Auto-disrupción o actualización?

El experto Jordi Díaz alerta que "hablamos demasiado sobre los disruptors pero nos olvidamos de la disrupción"

Libro ordenador
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director de Programas y Relaciones Internacionales de EADA Business School
Barcelona
11 de Junio de 2019

Aunque algunas personas puedan pensar que las escuelas de negocio son cosa del pasado, y aceptando que en mi caso tengo demasiados sesgos para atreverme a dar mi opinión, intentamos comparar -en términos de transformación digital- qué está sucediendo en las escuelas de negocios (y más precisamente, en su oferta de formación ejecutiva) con aquello que está sucediendo en otros sectores.

Por eso, antes de entrar en el mundo de las escuelas de negocios, intentamos ganar un poco de perspectiva con un análisis de lo que está pasando en sectores importantes como la banca, el comercio minorista o la prensa escrita.

La mayoría de los bancos tradicionales continúan liderando el sector, pero con un nuevo modelo de negocio con hasta un 50% de clientes digitales. El New York Times declaró recientemente una cifra récord de 1.750 *mill. de euros, de la cual el negocio digital supone ya el 37,7%. Finalmente, Zara, el mayor retailer de moda de los últimos años, ha declarado que sus ventas digitales suponen el 30% de su negocio total.

"Tendemos a hablar demasiado sobre los disruptores pero nos olvidamos de la disrupción que intentan introducir en la ecuación"

Cómo ya he expresado antes en otros artículos, tendemos a hablar demasiado sobre los disruptors pero nos olvidamos de la disrupción que intentan introducir en la ecuación. Un buen ejemplo es lo que está sucediendo en muchas ciudades de todo el mundo, donde prohíben la actividad de los disruptors (díganse Uber o Cabify) a pesar de existir un consenso alrededor de un futuro en el cual los taxis (o como prefiera llamarlos) ofrecerán servicios en vehículos más limpios, con conductores mejor vestidos, el cobro se cargará sin contratiempos en su teléfono móvil, y en los cuales una botella de agua le estará esperando mientras escucha su música preferida en la radio.

Desde la llegada de los massive open online courses (MOOCs) en 2012, especialmente en la formación ejecutiva, hablamos mucho de los disruptores (Coursera, Udacity o EdEx , entre otros) pero no lo bastante de la disrupción que proponen. Podríamos poner énfasis en su enfoque de coste bajísimo o incluso coste cero, en la enseñanza totalmente online, en la corta duración de los cursos, en el acceso a un grupo de "estudiantes" que procede literalmente de cualquier parte del mundo, en la inexistencia de requisitos de viaje u otros gastos asociados, o en el hecho que los mejores profesores fueron filmados como estrellas de Hollywood.

De forma alternativa, también podríamos considerar que las tasas de fin de los MOOCs han sido un auténtico fiasco (tan sólo el 5%), y que –en consecuencia- estos así denominados disruptores están transformando sus modelos de negocio hacia la mera oferta de SAAS (software as a service) a universidades y escuelas de negocios ya consolidadas, para escapar de una situación en la cual continúan perdiendo dinero. Volvemos pues a su propuesta de "disrupción" y veamos cómo están reaccionando las escuelas de negocios más conocidas.

"De los 50 primeros proveedores de formación ejecutiva, y con el líder mundial –el Harvard BS y su Business Online Initiative- al frente, más del 50% ya está ofreciendo cursos de formación ejecutiva totalmente online"

Tras su aparición en 2012, resulta interesante observar que de los 50 primeros proveedores de formación ejecutiva, y con el líder mundial –el Harvard BS y su Business Online Initiative- al frente, más del 50% ya está ofreciendo cursos de formación ejecutiva totalmente online (no MOOCs), con una duración mediana de 5/6 semanas, con tasas de matrícula un 70% inferiores a las de cursos presenciales, similares en contenido y duración, y que ponen en contacto a iguales de todo el mundo, que no tendrán que afrontar costes de viaje y estancia.

No sabemos exactamente qué sucederá con las escuelas de negocio, como con los bancos, los diarios o las empresas minoristas. Sin embargo, muchas de ellas ya han iniciado su denominada "auto-disrupción" ofreciendo alternativas asequibles, convenientes y personalizadas para dar un mejor servicio a sus futuros clientes.