"Calidad más que cantidad". Este es el principal caballo de batalla del director de la Unión de Polígonos Industriales de Cataluña, Carlos Rodríguez, que ha aprovechado una jornada de gestión pública a la IESE para criticar "el estado deplorable" de los aproximadamente 1.900 polígonos catalanes (no hay una cifra oficial) así como la poca seguridad de sus trabajadores o la falta de fibra óptica. "Durante muchos años no se ha hecho absolutamente nada", ha remachado. Mucho antes que grandes tecnologías, expertos de diferentes sectores y regiones se han levantado para reclamar unos mínimos a las naves industriales. Se autodefine como "poligoners" del siglo XXI.
Según un estudio del área metropolitana de Barcelona, un 36% de los polígonos se encuentran en un estado deficiente, un 12% sólo servicios básicos de agua y luz y un 40% no tiene acceso a la fibra óptica. Con estos datos en la mano, Rodríguez constata que "cuando una empresa quiere instalarse tiene una gran dificultad para saber si hay naves disponibles y qué son sus condiciones". Todo y los programas de mejora, los avances de la tecnología no se ven reflejados a la realidad de las naves: "Hablamos de 4.0, 5G, IA o YATE y no tenemos ni fibra óptica ni iluminación".
Romá: "Estamos hartos que nos hablen del polígono 4.0, la herramienta más avance es la escoba"
"Estamos hartos que nos hablen del polígono 4.0, la herramienta más avance es la escoba", ha espetado también el gerente de la Federación de Polígonos Empresariales de Valencia (Fepeval), Diego Romá, ante un auditorio que ha estallado a reír. A pesar del tono humorístico, las imágenes de las naves valencianas hablaban por sí suelas: farolas caídas, aceras rotas, pilas de basura...
"El urbanismo residencial se aplica a escala kafkiana en las áreas industriales", ha atacado de nuevo. Y ante "el abandono" de la Administración pública, la Fepeval que agrupa 120 parques empresariales ya se ha movilizado con una llei pionera que incorpora una nueva figura jurídica encargada de gestionar, modernizar y promocionar las áreas industriales de la región. Un precedente a estudiar desde Cataluña.
Más Tesla que Airbnb
Una pregunta que despierta tanto miedo como incertidumbre es si la empresa digital necesitará polígonos? El CEO de Barcelona Tech City, Miquel Martí, ha puesto la respuesta tecnológica sobre la mesa de debate: "Tenemos casos de éxito local e internacional como Tesla que combina oficinas con grandes extensiones de polígonos y en cambio también hay Airbnb que sólo necesita casas". De hecho, el objetivo de la entidad es convertir Barcelona en un hub tecnológico de primera línea va de talento, conocimiento e inversión pero también de recursos logísticos como las naves.
Martí: "Tenemos casos de éxito como Tesla que combina oficinas con grandes polígonos pero también hay Airbnb que sólo necesita casas"
"Por esta fiesta también necesitamos partners que combinen su presencia en grandes ciudades con naves industriales", asegura Martí. La automovilística Seates un buen ejemplo: tiene ingenieros en la fábrica de Martorell e ingenieros al Pier 01 que trabajan la movilidad urbana. Una cosa no es incompatible con la otra y por eso la casa de los emprendedores también acoge el Payment Innovation Hub de CaixaBank o "un trocito de Gas Natural que es diseño puro y donde todo se mueve y se configura".
Una bandera azul
La directora técnica de Actividades Integradas S.A, Isabel Baños, alerta que si se quiere hacer llegar la fibra óptica a todas las naves "no es sólo un trabajo de despacho sino de soluciones in situ sobre el terreno". Todo ello de camino a los smart polígonos pero con previa parada de emergencia por unos mínimos.
