a ser 50 céntimos en los euros de ahora", recuerda. Un precio muy lejano de los hasta 15 o 20 euros que pueden costar ahora, donde parte de la culpa, afirma el gerente, la tienen las figuras: "Los muñecos de plástico a nosotros ya nos cuestan 4 o 5 euros porque los compran a empresas que tienen los derechos. Esto las hace encarecer mucho!".
Se han encarecido, pero se continúan comprando. Con los años, el número de piezas que elaboran no ha disminuido, pero sí que lo ha hecho su medida. Ahora son más pequeñas para poder estrechar más el presupuesto, principalmente, pero también porque cada vez las familias son menos numerosas.
En vanguardia pastelera
"Nuestra filosofía se basa, por un lado, en la tradición; por la otra, en la innovación. Intentamos mantener la tradición, hacerla bien, y al mismo tiempo ir a la última porque es el que quiere la chiquillería". Este es el motivo por el cual Madern atribuye la creciente presencia del chocolate a los escaparates, los niños lo prefieren antes de que el crocant que se había puesto "toda la vida a la mona" o a la mencionada tradición del huevo llevar que todavía se mantiene totalmente viva en lugares como Valencia.
Así es también como se ha ido hacia la costumbre de hacer cada año una pieza de grandes dimensiones más como espectáculo. "El año pasado hicimos un Tintín con su perro a medida real que después regalamos a los niños de un parvulario del barrio", pone como ejemplo Madern, "este no hemos tenido tiempo de hacer una figura tan grande, pero sí que hecho el campo Nuevo y un Spiderman".
En cualquier caso, toda decisión que se toma sobre qué y como trabajar al obrador se hace con el objetivo de ser diferentes. Por este motivo, los panettones, las sacher o los strudels son un habitual en su oferta, y esta Pascuasuman la colomba pasquale, un pastel típico por estas fechas en Italia. "Mantenemos la tradición otros lugares e innovamos trayéndola en Barcelona", justifica el director gerente del negocio, quien remarca que las recetas se aprenden con profesionales del país de origen.
La colomba pasquale al obrador del Foix de Sarriá. Cedida
Y todo esto no es una cosa nueva. De joven, Madern asegura que viajaba a Francia y a "donde fuera necesario para conocer las tendencias" y poderlas traer después en Barcelona. Un buen ejemplo es el exceso de dulce que siempre se ha dicho que hay a la pastelería española en comparación con Europa, uno salvo que explica que siempre han intentado corregir para seguir la tendencia: "Recuerdo que hace cosa de 30 años la mujer del cónsul suizo vivía cerca y vendía a comprarnos. Un día le pregunté qué le parecía nuestra pastelería y nos dijo que era un poco dulce, pero menos que la que se hacía en Barcelona. Entonces ya seguíamos una tendencia que ahora se ha consolidado al mercado, éramos pioneros".
Decir un número aproximado de mones que se venderán en Foix de Sarriá es difícil para el gerente, pero si una cosa tiene clara es que ni las ventas ni la tradición irán a la baja siempre que desde el obrador se esté atento a los cambios de gustos del consumidor.
El negocio levantó la persiana el 19 de marzo de 1886 con un obrador al número 48 de la calle Mayor de la villa de Sarriá. Al mando estaba Foix y Ribera con su mujer, hasta que sus hijos Carolina y Josep –antes de iniciar su carrera profesional en el mundo de las letras- tomaron el relevo y ampliaron la empresa con un segundo local.
El establecimiento principal continúa estando situado en la plaza principal del barrio. Cedida
Hoy en día, con 131 años de trayectoria pastelera, el Foix de Sarriá sigue siendo el lugar de referencia por los vecinos que han heredado la tradición de comprar los dulces de fiesta. Ahora, pero, tienen tres tiendas situadas en la misma zona donde venden pasteles, ofrecen degustación y dónde han entrado en el segmento de la comida para llevar. Y desde el 1968 todo está en manso de en Jordi Madern y Mas, sobrino del fundador.
