En el mundo de la empresa, como en la vida, el timing lo es todo. Para Marian Muro (Barcelona, 1969), su actual etapa profesional como directora general de la patronal de apartamentos turísticos de Barcelona (Apartur) comenzó con el mayor de los contratiempos: una semana antes de llegar, el Ayuntamiento de Barcelona anunció la prohibición de los más de 10.000 pisos turísticos de la ciudad a partir de 2029. Desde entonces, su lucha ha consistido en intentar persuadir a la sociedad civil de que es una mala idea. Lo ha hecho con informes, estudios y análisis que nacen desde su experiencia como directora general de Turisme de Barcelona entre 2020 y 2022 y como directora general de Turisme de la Generalitat entre 2011 y 2016. De hecho, Muro conoce tan bien el sector público como el privado: también fue la directora general del Grup Julià en España entre 2016 y 2020. Así pues, es una de las voces más autorizadas en esta cuestión y, sin duda, una pieza clave en esta partida de ajedrez que va camino de acabar en los tribunales.
¿Qué te parecen las 12 medidas de Pedro Sánchez para solventar el problema de la vivienda?
El tema es muy complejo. Vamos a necesitar muchos años para paliar la situación de precariedad que estamos viviendo. Personalmente, soy más partidaria de incentivar, promover y llegar a grandes pactos con el sector privado. Así que todo lo que son topes, limitaciones y restricciones no son soluciones realistas. La emergencia es tan grande que ahora mismo lo que hay que hacer es buscar el camino para poder hacer vivienda con la mayor celeridad posible, facilitando las cosas a los promotores, reduciendo la burocracia e incentivando que se construya. En el caso de quienes tienen pisos turísticos, residencias o pisos vacíos por inseguridad jurídica, como sucede en Barcelona, también se les tiene que ayudar. Hay que darles garantías en caso de que se produjeran impagos o incumplimientos por parte de colectivos vulnerables.
Vivimos en una época en la que estamos trasladando muy continuamente al sector privado las responsabilidades que son inherentes a la Administración. Esto se está dando en muchos ámbitos.
Este concepto de colaboración público-privada cada vez se repite más. En este sentido, el pasado verano decíais que aún no os habíais podido reunir con el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. ¿Se ha producido ya algún contacto?
Lamentablemente no. No hemos tenido ningún tipo de contacto ni con el alcalde, ni con ningún representante del Ayuntamiento de Barcelona del PSC.
¿Y seguís intentándolo?
Apartur tiene una visión clarísima, que es llegar a un consenso y a la conciliación con el Ayuntamiento. No buscamos la liberalización absoluta, creemos que tiene que haber limitaciones, restricciones y sanciones efectivas para cada caso. Pero de ahí a eliminar un sector económico, hay un espacio. Además, es una medida que se ha adoptado sin conocimiento. Siempre digo que cuando uno impulsa una disposición debe valorar los pros, las contras y las consecuencias, y sobre todo tener una buena diagnosis. Si no es así, nunca va a encontrar una solución óptima, porque ya se parte con un espectro de datos que no corresponde con la realidad. Ojalá se produzcan pronto encuentros y conversaciones.
"Nos hemos visto con todo el mundo, menos con quien está gobernando Barcelona"
Si mañana Collboni os diera audiencia, ¿le presentaríais medidas en concreto?
Tenemos un plan de medidas, pero es que no nos hemos ni sentado. Nos hemos visto con todo el mundo, menos con quien está gobernando la ciudad. Yo he estado en la Administración y tengo una manera un poco particular de vivirla. Para mí, quien gobierna está al servicio de los ciudadanos y de las empresas, y no al revés, como parece que está sucediendo ahora mismo. Una persona que está gobernando tiene la obligación de conocer todos los puntos de vista y todas las posiciones sobre temas relevantes, escuchar a todo el mundo y luego obviamente tomar la decisión que considere más adecuada. Por lo tanto, para empezar, esto ya me parece un déficit de gobernanza.
¿Por qué crees que no os reciben?
