Dicen los entendidos que para ser un buen patrón de yate hay que ser responsable, resistente al estrés, meticuloso, sufrido, buen comunicador con la tripulación, decidido, autoexigente y rápido de reflejos. Casi las mismas calidades que tiene que tener un buen portero de fútbol, con la necesidad añadida de la resistencia al sueño durante las largas travesías nocturnas. En este sentido, Josep Cercós es un líder que sabe navegar tanto si hace bueno como si hay tormenta, que tiene muy interiorizado su papel de última opción ante el ataque de las escuadras rivales, que organiza tripulaciones y estrategias de equipo desde popa o desde la portería y que tan pronto te consolida una empresa como te para un penalti o te gana una regata de alta mar.
En la versión empresarial destaca su larga trayectoria en el mundo de los seguros. En el terreno deportivo, destacan su amor incondicional al Barça (no se pierde ni un partido en el Camp Nou), su capacidad de resistencia como portero del equipo de fútbol amateur de Winterthur y su historial de regatista, mucho menos conocido, que incluye dos victorias en la Regata de la Sal, entre Barcelona y Sant Antoni de Ibiza, un campeonato de Catalunya y otros premios menores.
Sus antiguos colaboradores recuerdan con simpatía un montón de anécdotas vividas a su lado, pero quizás la imagen física más significativa que les viene a todos a la cabeza sea la del famoso "Toblerone", un icono siempre presente encima de su mesa de trabajo.
Por su parecido a la tableta de chocolate suizo que le da nombre, el "Toblerone" era entonces una pieza metálica de medidas y aspecto parecidos, pero con la diferencia que en vez de verse la imagen del Cerví (de lo contrario dicho Cervino o Matterhorn) y el perfil sutil del hueso del escudo de Berna que se dibujan en el envoltorio, se leía esta frase: "Si no aportas soluciones, formas parte del problema".
Mirada directa, ademán serio, trato apacible, mano de hierro y actividad frenética como si mañana ya fuera tarde y se tuviera que acabar el mundo
Otra visión fijada en la retina de quienes lo recuerdan trabajando en mangas de camisa es el recurso al chocolate de verdad, sin duda suizo, que usaba como factor energizante para paliar los efectos del cansancio a altas horas de la madrugada. Suiza y el chocolate son, pues, dos conceptos muy presentes en la imagen profesional de un hombre extremadamente trabajador. Un hombre que, como la ciudad de New York (a city that doesn't sleep,) parece que nunca tiene sueño.
Porque Cercós es así. Mirada directa, ademán serio, trato apacible, mano de hierro y actividad frenética como si mañana ya fuera demasiado tarde y se tuviera que acabar el mundo. Tan frenética, que se pasaba prácticamente la vida entre las cuatro paredes de la sala de juntas, junto a su despacho, donde recibía sus colaboradores, con pequeñas excursiones al comedor de directivos de Winterthur . Lógicamente, fue allá, entre aquellas cuatro paredes, donde conoció a sus mejores amigos y los dos grandes amores de su vida.
Un asegurador nato
Josep Cercós es ingeniero técnico y siempre ha desarrollado su vida laboral en el sector de los seguros. Actualmente es el CEO del Grupo J.C., el empresa de consultoría, ingeniería y servicios que lleva sus iniciales y que fundó en el 2001, una vez había renunciado al cargo de presidente honorífico que le ofrecía en la empresa que había hecho grande.
Su experiencia de alta dirección nace en 1983, cuando fue nombrado director general de Winterthur España (el primero de nacionalidad española) y fue presidente ejecutivo (el más joven de toda la organización a escala mundial) desde 1995 hasta el 2001. Una carrera que había empezado mucho antes pasando por los cargos de director del servicio pericial, director de Catalunya y Baleares, director de organización y planificación, director comercial y director general adjunto de la compañía.