En esta línea de trabajo de campo se encuentra precisamente también la CEPE que es la coordinadora española de polígonos empresariales y se encarga de validar la infraestructura con un certificado. "Tenemos que conseguir que la competitividad de las naves vaya de la mano de la competitividad empresarial", ha reivindicado Alex Loustaunau, miembro de la CEPE que en Cataluña está representada por la Diputación de Barcelona o Pimec. Entre sus proyectos se encuentran: la eficiencia energética, un antirobatori del cable o la gestión del agua y del suelo. Todos aquellos polígonos más competitivos y con mejores servicios contarán con su bandera azul. Y no es una cuestión de medida: "Un país crece porque hay empresas grandes y las pequeñas consiguen desarrollarse".
A guisa de metáfora borde del mar, Loustaunau ha propuesto a los asistentes el siguiente ejercicio: "Cerráis los ojos y pensáis qué es una bandera azul.habrá personas que habrán pensado en marketing y hay otros que en una garantía". El coste de la certificación ronda los 900 euros por jornada que se tarda a auditar el polígono y demostrar con una bandera que "no vale el café para todos".
A la práctica
Más allá de una queja generalizada, no todos los polígonos viven la misma realidad. Según el coordinador gerente del pacto industrial de la región metropolitana de Barcelona, Carles Rivera, "la realidad del mapa municipal en Cataluña está muy fragmentada".
Rivera: "La realidad del mapa municipal en Cataluña está muy fragmentada"
En Rubí, "la ciudad más industrial de Cataluña", no hay manera de entrar o salir si no es por un polígono industrial pero las naves "están obsoletas" y la fibra óptica es "poco eficiente". Bajo el lema de Einsten que dice así "Si buscas realidades diferentes no hagas siempre el mismo", el director del desarrollo económico local de Rubí, Jordi Núñez, ha sido uno de los impulsores del plano director Brilla 2016-2019 que quiere luchar contra "el oligopolio de las grandes operadoras" y mejorar la comunicación de las naves así como incentivar la eficiencia energética, reducir el consumo y optar por las renovables. "A pesar de los rumores, el autoconsum no está prohibido y a pesar del impuesto al solo, el autoconsum continúa siendo rentable", recuerda.
En el Berguedà, con 39.000 habitantes, 1.300 empresas y un peso del PIB superior a la media catalana, la competitividad viene de "la calidad de sus recursos" y se apuesta para hacer política de clústeres de abaix arriba. Según el gerente del consejo comarcal, Eduard Barcons, "tenemos que pensar globalmente y actuar localmente". Así lo ponen de manifiesto la estrategia Ris3Berguedà, la agencia de desarrollo, la cultura emprendedora a las escuelas o los clústeres en medio sanitario y productos típicos de montaña. A la espera que la fibra óptica se asiente en el territorio, Barcos defiende que su Troica es "estrategia territorial, sistema y liderazgo".
De ciudad dormitorio a 'smart city'
"De ciudad dormitorio a smart social city". Así es como el director de desarrollo económico y ocupación del Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, Raül Blanco, ha definido la evolución de la segunda ciudad de Cataluña en actividad económica y ocupación. Una disrupción que no se podría entender sin Feria Barcelona, la buena conexión con el aeropuerto y la capital catalana, el clúster biomédico del Hospital de Bellvitge o el aterrizaje de grandes empresas tecnológicas. Tanto es así que el Hospitalet preside la red española de ciudades inteligentes.
Por todo ello, la investigadora de Orkestra-Instituto del País Vasco, Miran Estensoro, defiende las políticas de polígonos industriales como "una herramienta más por las políticas de competitividad" y emplaza a las diferentes instituciones a "facilitar procesos de articulación entre aquello local y aquello comarcal". O el que es el mismo pero en boca de la responsable de polígonos de Pimec, Marcela Véliz: "Se tiene que recortar la distancia entre la administración y el usuario final porque se habla mucho traer inversiones pero se tiene que retener y consolidar el que hay". Es decir, primero barre y después ya 4.0.