Eso se lo tendrías que preguntar a él. Lo único que te puedo decir es que hace un año y medio o dos, Apartur era una patronal que prácticamente no tenía mucha influencia, porque tampoco había tenido problemas, y en estos momentos estamos en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales con un relato sólido, basado en conocimiento y en datos. A mí no me gusta la improvisación, ni a esta asociación tampoco; lo primero que hemos hecho es estudiar, analizar y tener conocimiento. Insisto, la diagnosis es básica para una buena solución.
Pienso que llegará un momento en el que se producirá este encuentro. Estaría encantada de poderme sentar con Collboni o con el primer teniente de alcalde y poder dialogar, aunque tengamos puntos de vista diferentes sobre la situación. Yo lo he hecho así toda la vida: tuve que poner una tasa turística y siempre he llegado a consensos cuando he trabajado.
El pasado verano, Apartur criticó que la eliminación de los 10.000 pisos turísticos restringiría la ciudad para las familias. Unas semanas más tarde, el Gremi d'Hotels de Barcelona aseguró que querían un modelo de turismo de una renta más alta y un perfil empresarial. ¿Qué tipo de turismo quiere Apartur para Barcelona?
Quiero que quede muy clara una cosa: la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona es eliminar un sector. No hablamos de restringir, sino de eliminar un sector con unas licencias que no tenían caducidad, que son vigentes, que es un derecho adquirido. Es verdad que tienen todo el derecho del mundo a decidir su expropiación, pero siguiendo la normativa que establece el tratado de la Unión Europea. Es decir, con una negociación de las indemnizaciones.
En cuanto al modelo de la ciudad, parece mentira que no lo defiendan quienes se supone que son progresistas. El camino no es volver otra vez a los inicios. La democratización del turismo fue un gran avance. La posibilidad de que la gente pueda viajar y conocer el mundo ha sido un progreso. Y no es de menor calidad aquel que no va a hoteles de lujo. Obama era un estudiante cuando vino a España, y mira la promoción que ha hecho de España como destino. El tema no va solo de rentas, sino de conductas y de permisibilidad. Debemos ser capaces de trasladar que queremos un turismo respetuoso y sostenible, pero manteniendo nuestra idiosincrasia. El otro día, en Fitur, participé en una conferencia y lo digo: Barcelona no podría vivir solo del turismo de lujo. Imposible. Esto te lo puedo asegurar.
¿Por qué?
Pues porque tendrían que cerrar no sé cuántos establecimientos de comercio y restauración de un nivel de calidad medio. Hablamos de muchos puestos de trabajo. Estoy de acuerdo en algunas cosas. En Turisme de Barcelona ya planteamos en 2021 las primeras líneas estratégicas, las cuales basamos no en que viniera más gente, sino en el mensaje que queríamos dar de la ciudad para atraer a un público sostenible, científico, de ferias o con inquietud por la cultura. No renunciemos a la democratización y hagamos una promoción. En esta ciudad ya no se puede hablar de lo segundo. Yo sí lo hago, porque promoción no solo es invitar a que venga alguien. Promoción es poner en el relato los activos por lo que queremos ser reconocidos como destino turístico.
¿Y cómo se puede encajar un turismo masificado, pero a la vez atajar problemas como la inseguridad, el acceso a la vivienda o la cantidad de pisos turísticos?
Te puedo dar diez medidas, si quieres.
Adelante.
Estamos ya sobredimensionados de estudios sobre el turismo en Barcelona. Se trata de pasar a la acción. Hay que aplicar políticas transformadoras, y eso requiere valentía. La diagnosis de Barcelona es muy clara: es una ciudad pequeña con una concentración de recursos muy evidente en un perímetro pequeño. Con un éxito mundial tremendo, con muy buena calidad de vida, pero no se ha gestionado bien.
