Cuatro ciudades del Estado español (Madrid, Sevilla, Málaga y Barcelona) se sitúan entre las 12 europeas donde más se consume cerveza, una actividad muy arraigada en nuestra zona. Así lo constatan las estadísticas del portal Money.co, con datos del año 2022. A pesar de que el origen de la cerveza se sitúa en los sumerios, que hace unos 4.000 años de antigüedad escribieron la primera receta sobre esta, conservada en un poema en honor a la diosa Ninkasi, Lleida juega un papel destacado en la selección de la materia prima, la avena, la transformación, la producción y la elaboración de cerveza. Los centros de San Miguel en la capital del Segrià, con más de 60 años de historia, y la malteria de Damm en Bell-lloc d'Urgell, son dos ejemplos de esta vinculación estrechada.
En el caso de la marca Damm, esta no se dedica tan solo a elaborar y embotellar cerveza, sino que también genera su propia materia prima. La compañía tiene dos fábricas en España dedicadas a la producción de malta, un derivado de la cebada esencial para elaborar cerveza. Una de ellas, bautizada como La Moràvia, se sitúa en Bell-lloc (Pla d’Urgell) y es el principal proveedor de este material de la planta del Prat (Barcelona), el principal centro de operaciones de la cervezera en Catalunya.
La Moràvia de Bell-lloc d'Urgell es el principal proveedor de malta de la planta del Prat de Llobregat
Transformación energética
La cosecha de cebada que los labradores leridanos recolectan en verano acabará formando parte de una botella de cerveza que se elaborará en la planta del Prat de Llobregat, pasando previamente por Bell-lloc d'Urgell, donde se transforma en malta, un elemento imprescindible para dar color, aroma, sabor y cuerpo a la cerveza.
En su centro deBell-lloc, Damm tiene previsto invertir 3,1 millones de euros hasta el año 2024 para convertirla en una fábrica autosuficiente en el ámbito energético. Solo este año, la cifra será de 1,9 millones de euros, destinados básicamente a la instalación de un parque fotovoltaico en la malteria, donde trabajan 22 empleados. En Bell-lloc, Damm produce 72.000 toneladas de malta anuales, lo que supone transformar más de 100.000 toneladas de cebada.
Un centro de interpretación de la cerveza
Enrique Suárez y Antonio Zuloaga, dos empresarios de la Segarra, tierra de secano y de cereales, viajaron en 1953 a Filipinas para ver cómo se elaboraba la cerveza. Cuatro años después, nace la cervecera La Segarra, embrión de la actual San Miguel. Desde la planta de Lleida, ubicada en el polígono industrial El Segre, sale la primera botella de San Miguel del Estado español. Para visibilizar este hito, la fábrica del grupo cervero acostumbra a abrir sus puertas para dar a conocer cómo se elabora la cerveza y la historia de San Miguel. Es una forma nueva y original de acercar al consumidor los procesos productivos y la filosofía del grupo.
Su centro de interpretación es un complejo pionero en cuanto a la manera de mostrar una instalación industrial, donde los visitantes pueden conocer de primera mano cómo se elabora uno de los productos más antiguos de la civilización. Sus impulsores comentan que se trata de una muestra de transparencia y un deseo de acercar los procesos productivos de la marca al consumidor de una manera más dinámica y original. El espacio aspira a ser un escaparate del proceso de elaboración de cerveza y de la historia de la compañía.
Desde la fábrica de Lleida, San Miguel ha impulsado la R+D+I de la compañía y se han ideado lanzamientos de nuevas cervezas
Desde la fábrica de Lleida, San Miguel ha impulsado la R+D+I de la compañía y se han ideado lanzamientos como la categoría de cervezas 0,0 %, la primera cerveza ecológica de España, San Miguel Eco o la reciente San Miguel 0,0 isotónica. El centro tiene una capacidad de producción de dos millones de hectolitros el año, cuatro líneas de envasado multiformatos, una superficie de 165.000 metros cuadrados, un almacén de 6.500 metros cuadrados y trabajan 150 profesionales.
Pla industrial
El plan industrial de la cervesera San Miguel implica destinar este año casi 15 millones de euros a tres de sus centros de producción. Las plantas beneficiadas son las de Lleida (que se lleva prácticamente la mitad de esta cantidad), Burgos y Córdoba, y la idea, según anuncia la empresa, es "asegurar su sostenibilidad y competitividad futuras". De este modo, la compañía prevé destinar estos recursos a proyectos vinculados con la eficiencia energética, la circularidad de los envases y la digitalización. Y hacerlo, "a pesar de la complejidad del entorno económico actual del país, marcado por la inestabilidad y las tensiones en la cadena de suministro".
Concretamente, la planta de Lleida recibirá 7 millones de euros, uno más de los que destinó a estas mismas instalaciones la compañía el año pasado. En este caso, el objetivo es impulsar proyectos de innovación y empaquetado sostenible, así como iniciativas orientadas a digitalizar y automatizar la fábrica. Con esta inyección de dinero, la planta leridana acumula algo más de 33 millones de euros de inversión en los últimos 10 años.
En el caso de San Miguel, la planta se ha convertido, además de un referente económico y patrimonial, en un símbolo sentimental de la ciudad de Lleida. De hecho, el director del centro leridano, Jordi Guixé, acostumbra a explicar que a cualquier ciudadano que se le pregunte, responderá afirmativamente al hecho de conocer alguien que trabaje o haya trabajado en la fábrica. De hecho, la compañía, en sus campañas de promoción, siempre reivindica sus orígenes leridanos con el lema 'De la tierra al mundo. Hecha en Lleida'.