Japón, la calidad marca el negocio

Poner paciencia es la clave para entrar al complejo mercado japonés, donde los expertos dicen que la fidelización del cliente está asegurada

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Neus Navarro
03 de Abril de 2014
Act. 03 de Abril de 2014
"Para vender en el Japón tendrán que esperar un año, como poco, pero los garantizo que es cómo si ustedes y su empresa estuvieran haciendo un máster acelerado en calidad y procedimientos". Es la sentencia de Josep Maria Cervera, director de relaciones Internacionales de la Cámara de comercio de Barcelona, que con otros ponentes ha expuesto este martes las claves para exportar con éxito en el Japón. La mesa redonda 'Go Japan', celebrada al marco de la feria Alimentaria, deja dos premisas claras: entrar al mercado japonés es difícil, pero un golpe dentro de la confianza del consumidor está garantizada.

El espejo catalán por esta máxima puede ser el ejemplo de Freixenet. La reconocida bodega de Sant Sadurní d'Anoia exporta cada año 10 millones de botellas de cava en el Japón, "un récord después de más de 20 años y siempre haciéndolo con el mismo distribuidor", señala Amadeo Jensana, director del departamento de negocios de la Casa Asia. Freixenet empezó en 1992 al mercado japonés y desde 2003 trabaja directamente con el fabricante e importador de bebidas Suntory, el mismo que Bodegas Torres.

Si la bodega lo ha conseguido, porque no pueden hacerlo otras empresas? "Cuando Freixenet o Chupachups intentaron entrar al mercado japonés, eran pequeñas y medianas empresas, hoy en día ya son grandes empresas. No es osado intentarlo, sino arriesgado, pero la empresa es riesgo. Y el Japón es un gran riesgo pero también un gran beneficio", apunta Cervera.

Economía 'plusquamperfecta'
Los disparos del país asiático muestran una economía casi perfecta. Mano de obra altamente preparada, empresas competitivas y una gran inversión en R D y definen la estructura económica del Japón, la tercera potencia económica mundial, donde las empresas de servicios son mayoritarias, con una producción que supone alrededor del 70% del PIB del país (según datos del ICEX, 2010). Por su parte, el análisis económico de la Cámara de comercio de Barcelona avisa que, todo y la dificultad de penetración comercial, hay sectores con oportunidades para las empresas españolas cómo son el agroalimentario, la moda, el calzado, y los productos de hábitat. Hoy en día, las principales importaciones que recibe el Japón son de suministros industriales, bienes de equipo, alimentos y bienes duraderos.

Estela Bellón, empresaria novel de Tarragona , estudia a estas alturas la posibilidad de convertirse en exportadora de alimentos catalanes e importadora de productos japoneses en este país. "Es muy complicado si no tienes contactos", reconoce. En cambio, de contactos, es del que más presume la Cámara de comercio de Barcelona. "Tenemos una ventaja: somos muy conocidos en todo el mundo, ya sea por la marca Barcelona, el Barça o las Olimpiadas. Tenemos una buena entrada al mercado y esto nos permite tener relaciones establecidas con empresarios locales", apunta Cervera. Aun así, desde la Cámara de comercio ofrecen ayuda a las pymes para tomar decisiones, homologarse, encontrar financiación y buscar partners locales, entre otras gestiones al mercado exterior.

Confianza y fidelidad a largo plazo
La confianza aquí es un must. Lo afirma también José Ricardo Mañueco, director de relaciones institucionales de Japan External Trade Organization, oficina con sede en Madrid y especializada en implantación de empresas españolas al país. "Japón es un mercado muy exigente y tanto interesante como complicado, que además obliga a cambiar el packaging y procedimientos de las producciones", explica Mañueco. Pero, como también reseña Cervera, una vez dentro, "prepárense porque la demanda es alta y la confianza del consumidor japonés es elevadísima". Ambos expertos destacan que el consumidor japonés mira precios, pero también calidad y que está dispuesto a pagar por ella.

"La recuperación de la inversión de la entrada al mercado japonés es de las más grandes porque los márgenes son altísimos", añade Cervera. Según este responsable de la Cámara de comercio de Barcelona, es clave entender como funciona la compra japonesa: diferente del modelo americano que tenemos en Europa, es un consumo razonado que exige grandes niveles de calidad, y que paga por el precio establecido sin regateo. Un modus operandi tan lejano del estilo mediterráneo que exige paciencia, un esfuerzo extra para triunfar. Y suerte, mucha suerte.