Para pasar de esta última adjuntía a la dirección general de España, tuvo que hacer un programa de formación en Suiza y Bélgica, donde fue miembro del Consejo de Administración de Winterthur Europe. Finalmente instalado en el máximo cargo directivo español, Cercós recuerda aquellos primeros años con simpatía.
"Empezando de cero -dice- colocamos Winterthur Seguros y Winterthur Vida entre los líderes del mercado, manteniendo nuestro liderazgo en Catalunya, nos posicionamos en Madrid y en la mayor parte de las autonomías como uno de los principales grupos aseguradores del estado".
Su progresión, observada muy atentamente desde la central suiza de Winterthur, cerca de Zurich, acabó constituyendo Winterthur Barcelona en un auténtico centro europeo de innovación reconocido internacionalmente. .
Aquel crecimiento y la complicidad del Grupo Sanahuja y otros inversores locales, hizo posible la construcción de un gigante, la Illa Diagonal, que inició la fórmula de los grandes centros comerciales y fue bandera en aquella nueva zona de negocios que empezaba a consolidarse en lo alto de Barcelona.
La Illa Diagonal, el gran proyecto
La Illa (superilla según la terminología popular de la época), fue proyectada por los arquitectos Manuel de Solà-Morales y Rafael Moneo, ganadores de un concurso internacional muy exigente, y fue construida sobre una superficie de 35.000 metros cuadrados, anteriormente ocupada por las instalaciones del antiguo Hospital de Sant Joan de Déu.
Ubicada entre los distritos de Les Corts y Sarrià Sant Gervasi, la Illa formaba parte de un ambicioso proyecto urbanístico que quería crear una nueva centralidad comercial y de negocios en una ciudad acabada de proyectar en el mundo con los Juegos Olímpicos de 1992.
El conjunto fue inaugurado el 2 de diciembre de 1993, y al año siguiente obtenía el premio FAD de Arquitectura, en medio de un clima de euforia ciudadana difícil de explicar para quienes no la vivieron, culminando en cierto modo un proceso iniciado a comienzos de los años 60, cuando la zona se fue llenando de hoteles, como por ejemplo el Sofía o el Rey Juan Carlos, centros universitarios y deportivos, como las Facultades de Derecho, Farmacia, Ciencias Económicas, Ingenieros, la zona deportiva de la Universitat de Barcelona y centros financieros como por ejemplo La Caixa o Fibanc, actual Mediolanum.
Cercós continúa trabajando más de doce horas diarias y lidera un gran equipo de ingenieros, economistas, médicos y peritos de seguros
Aquella operación y el gran crecimiento inorgánico que supuso para la compañía, junto con la adquisición, ya como presidente, de otras dos empresas aseguradoras de larga historia, La Equitativa y Schweiz, fueron posibles gracias a la financiación aportada por Crédit Suisse, matriz de Winterthur, que invirtió 420,7 millones de euros entre los años 1998 y 2000.
La jugada fue maestra, pero, tuvo una consecuencia inesperada para Cercós: Winterthur fue adquirida por Crédit Suisse y revendida a AXA, que las fusionó, y el alto ejecutivo que lo había hecho posible fue invitado a aceptar el cargo de presidente de honor (no ejecutivo) de la firma.
Un honor que, evidentemente, el interesado rechazó, mientras lamentaba el final de "la historia centenaria de la primera aseguradora del mercado suizo y la pérdida de poder decisorio de las filiales de los diferentes países, en beneficio de una centralización excesiva de las decisiones al quarter general de Crédit Suisse" en su país de origen.
Fue entonces cuando Cercós se convirtió en empresario por cuenta propia, fundando su consultora actual, la que lleva sus iniciales como marca, dedicada a desarrollar estrategias, hacer valoración de daños, resolver siniestros y grandes siniestros (incendios, catástrofes, pérdidas de beneficios, responsabilidad civil…).