Voy a poner un ejemplo: la Sagrada Familia y su entorno. Todos conocemos las quejas de los vecinos por la cantidad de autocares. ¿Cuál es una medida de ciudad y de progreso? Hacer dos superparkings en las dos entradas de Barcelona, donde toda la gente que venga tanto a trabajar como a visitar la ciudad deje los vehículos. Esto tiene que ir acompañado con un transporte sostenible dentro de la ciudad que pueda trasladar a la gente y evitar el caos de los autocares. Obviamente, cuesta dinero. Pero, ¿cuál es la solución que se ha adoptado? Poner una tasa a los autocares. ¿Alguien cree sinceramente que poniendo esta tasa, que no digo que no haya que hacerlo por otros motivos, ya se va a solucionar el problema de los vecinos? ¿Alguien piensa que algún autocar que viene de Lloret o de Francia va a dejar de entrar en la ciudad por pagar 100 o 150 euros?
"Percibo una carencia de valores y de principios alarmante. Todo vale por estar en el poder, no existen lealtades y así no se puede ir bien"
Lo continuarán haciendo, pero pagarán más.
Y esto quiere decir que no se estudian las cosas. Tiene que haber un debate de ciudad más allá de la recaudación. También creo que gobernar no es fácil. Hay que tener mucho criterio, mucha capacidad de escucha, ser valiente y para mí es imprescindible ser una buena persona. Si además no se dispone de una mayoría para poder gobernar con facilidad, se producen estas disyuntivas.
¿Y hay buenas personas ahora mismo en las instituciones?
Siempre hay buenas personas en todos sitios. Aun así, percibo una carencia de valores y de principios alarmante. Todo vale por estar en el poder, no existen lealtades y así no se puede ir bien. Dudo que se pueda separar el liderazgo sin tener unos criterios y unos principios como persona.
Volvamos al modelo de ciudad. En unas semanas se celebrará el Mobile World Congress. ¿Se podrá seguir acogiendo el evento sin pisos turísticos?
No, y lo hemos demostrado en un estudio que hemos presentado recientemente. El Ayuntamiento sabe que es imposible. El tema ya no es el Mobile, sino que además hay mucha gente que viene a la ciudad por otros menesteres. Muchos plantean soluciones desde la perspectiva del área metropolitana. Incluso se lo he oído al alcalde. Piensan que es mejor porque se irán a los alrededores de Barcelona. Es cierto que pueden alojarse ahí, pero ¿no se dan cuenta de que no tenemos buenas comunicaciones y que las colapsaremos? Las medidas tienen que tener una estrategia, y el sistema de comunicación de transporte que tenemos hoy no puede aguantar algo así bajo ningún concepto.
En uno de sus informes hablan de que el 86% de los propietarios de pisos turísticos en Catalunya solo tienen un inmueble. ¿Hay alguna cifra más concreta en Barcelona?
La media es de dos pisos por propietario. Es decir, son pequeños propietarios. Lo que pasa es que se ha impuesto un relato en el cual todo lo que es inversión ya es especulación. Es un ataque continuo contra la propiedad, pero los datos son los que son. Hay otros sectores del alojamiento con mucho más fondos de inversión y otro tipo de inversores. Aquí hay gente que ha ahorrado para tener unas rentas y para poder disponer de unos ingresos adicionales a su pensión el día de mañana.
No hay una licencia nueva en Barcelona desde 2014 y representamos el 1,2% del parque de viviendas de la ciudad. Si llevamos 10 años así y el alquiler ha subido el 60% o 70%, creo que no hacen falta más comentarios. Si no quieren este tipo de alojamiento, que lo digan. Lo grave es que se le ha dicho a la sociedad que con esta medida se van a recuperar 10.000 viviendas para uso residencial, y esto es faltar a la verdad. Pongamos el caso de una persona que tiene uno o dos pisos turísticos. En 2028 finalmente se eliminan. Entonces, hará con ellos lo que le dé la gana, ¿no? Los venderá, pondrá un despacho de abogados, montará oficinas... ¿o es que también le van a decir lo que tiene que hacer?
¿Y Apartur sabe lo que quieren hacer?
