La letra pequeña del informe FMI

El economista Enric Llarch explica con detalle los aspectos más destacados del demolidor estudio sobre España

Kristalina Georgieva, directora general del FMI. | ACN
Kristalina Georgieva, directora general del FMI. | ACN
Barcelona
17 de Abril de 2020
Act. 17 de Abril de 2020

Desde hace poco más de un mes se implantó el estado de alarma, quien más quien menos ya se temió que la pandemia del coronavirus desembocaría en una crisis económica. A diferencia de crisis pasadas -desde el crack del 29 hasta la crisis financiera del 2008 pasando por la del petróleo del 1973-, esta vez se trata, pues, de una crisis anunciada. Todas las crisis son diferentes, pero esta lo es algo más porque el detonante ha sido una pandemia a nivel mundial. O, para ser más exactos, una pandemia que afecta en primer lugar y, de momento, con más intensidad el mundo industrializado.

"Todas las crisis son diferentes, pero esta lo es algo más porque el detonante ha sido una pandemia a nivel mundial"

Ventaja temporal para no desaprovechar

No deja de ser una ventaja la capacidad para prevenir la crisis por adelantado, a pesar de que también supuestamente lo era el hecho que el coronavirus se originara en China y se extendiera inicialmente por Asia. Pero, Madrid no supo aprovechar estas semanas de ventaja y ahora la pandemia ya es más intensa en España de lo que lo había sido en su lugar de origen.

Decíamos que todo el mundo veía a venir la recesión, pero han sido precisamente las previsiones publicadas por el FMI esta semana las que nos han alarmado de verdad, tanto por la intensidad de los malos pronósticos, como porque España, junto con Italia, resulta ampliamente la más mal parada. Quizás no es casualidad que dentro de la zona euro, estos dos sean los estados que reciben peor valoración de los organismos internacionales independientes a la hora de enfrentarse a la pandemia.

Estructura económica y endeudamiento condicionan los pronósticos

Tenemos que pensar que, además de la actuación gubernamental frente a la pandemia, los expertos del FMI han tenido básicamente en cuenta tres elementos adicionales a la hora de hacer pronósticos. Primero, la duración y la intensidad de la misma pandemia. Las hipótesis más extendidas hablan de una importante afectación al menos hasta verano, con riesgo de rebrotes inmediatos si el desconfinament no se hace bien y un año o dos de restricciones en determinadas actividades -turismo, ocio- hasta que no se disponga de una vacuna o de un tratamiento efectivo. Por lo tanto, si alguno de estos escenarios se avanza o se atrasa, el impacto económico puede ser más leve o más intenso y duradero.

"Se habla de una importante afectación hasta verano, con riesgo de rebrotes inmediatos si el desconfinament no se hace bien y un año o dos de restricciones en actividades como turismo u ocio"

El segundo elemento que tendrán que valorar los expertos es la estructura económica de cada país y su exposición a las distorsiones derivadas de la pandemia y sus efectos colaterales. Parece evidente que la temporada turística estival se verá fuertemente condicionada por la situación sanitaria y la confianza percibida desde el exterior. Y no hay que recordar que nosotros dependemos intensamente del turismo. El otro elemento relevante es como la pandemia afectará la demanda de nuestros socios comerciales y, por lo tanto, nuestras exportaciones. Este es un punto que claramente hemos mejorado desde la crisis anterior pero, al mismo tiempo, nos hace más dependientes de los mercados exteriores. A pesar de que, evidentemente, para Catalunya es mucho mejor tener nuestras ventas repartidas en toda Europa y del mundo que no concentradas en España cómo hasta no hace mucho.

En tercer lugar, los técnicos habrán considerado la situación financiera de cada estado y su margen de maniobra para actuar ante una crisis de este tipo. Una crisis básicamente determinada por una parada repentina de la actividad económica que, aunque inicialmente afecta más unos sectores económicos y de población que otras, acaba perjudicando todo el mundo si el engranaje se para o pierde parte de su rueda dentada. Las limitadas posibilidades financieras del Estado español, con un déficit y , sobre todo, un endeudamiento muy elevado y que no ha mejorado de forma significativa durante los últimos años de recuperación económica, seguro que condicionan los pronósticos a la baja.

