En una parte de la balanza, el gasto en I+D, la calidad del empleo y los niveles de déficit y deuda públicos; en la otra, la internacionalización de las empresas, el potencial industrial, la inversión extranjera y el empleo y los salarios. Los tres primeros elementos en rojo; los cuatro segundos, en verde. La MemoriaEconómica de Catalunya del 2019, elaborada por el Consell General de Cambres, destaca cuáles han sido los puntos débiles y las fortalezas en el último año. Las lecciones aprendidas del ejercicio pasado servirán para establecer las bases de la recuperación económica que tiene que seguir la crisis provocada por la covid-19.
Los mensajes optimistas y pesimistas se han sucedido a partes casi iguales durante la presentación del análisis económico en la Casa Llotja de Mar. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, lo resumía durante la clausura del acto: "Después de esta presentación puedes ver el vaso medio vacío o medio lleno: ves las debilidades y las fortalezas, pero se han presentado puntos fuertes que nos dan mucha esperanza". Estas reflexiones tienen que servir para establecer el nuevo modelo económico catalán poscoronavirus, según el presidente del Consell de Cambres, Joan Canadell.
Él avisa: "Hay muchos interrogantes, pero pensamos que la recuperación no será rápida, tardaremos más de un ejercicio"; pero también ve oportunidades: "Queremos un país más internacionalizado, más sostenible medioambientalmente, socialmente más responsable y de valor añadido". La responsable de la Memoria Económica 2019, Carme Poveda, ha definido 2019 como "un buen año", económicamente hablando, para Catalunya. Las cifras han sido positivas, a pesar del contexto internacional desfavorable de guerras comerciales. Entre los datos esperanzadores sitúa el aumento del PIB, de un 1,9%.
Por séptimo año consecutivo, el crecimiento económico ha sido mayor en Catalunya que la media europea, a pesar de que no tan elevado que en los ejercicios anteriores en un contexto de ralentización. Las previsiones para 2020, ha explicado la economista, eran buenas hasta el estallido de la pandemia. El Estado español será una de las economías europeas más afectadas, con una caída del PIB que superará el 10% este año y sólo se recuperará parcialmente en 2021. La dependencia del sector turístico, la dureza del confinamiento y la menor capacidad de respuesta fiscal en las políticas públicas son los elementos que juegan en contra. Pero Catalunya tiene uno diferenciador que puede contribuir a una recuperación más rápida.
"Según el FMI, las economías desarrolladas se recuperarán en el cuarto trimestre del año que viene, pero las que están en vías de desarrollo y las que miran más hacia el exterior, como China, irán más rápido. En este último punto, Catalunya está bien posicionada", ha indicado Poveda en un acto que ha combinado la parte virtual a través de streaming y la física -sólo para los periodistas de medios gráficos y poco público invitado-.
Canadell ha insistido en la idea de que es necesario un nuevo modelo económico: "La crisis de la covid-19 ha acelerado aquello que ya se estaba cambiando: tenemos que retirar los 10-20 años y la estrategia de 2030-2040 [de la Cambra] la situamos ahora en 2025-2030". En cambio, el catedrático de economía de la UB y miembro del consejo asesor de la Cambra Germà Bel, ha considerado durante su intervención que "el futuro poscovid no será tan diferente". El economista también ha aprovechado el micro para criticar la falta de reacción de las administraciones públicas ante la crisis: "Estamos esperando el maná europeo: ni será tanto ni llegará pronto, ¿todavía no se han enterado? Ayer hubo señales: una excelente candidata de España no ganó", ha dicho en referencia a la no elección de Nadia Calviño para presidir el Eurogrupo.
Vientos a favor y en contra
Las compañías catalanas han acelerado el ritmo de las exportaciones en 2019. El grado de apertura e internacionalización es cada vez mayor, y esto incrementa la competitividad del tejido empresarial. De hecho, Poveda ha destacado que incluso cuando la demanda interna se recuperó, y, por lo tanto, la presión para exportar se relajó, las ventas al exterior no dejaron de crecer. La parte negativa de este comportamiento es que el cierre de fronteras provocado por la covid-19 "nos ha hecho más vulnerables, pero también será una gran oportunidad cuando la economía mundial se recupere". El porcentaje de ventas dirigidas al extranjero ha aumentado, hasta el 64%, mientras que las que tienen como destino el resto del Estado español, han disminuido, hasta el 35%.
Cuando la demanda interna se recuperó y la presión para exportar se relajó, las ventas al exterior de empresas catalanas no dejaron de crecer
La inversión extranjera en el sector manufacturero ha sido otra fortaleza en 2019 y un viento que soplará a favor en la recuperación poscovid. En los últimos cinco años se ha mantenido estable, en unos 1.200 millones de euros anuales. Esto representa un 37% de la inversión extranjera total en Catalunya y un 23% de la cifra estatal en cuanto al sector manufacturero. Este potencial industrial ha virado hacia los sectores que aportan más valor añadido. Poveda ha aportado cifras de la memoria económica para demostrarlo: las exportaciones de alto nivel tecnológico han aumentado un 18,2%, mientras que el empleo en este segmento es de las más elevadas de Europa. Es responsable de un 6,8% del total, por encima de la media europea.
