Las midterms han ocupado la actualidad del mes en los Estados Unidos de América. En el último Trumponòmics los expliqué que estas elecciones serían decisivas para la suerte del residente Trump y, como suele pasar en estos casos, el resultado no ha dejado contento nadie y mantiene el escenario de incertidumbre porque ni barra ni abre camino del todo para que el Fiscal Especial Mueller se saque de la manga los ases que trae hace tiempos. Los demócratas han recuperado el Congreso -sin blue wave pero- pero los republicanos han conservado fácilmente el Senado, cosa que, de momento, evitará movimientos de impeachment si el Fiscal Especial Robert Mueller III no demuestra alguna violación flagrante de la ley del presidente Trump. En este sentido, el presidente Trump despidió el Fiscal General de los EE.UU., Jeff Sesiones, luego que se confirmó que los demócratas tomaron control del Congres.
Los demócratas han ganado claramente las midterms en voto popular puesto que han logrado un 57% del voto, una ventaja bastante clara y contundente para otorgarlos una clara victoria. Ahora bien, esta victoria los ha proporcionado la recuperación de la cámara baja pero no del Senado, cosa que era prácticamente imposible teniendo en cuenta qué eran los estados o había escaños en juego a pesar de haber sumado 10 millones de votos más que los republicanos en el Senado. Cosas del sistema electoral americano. Esta contundente victoria demócrata tendría que hacer replantear las cosas al Presidente Trump, puesto que incluso la cadena Fox rechazó publicar unos anuncios electorales republicanos para ser excesivamente racistas. Además, la caída de Kris Kobach -el político más declaradamente antifeminista de los Estados Unidos- implica que los derechos de las mujeres no sufrirán tanto de ahora en adelante, a pesar de que siguen estando puestos en entredicho con un presidente como Donald Trump.
Sin duda, el duelo estelar de estas elecciones intermitges ha sido el escaño de Texas al Senado, que ha enfrentado al demócrata y aspirante Beto O'Rourke con el tenedor del escaño y republicano Ted Cruz, que disputó las primarias presidenciales contra Donald Trump. La campaña fue de alto voltaje y, sin duda, O'Rourke ha reconstruido el partido demócrata en Texas, que no gana unas elecciones allá desde 1988 pero que ha conseguido ganado dos escaños al Congreso demócratas gracias a la magnifica campaña del candidato O'Rourke -con una oratoria de primera división muy parecida (o mejor pienso yo) a la del presidente Obama- que perdió ajustadament con Ted Cruz por 51-49%. El candidato republicano no pudo reclamar a victoria hasta el último momento y, de hecho, durante muchas fases del recuento fue por debajo. Sin duda, los Estados del Sur de los Estados Unidos están empezando a cambiar después de muchos años siendo extremadamente conservadores y su economía se dirige rápidamente hacia la tecnología y la innovación y esto explica el cambio político que se empieza a ver en estos estados y que favorecen a los demócratas de forma marcada, así que los republicanos tendrán que renovarse o, sencillamente, desaparecer en unos años.
La señal más evidente del peligro que el KremlinGate supone por el presidente Trump fue el despido del Fiscal General Jeff Sesiones, que se recusó a sí mismo al inicio de la investigación por conflicto de intereses. Unas semanas antes, pero, el Fiscal Especial Robert Mueller citó Roger Stone, señal inequívoca que ya va detrás de Wikileaks. Stone anunció a Twitter que los correos electrónicos de los demócratas serien publicados semanas antes de que aparecieran a Wikileaks y por este motivo Mueller ha iniciado una línea de investigación que muchos hemos sido explicando los últimos dos años: Stone es el enlace de Wikileaks y Julian Assange y por este motivo sabía, semanas antes, que estos correos electrónicos serían publicados. El despido del Fiscal General Jeff Sesiones abre la puerta a que el Fiscal General en funciones, Matthew Whitaker, sea quién despida a Robert Mueller dando por acabada la investigación -y de paso cerrando el posible caso de ostrucció a la justicia por el despido del exdirector del FBI James Comey-. Ahora bien, las cosas no son paso tan fáciles porque los demócratas controlan a partir del 2 de enero el Congreso y por lo tanto también el congresista Adam Schiff presidirá la Comisión de Inteligencia del Congreso con mayoría demócrata, cosa que quiere decir que Schiff puede citar bajo juramento a Robert Mueller y pedirle que explique y entregue toda la información resultado de su investigación. Posteriormente los demócratas pueden abrir una comisión sobre el KremlinGate y contratar Robert Mueller III para dirigirla, cosa que permitirá continuar con el show monumental del último año y, además, permite tener el tempo político de un posible impeachment hacia final de mandato. Así pues, no se nada claro que el presidente Trump ordene a Whitaker el cierre del KremlinGate porque si resulta que existe algún delito le caerán cargos adicionales por obstrucción a la justicia, y por este cargo sí podría haber 2/3 en el Senado para cesar Donald Trump.
Así pues, el despido de Sesiones se incierto que tenga que ver con el KremlinGate, a pesar de que el hecho que el Departamento de Justicia esté maniobrando para que haya un cambio de jurisdicción y el caso pase del área de Rod Rosenstein (el adjunto de Sesiones) hacia Whitaker lo haga pensar. Otra razón poderosa existe por este despido: la reforma bipartita del sistema justicia americano, con el objetivo de reducir las penas de los delitos y, además, siendo habitual que no haya programas de rehabilitación -Sesiones se oponía a esta reforma- y también para mejorar la lucha contra los cárteles en Latinoamérica y los gàngster tipos MS-13 a suelo americano.
A pesar de que la probabilidad que Whitaker -o su sucesor- intente echar abajo la investigación de Mueller yo no lo daría por hecho dado que la nueva mayoría demócrata en el Congreso tiene la potestad de continuar la misma investigación al Congres; investigación que sería mucho más politizada del que ya es ahora y que permitiría que los demócratas interpretaran los hechos -con consecuencias legales- en la dirección que más los interesa. Parará Trump el KremlinGate? Mi apuesta es que no, pero, quien se atreve a predecir nada del que hará el Presidente?