Hace apenas un mes y pico, el Departament de Salut anunciaba que en Catalunya se había llegado a los mejores tiempos de espera para operarse desde que hay registros disponibles. El gobierno catalán también mencionaba que el grado de satisfacción global de la ciudadanía con la atención recibida se incrementó hasta el 7,72 en el 2023, y la valoración del trato personal recibido por los usuarios por parte de médicos y enfermeras era del 93,1% y del 94,8%, respectivamente.
Esto no quiere decir que nuestro sistema público de salud no tenga retos importantes o que no se tenga que mejorar en muchos aspectos. Pero son buenas noticias. Esto también me ha hecho recordar que ya en el 2006, el think tank británico King's Fund, especializado en temas de salud, ya propuso a Catalunya como modelo de estudio para el sistema de salud público inglés, junto con los modelos alemán, neerlandés y neozelandés. No nos tendría que sorprender, y menos si tenemos en cuenta que la BBC nos advertía el año pasado que había unos 7,47 millones de británicos en espera para iniciar un tratamiento hospitalario rutinario. Este es el número más alto desde el 2007.
Los expertos del Reino Unido parecen mantener su interés en nuestro modelo. Así, en el 2017, el NHS Confederation del sistema de salud público británico volvía a destacar el ejemplo catalán y analizaba su desarrollo de servicios integrados para una población envejecida, como es la catalana, considerándolo toda una lección europea a tener en cuenta. También encontramos referencias sobre el modelo catalán en los debates del Parlamento británico sobre la creación de las narcosalas y sobre la extensión de la cobertura médica a inmigrantes en situación irregular.
En el año 2019, el Nuffield Trust, otro think tank independiente sobre salud del Reino Unido, también alababa el modelo catalán de atención primaria y el enfoque proactivo en la gestión de la salud de la población, facilitado por un sistema de información de procesos de estratificación del riesgo que, hasta Clalit (el sistema digital más avanzado de Israel) consideró impresionantes.
En el 2020, el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal) fue considerado el centro de pensamiento mejor valorado de la Unión Europea y el decimotercero del mundo
El talante innovador de Catalunya y la colaboración publicoprivada en general pero, sobre todo, en la utilización de nuevas tecnologías, ha demostrado obtener unos resultados valorados más allá de nuestras fronteras. Otro ejemplo de innovación es la creación, ahora hace apenas un año, del programa para la promoción y desarrollo de la inteligencia artificial en el sistema de salud. Este proyecto tendría que ayudar a implementar soluciones de inteligencia artificial en la mejora de la salud de la ciudadanía y promover la sostenibilidad del sistema de salud.
El espíritu pionero catalán también ha contribuido en otros retos de salud de alcance mundial. En este sentido, en el 2020 el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), que tiene como objetivo la mejora de la Salud Global mediante la excelencia en la investigación enfocada a las enfermedades infecciosas y las no transmisibles, fue considerado el centro de pensamiento mejor valorado de la Unión Europea y el decimotercero del mundo.
Los hechos de octubre de 2017 pusieron a Catalunya en el mapa internacional. Desde entonces, ya casi no hay que explicar al mundo quienes somos los catalanes. Ejemplos como los mencionados demuestran que Catalunya también disfruta de una proyección propia en ámbitos tan relevantes y complejos como la salud y la innovación. Es por este motivo que hay que aprovechar todas las dinámicas para continuar fortaleciendo y promoviendo una marca catalana propia y de prestigio, y hacerlo de manera desacomplejada, para crear dinámicas que beneficien al país, a los ciudadanos y a nuestros sectores público y privado.