Y el tercer elemento positivo que ha destacado la economista es el aumento de los salarios y del empleo. Los sueldos han crecido en 2019 por encima del 2% por segundo año consecutivo. Esta tasa, superior al IPC, ha hecho que los catalanes recuperaran parte del poder adquisitivo perdido en años anteriores. "Han tenido mucho peso el aumento del Salario Mínimo Interprofesional y de los sueldos públicos", ha apuntado Poveda. También ha influido el desequilibrio de oferta y demanda de perfiles técnicos en industria y construcción y profesionales de las TIC, que hacen que los salarios suban.
Pero en materia de empleo también hay lugar para el pesimismo. La alta temporalidad y parcialidad marcan uno de los elementos negativos de la economía catalana de 2019. La tasa de temporalidad ha sido del 21,6%, el doble que la media europea. "Esto nos ha hecho muy vulnerables en la destrucción de empleo cuando ha llegado la crisis del coronavirus", ha explicado la responsable de la Memoria Económica. El colectivo más afectado es el de los jóvenes, con una tasa de contratos temporales del 69% entre 16 y 24 años y del 47% entre los 25 y los 29 años. Esto provoca que "los jóvenes no puedan emanciparse, acceder a una vivienda y formar una familia; es la generación más formada y con más competencias digitales de la historia, no nos podemos permitir perder este talento", ha reivindicado Poveda.
Las empresas europeas han aumentado el gasto en I+D un 47% en los últimos años, mientras que las catalanas lo han hecho un 8% y las españolas, un 5%
Otra asignatura pendiente que se tendrá que revisar en la construcción del nuevo modelo económico poscovid es el gasto en I+D. La diferencia entre el catalán y el conjunto del europeo se ha duplicado en los últimos años: de tres décimas a seis. En porcentaje del PIB, la inversión en innovación en Catalunya se ha situado en 2019 en un 1,52%, mientras que en la Unión Europea ha sido del 2,12%. Poveda ha aportado otro dato preocupante: las empresas europeas han aumentado el gasto en I+D un 47% en los últimos años, mientras que las catalanas lo han hecho un 8%. En el conjunto del Estado español, el incremento ha sido todavía más bajo, del 5%.
¿Deberes hechos en endeudamiento?
El tercer viento desfavorable para la recuperación económica son los elevados niveles de déficit y deuda públicos. Según Poveda, "la reducción que se produjo durante los años de bonanza no ha sido suficiente para hacer frente a los gastos provocados por la covid-19". A pesar de que el gasto entre 2013 y 2017 cayó, los ingresos se mantuvieron estables. El año pasado, el gasto cambió la tendencia y empezó a aumentar, mientras que el nivel de ingresos se mantuvo. El resultado: el déficit ha aumentado tres décimas, hasta el 2,8% del PIB. Los cálculos para este año es que supere el 12%, pero "lo que más nos preocupa" es la previsión de que el nivel se situará entre el 6% y el 8% en 2021.
"Si la covid-19 se llega a producir en 2009, la mortalidad de las empresas habría sido mucho más elevada", según Oriol Amat
En este sentido, Torra ha avisado de que todavía será necesario un mayor endeudamiento, puesto que considera que "si no, no saldremos de esta". Quien sí ha hecho los deberes en materia de endeudamiento han sido las empresas catalanas. Tal como ha explicado Oriol Amat, decano de la BSM de la UPF y miembro del consejo asesor de la Cambra, "la empresa catalana es solvente y equilibrada". A pesar de que ha reconocido que la deuda se ha incrementado ligeramente a finales de 2019, la estructura sigue siendo fuerte. "Esto hace que no se requieran transformaciones, como sí pasaba en 2008; lo que es necesario ahora son rescates rápidos", ha asegurado. En este sentido, ha destacado que "si la covid-19 se llega a producir en 2009, la mortalidad de las empresas habría sido mucho más elevada".
Infraestructuras y aspirinas
"Es poco original y muy aburrido hablar de infraestructuras: hace muchos años que hablamos de las mismas carencias, pero los empresarios somos persistentes". El presidente de la Cambra de Comerç de Reus y de la comisión de infraestructuras del Consell de Cambres, Jordi Just, ha empezado así su intervención para presentar el monográfico que acompaña a la memoria económica de 2019. Es, efectivamente, sobre infraestructuras. Pero no se limita a las tradicionales, sino que incluye a las que marcarán el futuro: "No podemos pensar en un país en red sin que la fibra óptica y el 5G lleguen a todas las comarcas catalanas".
Tener una buena red de telecomunicaciones, según Just, "hace captar inversiones, hace más competitivas las empresas y retiene talento". Tanto él como Germà Bel han destacado la importancia de priorizar las que son más importantes. El catedrático de economía de la UB lo ha explicado con un símil: "Cuando hay una crisis sanitaria, la gente toma una aspirina; cuando hay una económica, se hace una infraestructura. Son como las aspirinas. Si te tomas una caja entera, el estómago lo nota. Si haces una caja de infraestructuras que no es necesaria, vamos mal".
En cuanto a infraestructuras, Torra se ha limitado a hacer un alegato político: "Se me hace difícil abordar este tema después de la intervención de Germà Bel. La Generalitat es un usuario más de la mayoría de infraestructuras críticas de Catalunya, a veces como gestor. Pero los responsables viven en Madrid. Las decisiones no las tomamos nosotros".