Durante los últimos años, hay un tema que está protagonizando, con permiso de la vivienda, la política del Estado. Se trata de la propuesta de reducción de la jornada laboral de 40 a 37 horas y media que plantea el gobierno de Pedro Sánchez. Una medida que ha generado mucho revuelo por diferentes causas: la ausencia de las patronales en la mesa negociadora, la posibilidad de acortar a cuatro días la semana laboral o las divergencias respecto al impacto de la medida son algunas.
Recientemente, el exsecretario general de Cecot entre 1988 y 2021, David Garrofé, criticó enL'empresa al día, el pódcast de VIA Empresa, que todo era "populismo barato". El motivo está directamente relacionado con el contenido de la propuesta. Garrofé consideró que el planteamiento es erróneo, dado que no tiene en cuenta lo que recogen los convenios laborales: las horas anuales trabajadas. "Se debería hablar de recortar las horas al año y después que cada empresa decida cómo quiere aplicar esta reducción", afirmó.
Más allá de las diferentes opiniones y posicionamientos, el debate sobre la rebaja de las horas trabajadas a la semana se ha instaurado con fuerza. Ahora bien, esta discusión no es nueva. Diferentes países del entorno europeo ya la tuvieron en su momento (de hecho, algunos ya tomaron medidas a finales del siglo pasado) y aplicaron esta reducción. Cabe decir, sin embargo, que no existe un modelo único. Cada país ha ajustado la propuesta según su realidad y de acuerdo con las necesidades de su mercado laboral.
Europa, motor de cambio
En un contexto en el que la productividad es el gran reto a resolver para la Unión Europea (UE), algunos estados han apostado por la reducción de la jornada como mecanismo de eficiencia que impulse el rendimiento. No hay que irse demasiado lejos: en Francia, la ley fija en 35 horas el tiempo que se trabaja cada semana. El caso francés es único porque es vigente desde el año 1999, es decir, mucho antes de que muchos países comenzaran pruebas piloto. La idea salió bien, pero a medias: a pesar de que se crearon 350.000 puestos de trabajo nuevos, el gobierno se había marcado como objetivo alcanzar los dos millones.
Cuatro años más tarde, en 2003, su vecino del norte, Bélgica, adoptó una fórmula similar. En este caso, sin embargo, la reducción fue más sensible y se aprobó una jornada de 38 horas semanales. La propuesta del ejecutivo era dar más tiempo libre a los trabajadores sin tener que sacrificar el salario. Hace un año, el gobierno dio un paso más y propuso concentrar en cuatro días el total de la semana. ¿Cómo lo harían? O bien trabajando dos horas más cada día (un total de nueve y media), o bien acumulando horas extra durante una semana y compensarlas la siguiente. El proyecto fracasó y solo el 0,5% de los trabajadores del país solicitó acogerse al modelo.
En Islandia, la iniciativa funcionó con un éxito rotundo y en 2024 el ejecutivo aprobó legislativamente la medida
Vamos aún más al norte. Concretamente, a Islandia. Allí, el gobierno de Reikiavik llevó a cabo una rebaja de 40 a 35 horas semanales distribuidas en cuatro días. Lo probó entre 2015 y 2019 con 2.500 trabajadores, sin tocar el salario. La iniciativa funcionó con un éxito rotundo y en 2024 el ejecutivo aprobó legislativamente la medida. Desde entonces, más de la mitad de los trabajadores del país han solicitado acogerse a este nuevo paradigma, la tasa de desempleo se ha reducido y la de productividad ha aumentado.
Pero si hablamos de conciliación entre vida laboral y personal, los Países Bajos son el referente absoluto. Es el estado europeo en el que menos se trabaja (no llega a la media de 31 horas), con un sueldo medio de 3.471 euros mensuales y una tasa de desempleo tres veces inferior a la que hay en España. Solo el 3,6% del país está sin trabajo. ¿Cuál es su secreto? La flexibilidad horaria, el teletrabajo o la facilidad de cambios horarios.
Finalmente, hay otros ejemplos como Dinamarca, Italia o Noruega que ya están trabajando con el modelo que ha propuesto el gobierno español y han pasado de 40 a 37 horas y media.
Más allá de Europa: el caso japonés
Si hablamos de modelos laborales, es imposible no pensar en Japón. Tradicionalmente, siempre se ha visto al estado nipón como uno de los más duros en cuanto a condiciones de trabajo. Esta dinámica ha llevado al país a una caída de la natalidad que ya preocupa a su gobierno. Por este motivo, el pasado diciembre propusieron implementar la jornada de cuatro días. Cabe destacar que en este caso no se propone reducir las 40 horas legales, sino liberar un día de la semana.
La medida comenzará a aplicarse a partir de abril de este 2025 y será complementada por otra: una licencia parcial para el cuidado de bebés. De esta manera, Japón permitirá a sus trabajadores acortar su jornada laboral a solo dos horas cada día. Esta propuesta, sin embargo, ya se ha comenzado a aplicar.
Sudáfrica se ha convertido en el primer país africano que prueba la semana laboral de cuatro días
A más del Japón, hay otros casos paradigmáticos. Australia también dispone de una semana con menos horas trabajadas que en Catalunya (38 horas), aunque de momento se han mantenido los cinco días a la semana. Por otro lado, Sudáfrica se convirtió en el primer país de África que probó el modelo de cuatro días. En este caso, sin embargo, con solo seis empresas. A pesar de ello, los resultados fueron notables: el 92% de las firmas apostó por mantener el modelo, el absentismo laboral se redujo un 9% y las dimisiones cayeron un 11%.