Sólo por la caída del PIB, el cociente para medir el grado de endeudamiento que se emplea habitualmente -deuda vivo en relación con el PIB- aumenta considerablemente, aunque el numerador, el endeudamiento, se mantuviera estable, que tampoco lo hará. De aquí la demanda hasta ahora frustrada de los coronabonos, es decir, de conseguir endeudarse en buenas condiciones si el endeudamiento vendía avalado por el conjunto de la Unión Europea.

De hecho, el retraso en la respuesta a la pandemia, los anuncios de medidas económicas altisonantes pero de poco contenido o el maltrato de autónomos y pymes tienen mucho que ver, primero, con la voluntad de negar un problema inesperado que lo trastocaba todo y, después con la migración de los recursos públicos efectivamente disponibles para afrontar los primeros estragos económicos de la pandemia, los primeros dientes de la rueda que saltan.

La calidad de la política económica, el intangible determinante

De hecho, quizás todavía tendríamos que añadir un intangible relevante a la hora de hacer pronósticos económicos. Se trata de la tradicional escasa calidad de la política económica española para establecer prioridades adecuadas -inversión, regulación y gasto corriente,- para conseguir un crecimiento sólido y sostenido de sus sectores más dinámicos y con más futuro.

"La tradicional escasa calidad de la política económica española para establecer prioridades adecuadas -inversión, regulación y gasto corriente,- para conseguir un crecimiento sólido y sostenido"

Ahora no repasaremos medidas económicas anunciadas estas semanas últimas, medidas que van tarde y son insuficientes -aplazamientos de impuestos a autónomos y pymes-, que no tiene ncapacidad de implementar cuando toca -los millones de trabajadores afectados por los ERTE que todavia no han cobrado la prestación del 70% del sueldo- o que son tan escandalosas como la rápida subvención a los dos grandes grupos audiovisuales españoles, no vaya a ser que dejaran de informar cómo de bien lo hace el gobierno español.

En honor a la verdad, parece que algo han hecho bien en cuanto a los avales de la banca a la liquidez de las empresas, impidiendo sustituir crédito corriendo concedido por nuevos préstamos cubiertos por el estado. No podemos perder toda esperanza.

Una oportunidad perdida?

Este jueves se tenía que presentar la nueva renta mínima vital que impulsa el Gobierno español, presentación que finalmente no se hizo porque parece que todavía no está bastante consensuada, pero que quiere implantarse a partir de mayo como medida permanente. Parece que llegará a un millón de hogares -con tres millones de personas- en el conjunto del Estado español. Recordamos que en Catalunya ya es vigente una renta de este tipo -serán compatibles?-, que no se ha acabado de implementar del todo porque funcionábamos con presupuestos prorrogados -y mucho más estrangulados- del 2017.

No entraremos ahora a valorar el fondo del tema, las experiencias temporales -entre ellas en Barcelona- y los riesgos de perpetuar una población subsidiada a través de la llamada trampa de la pobreza. Ahora, una inyección temporal pero importante de recursos públicos en la población con más dificultades económicas podría ser una medida conceptualmente potente y acertada para recomponer la demanda interior y la caída del consumo, debilitados por este periodo sin actividad por la pandemia.

"Recordamos que en Catalunya ya es vigente una renta de este tipo -serán compatibles?-, que no se ha acabado de implementar del todo porque funcionábamos con presupuestos prorrogados"

Aun así, todo hace pensar en una oportunidad perdida. Ni el volumen de afectados ni de recursos parece que tenga que ser muy significativo. Si se centra exclusivamente en la población más desfavorecida, mayoritariamente irá a parar a productos de primera necesidad, los productores y comercialitzadors de los cuales han sido los menos afectados por la caída de la pedida durante la pandemia y el efecto multiplicador será mínimo. Parece, por lo tanto, que será una nueva oportunidad perdida para ayudar la rueda de la economía a volver a coger impulso y conseguir que vuelva a coger la velocidad adecuada.

La calidad de la política económica española continúa siendo, desgraciadamente, tan limitada y mediocre como siempre. Así que, a pesar de que se trate de una crisis anunciada, tenemos mala pieza.