Desde esta responsabilidad, continúa trabajando más de doce horas diarias y lidera un gran equipo de ingenieros, economistas, médicos y peritos de seguros, que iniciaron su colaboración con J.C. con el encargo de coordinar el gran apagón de FECSA-ENDESA, un asunto en el cual el Grupo defendió los intereses de los pequeños empresarios ante la compañía y sus aseguradoras.
Los valores del liderazgo
Cercós es un líder participativo, que blasma del dirigisme vertical y mira de imprimir grandes dosis de ilusión profesional a sus colaboradores. "No se trata de mirárselo todo como una cuestión simplemente económica", razona. "Hay que imprimir valores, razones para hacer al trabajo, porque una empresa sin valores no tiene futuro". "Hay que correr riesgos si quieres llegar a algún sitio".
En cuanto al aspecto macroeconómico, Cercós señala el peligro de "convertirnos solo en una economía de servicios, despreciando la certeza que la base económica de una sociedad tiene que estar en una industria y un comercio suficiente potentes que empujen todo el tejido productivo, ante la globalización y el empujón creciente de los países más ricos y la competencia cada vez más sólida de los países emergentes".
Cercós: "Una empresa sin valores no tiene futuro"
Para hacer este diagnóstico, además de su experiencia en Winterthur, Cercós dispone de una visión forjada durante más de veintidós años, entre 1978 y 2000, en otras responsabilidades, como por ejemplo la de presidente de la rama de Automóviles de UNESPA y miembro de su comité ejecutivo, presidente de la Unión Catalana de Aseguradoras, consejero del Consorcio de Compensación de Seguros, consejero del Pool de Riesgos Ambientales, miembro del patronato de la Fundación Guttmann, presidente de la rama Automóviles del Comité Europeo de Seguros, o director del Observatorio del Riesgo.
Además de su actividad propiamente profesional Cercós nunca ha descuidado la vertiente solidaria de su perfil. En este sentido, hay que recordar que Winterthur és una de las empresas que formó parte del Consejo del Mecenazgo que reconstruyó el Liceu después del incendio de 1994 y que Cercós, junto con el añorado Carles Güell de Sentmenat, fueron los impulsores del Premio de Mecenazgo y de los AEDME-Winterthur de Mecenazgo.
Bajo su mandato, Winterthur también formó parte de la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música; del Teatro Real de Madrid; del Museo del Prado y del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) y ofreció la presidencia de la Fundación Winterthur a un alto directivo de Credit Suisse First Boston, que se llamaba Jaime de Marichalar.
Una vez creada su propia empresa, Cercós también presidió durante cinco años (entre 2002 y 2007) el Espacio PYME, una iniciativa de la Cambra de Comerç de Barcelona, la Caixa, IBM y British Telecom, destinada a ayudar a las pequeñas y medianas empresas a implementar el uso de las nuevas tecnologías de la Información y la comunicación (TIC).
La vertiente social de un alto ejecutivo de empresa
El acercamiento de en Cercós a la Cambra proviene de una certeza: llega un momento en el que los ejecutivos de raza sienten la necesidad de desarrollar alguna actividad de regreso social a su comunidad de referencia. Esto no quiere decir que esta actividad no ofrezca compensaciones no crematísticas de relación y reconocimiento público, igualmente satisfactorias.
Es el caso de Cercós y del propio presidente Antoni Negre, que una vez ganadas contra todo pronóstico razonable las elecciones a la Cambra de abril de 1991, quiso ficharlo, fiel a su costumbre de rodearse de lo mejor de cada casa. El único problema en aquel caso era que Cercós había formado parte de la candidatura de Joan Gaspart, el candidato rival y continuista que disfrutaba de todas las bendiciones del establishment barcelonés de la época.
El ticket presidencial de Negre había estado inicialmente formado por Enric Crous, entonces director general de DAMM, y Joan Rosell, que a partir de 1995 seria presidente de Foment Nacional del Treball en sustitución de Antoni Algueró, muerto inesperadamente. Negre y Rosell no se acabaron nunca de entender, Rosell renunció a ser vicepresidente primero del futuro Comité Ejecutivo, y Negre, también grande constructor de equipos, pensó enseguida al fortalecer el suyo.