Actualmente representamos más del 90% de la oferta, y hemos hecho una encuesta valorativa entre nuestros socios. Solo el 3% en la situación legislativa actual pondría su piso en un alquiler de larga duración. Además, es importante resaltar que estas 10.000 viviendas no van a corresponder a la media de la demanda. Son inmuebles grandes y están en zonas céntricas. Es decir, la gente que está en situación de precariedad no va a poder acceder a ellos.
Más allá de estas cifras, es cierto que Barcelona no es la única que ha prohibido o limitado los pisos turísticos. Hay casos como Madrid, Málaga, las Canarias... o incluso en ciudades europeas como Amsterdam. ¿Le gusta alguno de estos modelos para la ciudad?
Ojo, una cosa es prohibir y otra es eliminar licencias turísticas en caducidad. No hay ninguna otra región en el mundo que haya hecho esto más allá de Barcelona. Respecto a los modelos, yo asesoré hace muchos años en el proyecto de Amsterdam. Allí han adoptado 20.000 medidas y ninguna les ha salido a cuenta, porque esto es imparable. Si nosotros no queremos que venga más turismo, solo hay una solución, que es frenar y eliminar slots aéreos. Para mí no hay una receta universal aplicable, la situación de Barcelona no es la de Madrid, Málaga o Bilbao. Nuestra estructuración urbanística ya es diferente. Madrid puede crecer porque tiene suelo, nosotros no.
Claro que hay que restringir, porque el residente está por encima del visitante, pero también hay que explicarle al ciudadano cómo vive y lo que tiene gracias al turismo. Barcelona no tendría el aeropuerto que tiene si no fuese por el turismo. Habla con museos o comercios y te dirán el peso que tienen los visitantes. Esto no se explica desde la Administración, ni se está poniendo en valor. Y, ¿quieres saber qué es lo que más me molesta?
¿Nuestro modelo?
No, que nosotros ya éramos un modelo, y por temas ideológicos estamos barriendo toda la gran reputación que había logrado Barcelona. El modelo de regulación de los pisos turísticos en Barcelona es un éxito. No tengo ningún problema en sentarme y hablarlo con quien sea. En 2012, la Generalitat impulsó la primera normativa de viviendas turísticas. ¿Alguien se ha preguntado por qué se hizo? Nadie pensó que sería más competencia para los hoteleros, porque en aquel momento había 500.000 plazas ilegales en Catalunya. Era economía sumergida, no pagaban impuestos ni contribuían a nada. La Generalitat dijo que había que dignificar la actividad, lo transformó e impuso requisitos técnicos para asegurar la calidad del alojamiento. Y a pagar impuestos, como todo el mundo.
Este modelo que hizo Catalunya en 2012 luego se vendió por toda España y por toda Europa, y hoy lo están aplicando Madrid, Málaga o Sevilla. Barcelona tiene ahora mismo una oferta de 10.000 pisos de una calidad impresionante: el 78-80% son familias; el resto, congresistas y delegaciones. Habla con el Departamento de Inspección del Ayuntamiento de Barcelona y verás que el problema no son los pisos turísticos.
"Somos un modelo y tenemos que dejar de tirarnos piedras; deberíamos salir al mundo y decir que hemos podido controlar la oferta ilegal"
¿Qué hay de la oferta ilegal? El consistorio cifra en 300 o 400 los pisos turísticos ilegales que surgen cada mes.
Hay que ser justa con todo el mundo: el anterior gobierno municipal de Ada Colau, si algo hizo bien, fue la persecución de la oferta ilegal a través de sanciones. Hoy, Barcelona tiene una oferta ilegal súper residual. En total, debe haber unas 500 o 600 viviendas turísticas que corresponden a mafias, prácticamente con una dificultad de control importante. Es decir, no es el principal problema del Ayuntamiento. Por eso digo que somos un modelo y que tenemos que dejar de tirarnos piedras, cuando en realidad deberíamos salir al mundo y decir que hemos podido controlarlo.
