Seguramente Blockchain es uno de los términos más utilizados y perjudicados de los últimos meses: muy utilizado por todo el mundo pero que tan sólo unos pocos estamos realmente llevando a cabo. De hecho, a menudo utilizo el símil de "Blockchain es como el sexo en la adolescencia: todo el mundo habla de ello, pocos lo practican y los que lo hacen, lo hacen mal". Aún así, ya disponemos de casos de uso real con un impacto directo en la ciudadanía que vale la pena comentar, de este modo podremos ser más conscientes del gran impacto que el Blockchain tendrá en nuestras vidas.
En este artículo, analizaremos la repercusión de esta tecnología en la ciudadanía y trataremos de encontrar los retos y las oportunidades inminentes.
Para entender por qué surge el Blockchain (y el Bitcoin como máximo exponente) nos tenemos que remontar a 500 años atrás, cuando aparecen los primeros movimientos alrededor de la economía libertaria, alrededor de la escuela de Salamanca: los conocidos escolásticos, con Francisco de Vitoria y Jan de Mariana al frente, desarrollaron teorías económicas que ponían el ciudadano por delante del Estado y del mismo rey: imaginamos por un momento aquella época, con la Inquisición paseando por la esquina, como unos economistas tuvieron el valor de priorizar los intereses de los ciudadanos, llegando incluso a escribir tratados que afirmaban cosas como "si el Rey sube los impuestos sin consentimiento del pueblo, este tendrá derecho a cortarle la cabeza".
"Después de la grave crisis financiera mundial del 2008, Bitcoin surge como una alternativa al dinero tradicional: un sistema de transmisión de valor entre pares, sin depender de un tercero de confianza que garantice la fiabilidad de las transacciones"
500 años más tarde, y después de la grave crisis financiera mundial del 2008, Bitcoin surge como una alternativa al dinero tradicional: un sistema de transmisión de valor entre pares, sin depender de un tercero de confianza que garantice la fiabilidad de las transacciones. Es decir, ya no necesitamos los bancos (por ejemplo) para transmitir valor económico entre dos partes: podemos delegar esta confianza en la tecnología, en la misma red y en los procesos matemáticos que la conforman. Acaba de nacer un nuevo mundo bajo el cual los ciudadanos somos más libres que nunca, porque no estamos sometidos a ningún Estado, empresa o nación: podemos transaccionar entre nosotros sin depender de nadie más.
Bitcoin es el primer caso de uso real de la tecnología Blockchain, y el más importante, pero no el único. Seis años más tarde (2015) aparece otro proyecto extremadamente interesante: Ethereum, y desde aquel momento hasta hoy se han construido muchas Blockchains que nos permiten abordar problemáticas empresariales o mundiales con una nueva perspectiva. Miramos como los ciudadanos pueden aprovechar esta tecnología y sus enormes ventajas:
- Libertad financiera: Mover dinero a cualquier lugar del mundo, de forma inmediata y costes mínimos ya es una realidad con Bitcoin. Podríamos transferir 1.000 euros o 10 céntimos a un familiar de cualquier lugar remoto, y lo recibiría en el mismo momento. La transacción es ajena al sistema bancario mundial, puesto que tiene lugar en otra red, en este caso la red de Bitcoin. Imagináis como puede cambiar la industria de las remesas (envío de dinero mensual a familiares otros países, mercados monopolizados por empresas tipo Western Union, que cobran comisiones cercanas al 10%).
- Bancarización: Podemos llevar el mundo financiero a través de proyectos cripto a países o usuarios que actualmente se encuentran fuera del sistema: en África, India u otras muchas zonas de América Latina existen miles de millones de personas sin cuentas bancarias, pero, eso sí, con teléfono móvil. El acceso al sistema de microcréditos, por ejemplo, ya empieza a ser una realidad con Blockchain.
- Empoderamiento del ciudadano: Puede ser que este sea el punto más importante. Blockchain es una herramienta excelente para capturar valor. Podemos utilizar tokens que nos devuelven parte del valor que generamos con nuestras propias acciones: por ejemplo, si yo navego por Facebook o Google genero información que después estas plataformas venden, no sería justo que parte de este valor que nosotros generamos volviera a nosotros?
Ya existen las primeras plataformas tokenizadas y descentralizadas que permiten este reparto de valor más justo entre todos los participantes. La plataforma de educación Tutellus es una de ellas y, en el máster en Blockchain (próximas ediciones en Barcelona en noviembre y en marzo) ponemos al alcance de los estudiantes las herramientas para aprender a hacerlo.
"Blockchain va mucho más allá de una tecnología o una nueva línea de pensamiento económico: se trata de un instrumento de cambio social"
Como conclusión, Blockchain va mucho más allá de una tecnología o una nueva línea de pensamiento económico: se trata de un instrumento de cambio social. La posibilidad de crear tokens o criptomonedas, y asignarles un valor nos permite crear nuevas industrias desde la base, romper muchos cánones preestablecidos y hacer del mundo un lugar mejor y más justo para todo el mundo.