Lejos quedan las grandes aspiraciones que un día movían a los jóvenes a elegir una profesión y conseguirla. En este momento que nos ha tocado vivir, muchos jóvenes renuncian a sus aspiraciones y sueños para conseguir cierta estabilidad. Una de las lecciones más recurrentes que se les da a los chicos y chicas hoy en día es estudiar y nunca dejar de estudiar. Tal como funciona el mundo laboral actualmente, una carrera o un ciclo no son suficientes para encontrar un lugar de trabajo. Últimamente pedimos a nuestros jóvenes que sigan estudiando: posgrados, másters, estudios complementarios..., son algunas de las opciones que tienen los jóvenes a cambio de no fracasar en su entrada en el mundo laboral.
Edu Garcia es un joven de 23 años, graduado en ciencias políticas y gestión pública, que está cursando una doble titulación en derecho y un máster en análisis político y asesoría institucional, mientras trabaja en un comedor escolar y da clases particulares. Una larga lista de acciones que llenan el currículum de este joven por el simple hecho de encontrar un trabajo digno: "Decidí ponerme a estudiar un máster y una segunda carrera porque en el mundo laboral de hoy en día sólo tener una carrera no me abría ninguna puerta", explica.
Otro caso en la inserción laboral de los jóvenes es Uma Oca, graduada en Periodismo. Para ella, encontrar trabajo de su profesión no era una cuestión de estudios sino de contactos. Actualmente está trabajando de copywriter en una empresa de publicidad, puesto que era la única oferta que encontró adecuada en sus necesidades: "Tuve que poner en una balanza mi vocación y la estabilidad económica y decidí aceptar el trabajo", añade. Tal como explica, ella ha tenido suerte y ha convertido, de momento, su vocación en un hobbie: "no descarto trabajar de periodista, pero ahora mismo necesito un trabajo con el que me pueda ganar la vida".
Uma: "Tuve que poner en una balanza mi vocación y la estabilidad económica"
Irene Vilà, graduada en Periodismo y actualmente haciendo trabajos de colaboradora, es uno de los otros perfiles que escogen los jóvenes actualmente. En su caso, intenta complementar sus trabajos como periodista colaboradora de algunos medios con las clases particulares que imparte en su tiempo libre. "Es muy triste encontrarte en la situación que un trabajo para el cual no te has formado te acabe dando más dinero que lo que se supone que has estado aprendiendo durante cuatro años", añade.
En este sentido, la sobrecarga de estudios que les piden a los jóvenes antes de entrar en un puesto de trabajo acaba contraponiéndose con el factor de la experiencia. "Muchas empresas piden jóvenes con años de experiencia, pero si nadie me coge y confía en mi potencial nunca tendré experiencia", reflexiona Edu. Aparte, este concepto de un joven con experiencia está haciendo que muchas compañías rechacen a jóvenes para no tenerles que enseñar nada de nuevo: "A los jóvenes sólo nos quieren donde no hay perros viejos para trabajar", replica Irene.
Explotación en las prácticas
Otra de las piedras en el camino que se pone a los jóvenes son las prácticas durante sus estudios. Aquel pequeño sorbo del qué podría ser su vida laboral se acaba convirtiendo, para muchos de ellos, en una pesadilla no remunerada. "Te obligan a hacer un montón de horas en un puesto de trabajo sin que cobres ni un céntimo", explica Irene.
Y es que lejos queda la imagen del becario trayendo los cafés a los jefes de sección. Actualmente, un becario en muchos casos se encuentra a la misma altura que un trabajador normal y corriente, pero con una diferencia muy clara: unos cobran y los otros no. "He trabajado de prácticas en lugares donde la plantilla se sostenía a base de becarios", recalca la periodista. En este sentido, muchas empresas se adhieren a la necesidad que tienen los jóvenes de aprender y se aprovechan. "Si las prácticas no fueran obligatorias, quizás algunas empresas se lo pensarían dos veces antes de explotar a los estudiantes".
Estudiar por pasión
Aún así, los tres jóvenes han recordado la importancia que tiene estudiar lo que te gusta, aunque no tenga salidas: "Estudiar aquello que amas es una gran fuente de conocimiento, no sólo de la materia en si, sino de ti mismo como persona y de tu entorno", describe Uma. De este modo la graduada en periodismo ha querido dejar claro que a pesar de no ejercer como periodista ha aprendido mucho de la profesión. "Yo también he tenido la gran suerte de enamorarme del trabajo que tengo ahora, a pesar de que no es lo que he estudiado", añade.
"En nuestro país hay bastantes problemas como para que también tengamos que resignarnos a estudiar cosas porque tienen más salida que otras", dice Edu. De este modo, y según explican los tres jóvenes, lo mejor que te puede pasar es que estudies aquello en lo que crees que te vas a dedicar, pero tiene que ser algo que te apasione: "Yo no me imagino una vida yendo a trabajar de una cosa que no me gusta, por mucho dinero que me paguen", explica Edu.
Edu: "Yo no me imagino una vida yendo a trabajar de una cosa que no me gusta"
Por lo tanto, gran parte de la incógnita a la cual se enfrentan los jóvenes es si realmente aquello que han elegido les apasiona o no. "A veces nos sentimos presionados a estudiar aquello que tiene más salidas, a pesar de que no nos apasiona", remarca el graduado en Ciencias Políticas.
Porque el verdadero misterio detrás la frase estudia lo que quieras, trabajarás de lo que puedas no es nada más que un reflejo de lo que les estamos enseñando a los jóvenes. No es un problema de fracaso escolar ni una falta de interés por parte de la juventud. Es la clave de un sistema que continúa dando becas y potenciando la entrada a la universidad a los jóvenes sin ampliar la cartera de trabajo, evocándolos a dedicarse, en términos generales, a cosas que no han estudiado.