50 céntimos por una mona
Como cada año, las mones de este Lunes de Pascua son territorio de las cestas con gallinas y huevos de chocolate principalmente, pero también de los pasteles con sabores y decoración diversa coronados por alguna de las figures estrella del momento. "La patrulla canina, la Bella y la Bestia, el Barça o las princesas Disney son el que más buscan ahora los niños", explica Madern en VÍA Emprendida.
A sus 79 años, ha dejado de trabajar masas de pasteles al obrador para ser la voz de la experiencia. Por eso, se sabe todas y cada una de las posibilidades que ofrecen, desde los centros hechos con frutas exóticas por los paladares atrevidos hasta las clásicas mones de coca de brioix con huevo llevar, la que no deja de ser "la mona del principio", señala. Unos productos que tanto se venden en Barcelona como el resto de Cataluña: "Por las fiestas hacemos encargos desde Tarragona hasta Girona y lo traemos nosotros porque son cosas que no las puedesenviarlo con transportista".
Cestas con figuras de chocolate, la estrella del Lunes de Pascua. Cedida
Desde que él entró por primera vez al espacio de trabajo con el objetivo de poner las manos a la demasiada, han pasado ya 64 años. "En aquel tiempo hacía mones que costaban sólo 60 o 70 pesetas, el que vendría a ser 50 céntimos en los euros de ahora", recuerda. Un precio muy lejano de los hasta 15 o 20 euros que pueden costar ahora, donde parte de la culpa, afirma el gerente, la tienen las figuras: "Los muñecos de plástico a nosotros ya nos cuestan 4 o 5 euros porque los compran a empresas que tienen los derechos. Esto las hace encarecer mucho!".
Se han encarecido, pero se continúan comprando. Con los años, el número de piezas que elaboran no ha disminuido, pero sí que lo ha hecho su medida. Ahora son más pequeñas para poder estrechar más el presupuesto, principalmente, pero también porque cada vez las familias son menos numerosas.
En vanguardia pastelera
"Nuestra filosofía se basa, por un lado, en la tradición; por la otra, en la innovación. Intentamos mantener la tradición, hacerla bien, y al mismo tiempo ir a la última porque es el que quiere la chiquillería". Este es el motivo por el cual Madern atribuye la creciente presencia del chocolate a los escaparates, los niños lo prefieren antes de que el crocant que se había puesto "toda la vida a la mona" o a la mencionada tradición del huevo llevar que todavía se mantiene totalmente viva en lugares como Valencia.
Así es también como se ha ido hacia la costumbre de hacer cada año una pieza de grandes dimensiones más como espectáculo. "El año pasado hicimos un Tintín con su perro a medida real que después regalamos a los niños de un parvulario del barrio", pone como ejemplo Madern, "este no hemos tenido tiempo de hacer una figura tan grande, pero sí que hecho el campo Nuevo y un Spiderman".
En cualquier caso, toda decisión que se toma sobre qué y como trabajar al obrador se hace con el objetivo de ser diferentes. Por este motivo, los panettones, las sacher o los strudels son un habitual en su oferta, y esta Pascuasuman la colomba pasquale, un pastel típico por estas fechas en Italia. "Mantenemos la tradición otros lugares e innovamos trayéndola en Barcelona", justifica el director gerente del negocio, quien remarca que las recetas se aprenden con profesionales del país de origen.
La colomba pasquale al obrador del Foix de Sarriá. Cedida
Y todo esto no es una cosa nueva. De joven, Madern asegura que viajaba a Francia y a "donde fuera necesario para conocer las tendencias" y poderlas traer después en Barcelona. Un buen ejemplo es el exceso de dulce que siempre se ha dicho que hay a la pastelería española en comparación con Europa, uno salvo que explica que siempre han intentado corregir para seguir la tendencia: "Recuerdo que hace cosa de 30 años la mujer del cónsul suizo vivía cerca y vendía a comprarnos. Un día le pregunté qué le parecía nuestra pastelería y nos dijo que era un poco dulce, pero menos que la que se hacía en Barcelona. Entonces ya seguíamos una tendencia que ahora se ha consolidado al mercado, éramos pioneros".
Decir un número aproximado de mones que se venderán en Foix de Sarriá es difícil para el gerente, pero si una cosa tiene clara es que ni las ventas ni la tradición irán a la baja siempre que desde el obrador se esté atento a los cambios de gustos del consumidor.