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A paso de tortuga para salvar el mundo

Turismo de proximidad, un transporte electrificado y un mundo rural sostenible: los pequeños pasos de Catalunya para reducir el impacto medioambiental

Pequeñas pasas hacia la sosteniblitat ecològica | iStock
Pequeñas pasas hacia la sosteniblitat ecològica | iStock
Barcelona
17 de Julio de 2021

Olas de calor extremo en Canadá, trombas de lluvia nunca vistas en Alemania que causan fuertes inundaciones, caídas de 10 grados de las temperaturas en pleno verano... Los síntomas de la emergencia climática se dejan ver cada vez más a menudo en todo el planeta. Es necesario emprender acciones para luchar contra él y esta semana se han hecho varios pequeños pasos en este sentido. Son claramente insuficientes, a pasos de tortuga para salvar el mundo. Tanto administraciones como empresas son conscientes y lo admiten, pero defienden los cambios graduales ante la inacción.

 

Primero, un estado de la cuestión. Catalunya va tarde; va tarde en la transición hacia las energías renovables en comparación a los objetivos que se había establecido el Govern para 2020. El Observatori de les Energies Renovables de Catalunya ha publicado este miércoles un informe en el que recoge los indicadores de producción fotovoltaica y eólica. Las placas solares y los molinos de viento todavía son lejos de generar 600 MW y 400 MW como se esperaba; de hecho, el OBERCat lo tilda de "imposible de lograr" este año. Pero no todo son malas noticias. El autoconsumo energético cada vez avanza más y se ha registrado una cifra récord de generación de potencia energética con biomasa.

Otra noticia positiva, o, como mínimo, esperanzadora. Los fondos europeos empezarán a llegar más pronto que tarde. Los ministros de Finanzas de los Estados miembro aprobaban a principios de semana la llegada de los primeros recursos al Estado español, un total de 9.000 millones de euros -de los 70.000 millones que tiene que recibir en los próximos tres años-. No solo son una esperanza para salir de la crisis, sino también en el campo medioambiental. Y es que se tendrán que destinar exclusivamente a proyectos relacionados con la transición ecológica -y la digitalización-.

 

El transporte, uno de los sectores más contaminantes, avanza hacia la electrificación con ayudas públicas e inversión privada

Si la semana pasada las declaraciones de Alberto Garzón sobre el consumo de carne provocaba polémica y el chuletón de Pedro Sánchez levantaba críticas, los campesinos y ganaderos también han querido decir la suya estos días. ¿Podemos prescindir de la ganadería?, nos preguntábamos el lunes; y el jueves desgranábamos la nueva Política Agraria Común de la Unión Europea, que tiene la sostenibilidad ecológica como uno de los ejes clave, para teñir de verde el sector agrícola. Lo que está claro es que el consumo de carne tal como ha sido en los últimos años es insostenible.

De la gasolina a la electricidad

El transporte es de los sectores que más contribuye en emisiones de gases de efecto invernadero. La tendencia de dejar atrás los carburantes fósiles e ir hacia la electrificación de los medios de desplazamiento se nota. La empresa de cargadores para vehículos eléctricos Wallbox ha abierto su primera tienda, en Barcelona. Apenas hace un mes, la compañía catalana superó los 1.000 millones de euros de valoración, hecho que la convirtió en un nuevo unicornio de origen barcelonés. Volkswagen también hace pasos hacia la electrificación: la automovilística instalará en el Estado español -todavía no ha confirmado la ubicación exacta- una nueva fábrica de baterías para coches eléctricos.

La administración pública también quiere apoyar a esta transición del transporte privado, hecho por el que esta semana ha presentado uno de los primeros proyectos que accederán a los fondos europeos. Se trata de transformar la cadena de valor y de desarrollar la nueva movilidad para avanzar hacia un transporte electrificado. La inversión es de 4.295 millones de euros públicos y 19.714 millones privados. Pero mientras no llegamos a la normalidad con los vehículos eléctricos, lo más limpio es ir en bicicleta. Barcelona acogerá en octubre tres congresos relacionados con este medio de transporte, de forma que Catalunya se convertirá en la capital de la bicicleta este 2021.

El impulso del turismo interior que ha provocado la pandemia contribuye a contener las emisiones de efecto invernadero gracias a los desplazamientos más cortos

Cuando hablamos de transporte no solo nos referimos a los desplazamientos de personas en vehículo privado, sino que también entran el turismo y las mercancías. En este sentido, el Port de Tarragona ha invertido 1,5 millones de euros a reducir un 44,5% el consumo eléctrico y 915,3 kilogramos de CO2 cada año. No podíamos dejar de hablar sobre turismo en pleno julio. Este fin de semana marca la segunda operación salida del verano y el sector está cada vez más preocupado por el aumento de contagios de coronavirus y el efecto disuasorio que esto pueda tener en los visitantes extranjeros. El presidente de Turisme de Barcelona, Eduard Torres, se muestra optimista y a la vez pesimista en la entrevista de este domingo.

Una de las buenas noticias es que el turismo interno -proveniente de otros puntos de España- ha crecido hasta niveles superiores a los anteriores a la pandemia. Más visitas de los que viven más cerca no compensan los ingresos perdidos con los extranjeros, pero sí tienen un impacto medioambiental mucho menor a viajar en la otra punta del mundo. Por lo menos, ahorramos emisiones contaminantes.