En los próximos años 2021-2024, el Estado español recibirá 125.460 millones de euros en ayudas económicas que la ComisiónEuropea ha articulado, principalmente, bajo el fondo de Recuperacióny Resiliencia. De estos, se estima que Catalunya podría acabar recibiendo una inversión de cerca de 30.000 millones de euros.
Esta es una magnitud histórica que nos obliga a ofrecer la mejor versión de nosotros mismos. Administración, empresas y sociedad civil tenemos en nuestras manos saber aprovechar el poder transformador de estos fondos para construir los pilares de futuro de nuestra economía: la sostenibilidad, la digitalización y la reindustrialización. Pero todavía más importante que las inversiones en sí mismas, es el hecho que los recursos europeos nos obligan a cambios de fondos: de actitud, de cultura, de visión de país, que son los factores que a largo plazo sustentan toda sociedad avanzada.
"Los recursos europeos nos obligan a cambios de fondos: de actitud, de cultura, de visión de país, que son los factores que a largo plazo sustentan toda sociedad avanzada"
El primer cambio implica tener capacidad de priorizar. Para aprovechar como toca esta oportunidad hay que tener un rumbo, unos objetivos. Saber qué es aquello realmente importante y, sobre todo, ser consecuentes a la hora de ejecutar los recursos. Demasiado a menudo, también desde la Administración, se ha cultivado la práctica de decir que sí a peticiones para evitar el conflicto o, simplemente, por comodidad. Esta vez no se podrá decir que sí a todo el mundo y habrá que explicarlo.
El segundo implica recuperar la colaboración entre la administración y el resto de actores económicos y sociales. Los estados que mejor se salen son aquellos que saben compartir riesgos y beneficios entre todos los que tienen un papel ante los retos colectivos. Los proyectos de alto impacto y de transformación de la economía lo son también en la medida que hay, como mínimo, un alineamiento entre la administración y otros actores como centros de investigación, universidades y empresas. El país hace demasiados años que arrastra una dinámica de desconfianza entre ellos que, a pesar de que se está revirtiendo, hay que recuperarlo lo más rápido posible.
"Demasiado a menudo, también desde la Administración, se ha cultivado la práctica de decir que sí a peticiones para evitar el conflicto o, simplemente, por comodidad. Esta vez no se podrá decir que sí a todo el mundo"
Y, el tercero, pasar por agilizar y modernizar la administración a la hora de decidir, autorizar y ejecutar proyectos. Si no cambiamos algunos de los procesos actuales y lentos, nos podemos encontrar que somos incapaces de ejecutar las ayudas que Europa nos hace llegar con la celeridad que nos pide y, por lo tanto, acabamos desaprovechando recursos. Un lujo que, especialmente en estos momentos, no nos podemos permitir. Tenemos una oportunidad única para demostrar que estamos a la altura de las circunstancias.