"El escenario de un caída del 5% del PIB ha quedado anticuado". La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha sido muy clara durante un encuentro telemático en que jóvenes de diferentes partes de Europa le preguntaban por el futuro económico postcovid-19. "Es una pena no poder estar juntos, pero sed bienvenidos al BCE", ha empezado. Después de dejar atrás los escenarios más suaves y optimistas, Lagarde ha señalado que la economía europea sufrirá una contracción de entre el 8% -en el mejores de los escenarios- y el 12% -en el peor y siempre y cuando la situación mantenga el rumbo actual-. A pesar de que todavía no son datos ajustados, el BCE actualizará sus previsiones una vez se hayan reunido el Consejo de Gobierno el jueves 4 de junio.
Lo que está prácticamente claro es que la contracción de la economía europea será más fuerte de lo que preveía el organismo hace apenas un mes, cuando contemplaban que las medidas estrictas del confinamiento tendrían su punto y final durante el mes de mayo. Ahora, el BCE prevé que el PIB de la eurozona se recupere entre un 4% y un 6% en 2021, pero la incertidumbre provocada por la crisis del coronavirus no da margen a hacer unas previsiones contundentes.
De este modo, de los tres escenarios que planteaba el organismo, sólo quedan dos: el de una caída del 8%, que se produciría en caso de que las medidas estrictas de confinamiento acabaran a finales de mayo aunque se mantengan medidas de seguridad y contención; y el de una contracción del 12%, donde el PIB caería hasta el 15% en el segundo trimestre de 2020 si el confinamiento se alarga hasta finales de junio. Si es así, la economía crecería un 6% entre julio y septiembre y un 3% entre octubre y diciembre, dando lugar a un crecimiento del 4% en 2021. Sea como sea, todo esto "es muy difícil de medir" y es "muy difícil hacer previsiones", cosa que, confiesa la presidenta del BCE, "es muy frustrante para nosotros que siempre lo medimos todo".
Los verdaderos héroes: el riesgo del dinero vs. el riesgo de la vida
Las consecuencias económicas han centrado el discurso de Lagarde, pero antes ha querido agradecer el trabajo de los "verdaderos héroes". "Los verdaderos héroes no han sido ni el BCE, ni los responsables políticos, nosotros hemos hecho nuestro trabajo. Son los que han estado en la primera línea: los doctores, las enfermeras, los conductores de ambulancias, todos los que han trabajado en la oscuridad de las habitaciones, en la tristeza de estos lugares. Ellos son los verdaderos héroes y también las víctimas", ha puesto encima la mesa, para continuar recordando que "quizás ellos no han puesto en riesgo su dinero, pero sí su vida. Quiero empezar con esto y darlos las gracias".
Lagarde: "Veremos consecuencias diferentes según países, que dependen de muchos factores: la situación del país antes de la pandemia, la naturaleza de su actividad..."
Pero, mientras tanto, el BCE tiene que trabajar encima de la incertidumbre en "la primera gran crisis sanitaria que ha golpeado a todo el mundo y que ha traído una crisis económica masiva", y lo tiene que hacer planteándose varios escenarios hipotéticos para poder hacer frente al futuro y salvar la zona euro con los menos daños posibles para su economía. "Veremos consecuencias diferentes según países a medida que vayamos saliendo de esto, que dependen de muchos factores: la situación del país antes de la pandemia, la naturaleza de su actividad...". La sentencia en este sentido sí que es clara y los países que centran su actividad económica en el turismo "serán los más afectados".
De este modo, la asimetría entre países será la protagonista en el camino de la salida de la crisis, pero, ¿cuál es el trabajo del BCE en todo esto? Su misión principal es ser quién custodia a Europa, mantener la estabilidad de precios y apoyar a las pol´ticas económicas de la UE en segunda línea. El organismo ha tenido que resolver "medidas excepcionales" y "estar seguros de que hay liquidez en el sistema y de que fluye sin interrupciones", así como "de que no hay recortes ni contracciones de la economía". En esta línea, han tenido que asegurarse de que las empresas, sean de la medida que sean, puedan continuar con su actividad, apoyando a los bancos para tener claro que la "liquidez fluye".
¿Y la UE?
La semana pasada, el Círculo de Economía debatía sobre el futuro de la pandemia y, su vicepresidente y presidente de Caixabank, Jordi Gual, aplaudió la reacción del BCE, mientras que pedía más cooperación de la Unión Europea porque "sólo cooperando tendremos un papel mundial y seremos capaces de salir de esta recesión". Si los programas de compra de deuda pública, las inyecciones de liquidez y la relajación de requisitos para facilitar el acceso a la financiación del BCE han sido "muy positivos" hasta hoy, ahora es importante "encontrar espacios de cooperación internacional" porque, recordaba, "estamos absolutamente interconectados, entrelazados con relaciones comerciales y humanas".
La presidenta del BCE anunció en este sentido que revisará las reglas fiscales de la UE, es decir, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento porque considera que hay que aprovechar la suspensión de las reglas fiscales europeas en el marco de la crisis por el coronavirus para "modernizar sus modalidades". "Si el plan de recuperación europeo combina subvenciones comunitarias y préstamos a muy largo plazo y con tipo de interés bajos destinados principalmente a los países que más lo necesitan, habremos hecho un gran paso cabe adelante en la solidaridad financiera europea", sentenciaba.
El futuro continúa pintando incierto, pero, como asegura Lagarde, "está claro que esto será remediado y está claro que encontraremos maneras para movernos hacia un nuevo estadio. Eso sí, mientras tanto, tenemos que afrontar las consecuencias inmediatas que esto comporta" teniendo muy claro que, "si tomas las medidas incorrectas, o no las tomas, las consecuencias económicas de la pandemia pueden ser desastrosas".