El miércoles 1 de septiembre, por primera vez en décadas, Cataluña tenía más kilómetros de vías rápidas gratuitas que de pago. Parecía una buena noticia, a pesar de que, al desaparecer los peajes, de momento, los costes de mantenimiento de la infraestructura irán a cargo de nuestros presupuestos, una fórmula que muchos expertos consideran inasumible a largo plazo. Y que yo tengo mis dudas.
Sin embargo, hay un aspecto que me perturba. Las colas en autopistas de pago antes no eran noticia. Pero ahora sí que lo son. Y cada domingo igual. ¿Qué hay algún interés en que pensamos que antes era mejor? Que curioso, ¿verdad?
¿Además, no sería más correcto que la concesionaria que termina deje anuladas las áreas de cobro? Si les pagamos unos 2.000 millones para que marchen, se lo tendrían que llevar todo cómo antes mejor. ¿Qué creen que podrán volver?
Muchas preguntas y pocas respuestas.
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