Un año después de la celebración del referéndum del primero de octubre, el diario Ahora ponía luz sobre uno de los episodios económicos que quedaron ocultos en aquel momento. En un reportaje firmado por los periodistas Àlex Font y Albert Martín, el medio explicaba la operación en la cual las empresas públicas y administraciones del Estado retiraron su dinero de CaixaBank y el Banco Sabadell. Una fuga de capitales coordinada que hizo tambalear los dos grandes bancos catalanes, que días después trasladarían su sede fuera del país. Durante la ponencia Octubre '17 y la retirada de depósitos públicos de bancos catalanes, organizada por el Colegio de Economistas de Cataluña, el mismo Font dio más detalles sobre el que se vivió en aquellos días y su interpretación de los hechos con la perspectiva del tiempo.
La cronología de los hechos es conocida. La participación multitudinaria en el referéndum del 1 de octubre y en la parada de país del día 3, junto con la perspectiva de una declaración de independencia por parte del Parlamento de Cataluña, inquieta tanto la sociedad como los agentes políticos y económicos. El día 6, el Gobierno central responde con el conocido como Decreto de Guindos, que facilitaba el traslado de empresas fuera de Cataluña. Aquel mismo día, tanto CaixaBank como Banco Sabadell movían su sede fuera del país y en las semanas siguientes se produjo un goteo constando de empresas que hicieron el mismo movimiento. Y mientras los foco mediático mostraba las 4.000 compañías que habían cambiado de sede, desde el primero de octubre se producía una discreta fuga de depósitos de los bancos catalanes de 30.000 millones de euros.
De los 30.000 millones de euros extraídos por parte del Estado de Caixabank y el Sabadell, hoy sólo sehan recuperado 8.000
Las fuentes del diario Ahora cifraron en un tercio el total de depósitos huidos provenientes de compañías estatales. "Hay que tener en cuenta que esto se produce sólo cuatro meses después de la caída del Banco Popular por una fuga masiva de depósitos, así que el movimiento se hizo para asustar las entidades catalanas", explica Font, que cree si se hubiera querido dar un golpe mortal, el dinero no habrían vuelto. "El mismo director del Banco Sabadell ya explicó que el dinero público que habían salido un lunes se recuperaron a la semana siguiente", recuerda.
De todos modos, la operación del Estado resultó y los dos grandes bancos catalanes acabaron moviendo su sede, generando un efecto llama del todo previsible. "Hay una irracionalidad propia del momento que hace que mucha gente y empresas creen cuentes espejo por mucho que las entidades dijeran que no servía para nada", indica Font.
Visto con la perspectiva del tiempo, el periodista considera "comprensible" el traslado de sede de los bancos como respuesta a la amenaza de fuga de depósitos que llegaba desde el estado. "El que no se entiende tanto es la marcha del resto de bancos y empresas. De hecho, si miras el detalle de las estadísticas, de las 100 grandes compañías de Cataluña, sólo 20 marcharon".
Para Font, la única explicación razonable es que, probablemente, las presiones de un estado no llegan a las grandes multinacionales. "Sabemos que hubo una acción coordinada entre Estado, Casa Real y empresas del resto de España para presionar las compañías catalanas a cambiar sus suyos, ya fuera a través de la retirada de depósitos bancàris o contactos sin amenazas explícitas, pero este tipo de actuaciones no parecen influir en compañías internacionales".
Una crisis magnificada
Las estadísticas ponen luz sobre la magnitud e impacto de la fuga de depósitos de octubre de 2017. El catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, Guillem López Casanovas, muestra como entre el tercero y el cuarto trimestre de 2017 los depósitos catalanes pasaron de tener 184.000 millones de euros a 152.000. "No hay ninguna explicación razonable por una bajada así, más que el boicot, puesto que las estimaciones nos dicen que, de haber seguido su evolución normal, en el último trimestre de aquel año se habrían registrado 29.961 millones de euros más de los que aparecieron. Los números coinciden".
Según las cifras del economista, de los 30.000 millones huidos, hoy sólo sehan recuperado 8.000.
Las cifras ilustran el volumen de la operación estatal para sacar los fondos de las entidades catalanas y el efecto contagio que se dio en aquellos días y que trajo a particulares y empresas a hacer el mismo. El seguimiento otros indicadores en aquellas fechas muestra como el pánico percibido en medios y en la sociedad fue exagerado.
El socio de SLM y economista del Instituto Superior de Empresas y Finanzas (ISEFI), Robert Casajuana, toma como referencia la evolución de los CDS, o permutas de incumplimiento crediticio. Se trata de un producto financiero de cobertura de riesgo, de forma que, cuanto más alto es el indicador, menos confianza hay en los productos de aquella entidad.
"El 2013 la cotización de los CDS de Caixabank subieron de forma espectacular, coincidiendo con el rescate de la economía española; en cambio, entre el 2 y el 5 de octubre del 2017 el índice sólo sube un 14%, que no es nada extraordinario, mientras que el del Sabadell crece un 22%, que tampoco es remarcable, y vuelve a los niveles habituales a finales del mismo mes", indica Casajuana.
El economista señala que, en aquellas mismas fechas, la percepción del riesgo de un gran banco español como el Santander también creció un 10%. "Estas cifras nos muestran que, en realidad, aquellos díashubo mucho ruido y análisis exagerados, pero que no se produjo ningún movimiento más acusado que en escenarios de reales de crisis".