Si hay un alimento que puede presumir de gustar todo el mundo este es la patata . Se puede freír, hervir, hacer al horno, al vapor, en forma de puré... mil y una maneras que hace que difícilmente tenga un 'no' por respuesta cuando se ofrece. Al mercado catalán se puede encontrar patata autóctona y española, pero mayoritariamente las grandes superficies distribuyen de Francia . Te fijes en la etiqueta cuando en compras?
El año 2016 los labradores de Cataluña produjeron 21.852 toneladas de este tubérculo. No es, ni de lejos, un productor importante para el mercado español. Andalucía, Murcia y Valencia es donde hay los principales cultivos y representan cerca del 70% de la producción anual. Pero a pesar de que este alimento, proveniente de Norte-amèrica, es de cultivo fácil y rentable, los últimos años ha ido a la baja por la llegada de la patata francesa, con precios de hasta 20 céntimos más baratos que lo del producto nacional.
La patata francesa se vende por hasta 20 céntimos menos el kg
Si hace dos años el mercado catalán se encontraba alrededor de las 21 toneladas, 10 años atrás superaba las 56 toneladas. En una década se ha perdido más de la mitad del cultivo, según los datos más recientes del Idescat. La pérdida de la tradición agrícola, el cambio climático y el bajo rendimiento que sacan los labradores son algunas de las causas.
Qué se cultiva en casa?
A finales del siglo XIX se extendió el cultivo de patata en Cataluña. De hecho, fue de los más comunes, sólo por detrás del forraje para los animales. Y había una gran diversidad de variedades, de forma que cada zona se especializaba en una según sus condiciones climatológicas. Kennebec, Red Pontiac y Bufete son las variedades principales en Cataluña.
Todo esto se ha ido perdiendo y ahora predominan dos clases: Kennebec, de montaña y cultivada principalmente en Lleida; y Red Pontiac, más dispersada por los campos catalanes. La primera tiene un color más marronós, mientras que la segunda tiende hacia el rojo. En los últimos años, los labradores que han optado por el ecológico han ayudado este tubérculo a incrementar su presencia en Cataluña y han introducido una especie más: la patata Bufete, autóctona del territorio.
Qué compramos?
No compramos ni Kennebec ni Red Pontiac de Cataluña, y mucho menos Bufete, si no es que buscamos expresamente. Es bien cierto que la mayoría de mallas de patata que se encuentran a las superficies comerciales especifican España como origen, sin más detalles sobre la procedencia exacta. Se pueden encontrar varias variedades como Ágata, Caesar, Memphis o Liberta, pero básicamente importadas de Francia. También se busca mucho la Agria, cultivada en el Estado español. En el país se pueden encontrar hasta 150 variedades diferentes.
La patata francesa se ha introducido con facilidad al mercado por su bajo coste
Hay que tener en cuenta que, en función del momento del año en que se cultiva, abunda un tipo de variedad u otro. Ahora bien, hoy en día, con las cámaras frigoríficas, todo ha cambiado. De aquí que también se hable de patata nueva o vieja entre los agricultores y distribuidores.
Por lo tanto, la tónica general es llevarnos en casa patata francesa (más trueque) o bien con etiquetado español y sin saber el origen exacto.
Donde encontrar patata catalana?
El consejo siempre es el mismo: buscar empresas que distribuyan con un sello que garantice el origen catalán. O bien identificar distribuidores que trabajan con agricultores de la zona y producto de kilómetro cero.
Un ejemplo es Torribas, con oficinas en Barcelona, Sabadell y Francia. Por supuesto, su catálogo cuenta con una amplia presencia de patata del país vecino, pero también con producto catalán muy identificado como la Red Pontiac. La compañía distribuye de un lugar u otro en función del clima y de la producción. Las patatas de Torribas se pueden encontrar fácilmente en fruiteries y mercado, y también en grandes superficies como Buen Precio.
Cataluña tiene sólo una IGP, la de la patata de Prades
Otra opción es comprar directamente a labrador o en cooperativas. O por los más gurmets, llevarse únicamente patatas con Indicación Geográfica Protegida como la IGP de Prades, la única del territorio. Este tubérculo del Baix Camp es de la variedad Kennebec y de producción baja comparada con otras, de unos 350.000 kg anuales.
El distintivo Productos de la tierra también nos puede ayudar. Lo tienen la patata de Camprodon y la Bufete de Osona. O bien tener identificadas otras zonas ricas en cuanto a su cultivo como la Vall d'en Bas y el Solsonès.
A cuánto la pagamos?
El precio de la patata puede oscilar entre los 0,8 euros/kg hasta los 1,50 euros/kg según el origen y el lugar donde la compramos. A Mercabarna, pero, el producto llega con un precio que baila entre los 0,30 y 0,34 euros según sí es blanca o roja y que después se incrementa con el margen para el vendedor final. A lo largo de este 2018, se han recibido 111.838 toneladas de patata blanca de Francia, 24.299 de Málaga, 23.273 de Segovia y 9.263 de Barcelona.
Estas cifras distan de las de hace 10 años, cuando el precio estaba entre los 0,27 y los 0,39 euros. El principal productor era también Francia, con 121.693 toneladas, seguido de lejos de las 21.339 de Barcelona. La patata de la capital catalana se ha reducido un 57% en cantidad a Mercabarna en 10 años.
Las previsiones del Ministerio de Agricultura para el 2018 eran de una caída de la producción de patata al Estado español, el que incrementa la dependencia de la importación. Y más todavía si se tiene en cuenta que Alemania, Francia, el Reino Unido y Holanda han incrementado el cultivo. Aún así, se ha convertido en un producto con precio estable y que en los últimos 10 años no ha tenido ninguna repercusión negativa en el bolsillo del consumidor por la llegada de producto extranjero además bajo coste.