Iniciar un proceso de reformas sin derogar la reforma laboral, pero sí revirtiendo algunos de los aspectos que contiene. La agenda del cambio, el documento que La Moncloa ha enviado a Bruselas para presentar la acción de gobierno de cara a los próximos años, incorpora varias propuestas de reformas, a pesar de que en ningún momento menciona la reforma laboral impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Entre las prioridades de PedroSánchez se encuentran la modificación del Estatuto de los trabajadores, el incremento del salario mínimo a 1.000 euros sucios mensuales y la inclusión de la mochila austríaca o, dicho de otro modo, la creación de un sistema de cuentas individuales de captación para la movilidad del trabajador a través de la implantación del fondo correspondiente. Pero, ¿qué comportaría aplicar este sistema nacido en Austria en un país como España?
Para empezar, las tasas de paro de un país y otro marcan la diferencia. Mientras España cuenta con un 13,9% de personas sin trabajo, Austria se queda en el 5% y esto por no hablar de Alemania que cuenta, sólo, con un 3,1%. Y marcan la diferencia por muchos motivos, pero, sobre todo, porque aplicar un mismo sistema en dos países que funcionan de maneras diferentes suele ser complicado. Así lo explica el economista e investigador del Instituto de Economia de Barcelona, Esteve Sanromà, que sostiene que "hay que verlo en el contexto de conjunto de mercado de trabajo del país".
Pero, ¿cómo funciona?
Vamos por partes. La bautizada como mochila austríaca –o la creación de un fondo para el trabajador- tiene por objetivo que "la indemnización que cobra el trabajador cuando es despedido la pague la empresa, pero no en el momento de despedirlo, sino mientras se le va contratando y pagando la nómina". Es decir, como pasa en Austria, la empresa añadiría mensualmente un porcentaje que se aplicaría a la nómina de cada uno de los trabajadores. En el caso austríaco es del 1,53%.
La empresa, pues, va sumando dinero a la hucha y, llegado el momento en que decide deshacerse del trabajador -que tiene que llevar un mínimo de seis meses en la compañía-, este puede elegir entre llevarse los fondos al nuevo lugar de trabajo y no tocarlo, retirar todo el dinero o bien coger sólo una parte.
Si acabada la vida laboral, la persona cuenta con este fondo, le servirá como "complemento al plan de pensiones" y, por lo tanto, la mochila lo acompaña durante todo el tiempo que trabaja y hasta que se jubila.
¿Beneficiaría esto a España?
Según el investigador, en España "los empresarios se oponen porque entienden que ya pagan muchas cotizaciones a la Seguridad Social y, además, se tendría que añadir esta". El coste de un trabajador para la empresa ya es elevado en el Estado español y habría que sumar este porcentaje.
Actualmente, tal y cómo está montado el sistema, muchos empresarios optan por despedir a los trabajadores temporales o, simplemente, dejar que acabe el contrato. Y más teniendo en cuenta que en España casi un 26% de los contratos son temporales. Esto quiere decir que la empresa sólo se hace cargo de los trabajadores que despide; en cambio, si se creara el fondo para los trabajadores, tendría que abonar estas cantidades para toda la plantilla. De hecho, el propio documento presentado por La Moncloa a Bruselas, reconoce que España "presenta una elevada destrucción de ocupación en las recesiones, que incide especialmente en los trabajadores temporales".
La implantación de la mochila austríaca puede desembocar en más despidos masivos porque la empresa ya asume, de base, el coste de los despidos del 100% de la plantilla
El problema, sin embargo, es que la implantación de la mochila austríaca acabaría comportando –a lo largo de los años de ser aplicada- un coste cero para la empresa a la hora de despedir la persona porque ya asumiría este gasto de base como parte del coste del trabajador. En este sentido, Sanromà recuerda que "los costes de despido están pensados para conseguir que la empresa despida el mínimo posible", al mismo tiempo que pone de relevo que si no existen estos costes, es más fácil echar alguien.
Con la mochila austríaca, como que el coste ya se asume mes a mes de forma obligatoria y para toda la plantilla, podría haber "masas despidos". Y todavía más si se tiene en cuenta el funcionamiento de España. Cuando en 2009 bajó el PIB y la inflación, los salarios subieron y esto, apunta el economista, "no tiene ninguna lógica". Pero, lo que es más, "somos el país de Europa y de la OCDE que, por cada punto de PIB que caía, destruía más lugares de trabajo". Y esto teniendo en cuenta que en los Estados Unidos el despido es libre y gratuito.
¿Por qué no despiden en Austria?
Las diferencias entre Austria y España se pueden resumir en tres factores: el tejido productivo, la legalidad y la manera de funcionar de los sindicatos. "Si cuando las cosas van mal [los sindicatos] se conciencian enseguida y aceptan rebajas de entre el 3% y el 5% de los salarios, las empresas no despedirán. Si, en cambio, los sindicatos son mucho más combativos y duros y no aceptan nada porque dicen que el problema es de la empresa, acabará despidiendo". Y, al parecer, Austria funciona siguiendo el primer modelo, mientras que España se identifica con el segundo.
Además, si nos fijamos en el caso de Alemania –que todavía tiene menos paro-, "despedir no es siempre la mejor opción" porque si la empresa lo hace porque no se puede permitir estos gastos durante un periodo de tiempo limitado sólo por razones económicas, acabará perdiendo más a la larga. "Si de aquí a nueve meses, la economía se recupera, tienes que seleccionar un nuevo candidato, tenerlo dos años haciendo prácticas, hacer la formación y entrenarlo en las nuevas tecnologías", cosa que acaba costando más dinero que el que se ha ahorrado la compañía durante los meses que ha durado el despido.
Sanromà: "Si todo el mundo tiene un contrato normal con la mochila austríaca, es probable que, a pesar de despedir mucho, quizás no se tenga que prescindir, incluso, de los buenos trabajadores"
Pero Spain is different y no sería de extrañar que con la mochila austríaca -que, eso sí, "puede ser una manera de acabar con la dualidad entre contratos indefinidos y temporales"-, los despidos crezcan más dependiente de la compañía. Lo que está claro es que la adopción de estos fondos comportaría "un aumento del coste del trabajador para la empresa para aquellos que no serán nunca despedidos", pero, según el investigador, "si esto facilitara y agilizara la gestión de plantillas, acabara con la temporalidad y solucionara parte de los problemas de las pensiones", podría comportar un giro importante en la situación laboral en España. Y, lo que sería más positivo, "si todo el mundo tiene un contrato normal con la mochila austríaca, es probable que, a pesar de despedir mucho, quizás no se tendría que prescindir, incluso, de los bonos trabajadores".
Buenos trabajadores que si hubieran convivido con el modelo austríaco desde en 1984, cuando se introdujeron los contratos temporales en España, "ya tendríamos el problema resuelto". Y es que las reformas o se introducen y dan paso a la transición o la situación se estanca. Cómo escribía Agatha Christie, "el secreto de permanecer siempre vigente, es empezar en cada momento".