El primer refuerzo llegó de la mano de Josep Lluís Jové, alto directivo de Aigües de Barcelona, que acabaría presidiendo Fira de Barcelona. El segundo, una vez ganadas las elecciones de 1991, fue Josep Cercós, que quiso consultar la propuesta con Joan Gaspart, que no puso va ningún inconveniente.
Cercós empezó su colaboración con el equipo Negre en 1992, después de los Juegos Olímpicos de Barcelona, ejerciendo primero la función de tesorero del Comité Ejecutivo, con el encargo de elaborar los presupuestos, negociarlos con la oposición y presentarlos a votación del pleno de la Cambra. Una Cambra que según Negre tenía que actuar como parlamento del empresariado catalán y según otros miembros de la institución como colaboradora de determinados poderes políticos.
No hay que decir que se impuso el criterio presidencial.
La vicepresidencia de la Cambra
En el segundo mandato de Negre, iniciado en 1994, Cercós fue nombrado vicepresidente tercero, junto con Enric Crous, vicepresidente primero, y Josep Lluís Jové, vicepresidente segundo. Un equipo participativo, tercamente independiente, que repitió cargos en el tercer mandato de Antoni Negre, en 1998, y que entre otros grandes éxitos, consiguió la rehabilitación de la Casa Llotja, antiguo palacio gótico que había sido sede del Consulado de Mar, el mantenimiento y potenciación de Fira de Barcelona como uno de los principales operadores europeos, a pesar de la potente competencia del emergente IFEMA, y la creación del Consorci de Turisme de Barcelona, que tenía que gestionar el gran legado turístico de los Juegos Olímpicos del 92.
La Casa Llotja era una "res nullius", no era de nadie, nadie la tenía registrada a su nombre… hasta que el equipo de la Cambra hizo valer sus derechos históricos y contemporáneos y la hizo poner a su nombre, en dura competencia con Joan Hortalà, presidente de la Bolsa de Barcelona, que tenía unas instalaciones que usaba prácticamente gratis, y la delegada del gobierno español Julia García-Valdecasas, que consideraba que todo aquello que no era de nadie era propiedad del estado.
Hoy en día la Casa Lonja es una magnífica realidad ciudadana, Fira de Barcelona funciona con éxito y con criterios estrictamente empresariales y el prestigio internacional de Barcelona continúa creciendo, a pesar del tribunerismo endémico de algunos barceloneses más o menos ilustres.
Cercós, de 78 años, ha encontrado y continúa encontrando sentido a la vida en el trabajo bien hecho y la navegación de altura
Cercós, que había sopesado la idea de presentarse como candidato a presidente en las elecciones de 2002, volvió a ser reelegido miembro del Pleno y nombrado tesorero y presidente de la Comisión de Prevención y Seguros, bajo el mandato de Miquel Valls, que aquel año fue elegido presidente de la Cambra.
Valls repitió la victoria en los que fueron sus segundo y tercer mandatos, a raíz de las elecciones de 2006 y de 2010 y Cercós, también elegido miembro del Pleno, manteniendo sus cargos.
Hoy en día recuerda aquellos años, en los que también fue miembro del Consell General de Fira de Barcelona y de la Junta de Foment del Treball con afecto y agradecimiento, según sus propias palabras, por el aprendizaje recibido y la ilusión invertida en un proyecto que rebasa sobradamente los límites de la gestión de intereses estrictamente privados.
Cercós, de 78 años, ha encontrado y continúa encontrando sentido a la vida en el trabajo bien hecho y la navegación de altura. Y es por eso que no duerme mucho. Porque hay premios que solo están al alcance de patrones muy entrenados que saben mantener los ojos bien abiertos a pesar de las tormentas y las largas noches en vela.