Segunda cuestión: ¿alguien ha mirado la relación de quejas de vecinos colindantes a pisos turísticos? Yo lo he hecho. Quería saber el total de las quejas y cuántas correspondían a problemas de ruido. No existen, es insignificante. Lo mismo puede haber algún caso, pero como le puede suceder a cualquiera en su casa. Además, hoy en día es una actividad que se ha profesionalizado. Tenemos sonómetros con un sistema de 24 horas, y en el momento en el que se sube un decibelio de más, ya estamos ahí.
Respecto a las reclamaciones patrimoniales al Ayuntamiento, Apartur dijo en diciembre que ascendían a más de 4.280 millones de euros y que correspondían a 7.200 pisos. ¿Cómo pensáis ganar este caso?
Las reclamaciones ya están interpuestas y ahora estamos esperando la resolución de la Administración. A mí me encantaría que no se tratase de ganar o de perder, que fuésemos capaces de llegar a un acuerdo y explicar bien las cosas. En estos momentos, estamos en el Tribunal Constitucional por el decreto de la Generalitat, que es el que hace de paraguas para que los ayuntamientos puedan eliminar los pisos turísticos. Estamos a la espera de una respuesta, pero ya te puedo asegurar que esto acabará en el Contencioso. Además, hemos interpuesto una reclamación en la Comisión Europea y ahora tenemos pendientes reunirnos con ellos. Como dicen los abogados, la mejor sentencia es no tener que imponer un pleito. Es una pena que tengamos un gobierno local amable con el sector privado y que aún no nos hayamos ni sentado, ni explorado vías de colaboración. Aun así, tengo esperanza con el señor Illa.
Antes mencionaste que estuviste en Fitur. ¿Qué te dijeron representantes de otras ciudades del Estado y el resto del mundo respecto a los pisos turísticos de Barcelona?
Apartur tiene muchísimo apoyo afuera. Por ejemplo, tenemos una excelente relación con la Asociación Hotelera de Madrid, además de la concejal de turismo de Madrid. También con las de otras muchas ciudades de España.
¿Y con el Gremi d'Hotels de Barcelona?
Con ellos no hay ni buena ni mala, simplemente no hay una relación fluida.
Es decir, que la relación con el gremio de Madrid es mejor que con el de Barcelona.
Sí, y con las del resto de España, porque yo creo que todas están por la labor de poner orden y restringir, pero nadie quiere que su ciudad sea un exponente de inseguridad jurídica. No nos equivoquemos, lo que hoy le sucede a los pisos turísticos en Barcelona mañana le puede ocurrir a la restauración o al comercio, y eso es lo que no puede ser. Fíjate en las declaraciones de Janet Sanz hace unos días. Ya cuestionaba si las licencias de los hoteles tenían que ser de forma indefinida. Esto es lo que pasa cuando se abre la veda.
"Me habría gustado tener un respaldo taxativo del Gremi d'Hotels de Barcelona, pero su posición no es la de los hoteleros de la ciudad"
¿Y no sería preferible entonces tener mejor relación con el Gremi d'Hotels de Barcelona precisamente para esto?
Por nuestra parte, estaríamos encantados de la vida. Además, nosotros tenemos una hotelería extraordinaria. Si es que Barcelona es un modelo de desarrollo de ciudad, y los hoteles fueron unos colaboradores necesarios de ese proceso. Pero también voy a decirte una cosa: nos hemos acostumbrado a tener una moratoria desde hace 10 años, a no tener competencia, a ir poniendo los precios... Y ahora, además de la moratoria, desaparecen los pisos turísticos. Lo propio de una ciudad y de una economía desarrollada es fomentar la competencia y no limitar el derecho de elección del consumidor.
Me habría gustado tener un respaldo taxativo del sector de los hoteleros de la ciudad. Ahora bien, la posición del Gremi no es la de los hoteleros de la ciudad. Yo estoy todo el día comiendo y cenando con hoteleros, y la gente que tiene visión y que mira hacia delante me reconoce que tiene que haber competencia. Pero tampoco tiro la toalla con el sector hotelero. Espero que juntos podamos estudiar cómo podemos contribuir para el progreso de la ciudad, que es lo importante.