La semana económica catalana ha sido eclipsada por dos noticias de largo alcance: el retroceso del Primer Ministro italiano, Matteo Salvini, en su pugna presupuestaria con la Unión Europea. Este hecho reduce el riesgo y la incertidumbre a corto plazo para la economía europea y catalana. Por otro lado, el Brexit ha vivido esta semana un episodio dramático, puesto que Theresa May ha tenido que salvar una moción de no-confianza de su grupo parlamentario que deja colgando de un hilo. La agencia del Gobierno de Cataluña Acción ha sido galardonada por el grupo Financial Times por su estrategia en la atracción de inversiones hacia Cataluña. A pesar de que en esta columna ya se ha remarcado la buena tarea de Acción más de una vez, sirvan estas líneas como un merecido reconocimiento.
En el ámbito político hemos vivido una semana complicada debido a una nueva polémica con los Mossos d'Esquadra de la semana pasada. Una grave crisis de gobierno con el presidente Joaquim Tuesta y el consejero Miquel Buch como protagonistas.
Brexit e Italia
Ya hace semanas que los explico que el Brexit e Italia son los dos grandes riesgos que la economía catalana afronta a corto y mediano plazo. Ambos seriales han vivido esta semana capítulos importantes para los intereses catalanes con suerte diversa. El polos que el gobierno Salvini mantiene con la Comisión Europea para saltarse las reglas fiscales de la Eurozona parece que llegan al fin, puesto que el Gobierno italiano ha dado marcha atrás ante las amenazas de la Comisión de imponer sanciones en Italia. Estas sanciones basan a no abonar los fondos estructurales europeos que afectan sobre todo el sur de Italia, donde el socio de Salvini, el M5E, arrasó en las pasadas elecciones italianas. Cómo que el objetivo de Salvini -que es fuerte al norte donde prácticamente no hay fondos europeos- quiere disputar el voto del sur de Italia a su socio de gobierno, parece evidente que infringir daños económicos al sur no es algo aceptable por ninguno de los dos socios del gobierno italiano y esto ha provocado que Salvini acepte presentar un nuevo presupuesto. Los fundamentales financieros italianos han reaccionado muy positivamente al retroceso italiano.
Por otro lado, el 1922 Committee ha conseguido esta semana los 48 avales necesarios para forzar una votación de censura a la primera ministra británica. Los conservadores votaron favorablemente (200-117) a la continuidad de la May, que se comprometió a no presentarse a la reelección el 2022. A pesar de que May ha salvado una situación comprometida, el futuro del Reino Unido es incierto. El próximo mes de marzo el Reino Unido saldrá de la UE con acuerdo o sin -si May no decide pedir alargar el periodo para llegar a un acuerdo nueve- cosa que hace que un hard brexit sea más probable hoy que ayer. Pero también es cierto que ni May puede aprobar hoy por hoy el acuerdo con la UE porque no tiene mayoría, ni los hard brexiters tienen mayoría parlamentaria ni tampoco los partidarios del segundo referéndum están cerca de una mayoría que los permita una posibilidad de revertir el Brexit. Vaya, que dos de las tres opciones tendrán que hacer un pacto si se quiere evitar el Brexit.
El Gobierno de Cataluña ha vivido la que, probablemente, ha sido su semana más complicada de acá que el presidente Tuesta fue investido hace pocos meses. Si la semana pasada los explicaba que la BRIMO y ARRO de Mossos d'Esquadra -es injusto poner a todo el cuerpo en el mismo saco- había sido protagonista de unas cargas pasadas de vuelta y totalmente inaceptables, el fin de semana nos trajo un ultimátum del presidente Tuesta al consejero Buch para tomar medidas para que no se vuelvan a producir. La reacción del consejero fue sólida indicando que alguien sería destituido pero algo pasó de sábado a domingo, puesto que el consejero pidió una reunión al presidente Tuesta antes de que este iniciara su ayuno de dos días en Montserrat. El mismo sábado La Vanguardia decidió por algún extraño motivo cambiar de arriba abajo la crónica de la presentación del Consejo de la República del presidente Carles Puigdemont y acusó el presidente de defender la violencia. Cómo no, toda la prensa madrileña se hizo eco y empezó una operación contra el Gobierno parecido a la campaña de difamación sobre los tuits.
Según la oposición el presidente Tuesta es violento porque explicó que es partidario de la vía eslovena. A este linchamiento se sumaron varios políticos independentistas así como vedettes mediáticas. Lunes, la Moncloa se sumó al linchamiento y, además, acusó los Mozos de inacción en la apertura de peajes que los CDR protagonizaron durante todo el fin de semana.
De lunes a martes, la Moncloa cambió su posición y rebajó el tono a la vez que Elsa Artadi anunció que el presidente Tuesta no había impuesto ningún ultimátum al consejero Buch. Esta posición se confirmó martes cuando Buch no sólo no hizo ningún movimiento sino que acusó una minoría del independentismo de violento -Buch se ganaría bien la vida trabajando para Erdogan- y pidió disculpas en los Mozos. La crisis de Gobierno se abrió dejando el presidente Tuesta completamente desautorizar a ojos de todo el mundo, cosa que en política raramente se olvida y, en mi opinión, el presidente Tuesta lo tendrá que tener en cuenta por los días que venden.
El pleno sobre Cataluña que se hizo en el Congreso el día 12 fue mucho tienes debido a todos estos condicionantes y los reproches y las acusaciones cruzadas serían la tónica durante el pleno. Si, además, añadimos que han aparecido numerosos grupuscles que teóricamente son independentistas -pero que misteriosamente la caverna madrileña conoce a la perfección como si existieran hace años- que llaman a la movilización, la situación es tensa por el riesgo que las movilizaciones anunciadas por la ANC de cara al 21D queden fuera de control, y es que hoy en día parece obvio que ha sido un error clamorosa anunciar movilizaciones con tanta antelación.
El problema catalán
El efecto Vox ha generado histerisme al PSOE, más después de los 20 escaños que una encuesta los da en Madrid, que ve como después de perder el bastión catalán y andaluz ve como Madrid puede ser el siguiente gran momento para el partido de extrema derecha. Parece obvio que la aparición en escena de la formación verde ha desplazado hacia la derecha a todas las fuerzas políticas españolas y, además, con un nivel de agresividad que los políticos catalanes no saben oponer. A pesar de que el Gobierno esloveno ha llamado a consultas al embajador español y ha emitido un comunicado durísimo y que, además, la prensa europea ha criticado duramente la Moncloa, no parece que el PSOE tenga interés a rebajar el tono. La precampaña ha empezado aparentemente, cosa inexplicable sabiendo que Vox es acusación particular del juicio que empieza el próximo mes de enero.
El sistema político catalán tiene que revisar sus conceptos de libertad y democracia porque sigue viajando hacia el autoritarismo de forma lenta pero segura. No, los independentistas no son violentos por muchos cargos que el Gobierno quiera salvar. Cataluña tiene un problema grave y, por un golpe, el responsable no es España.