Quien más o quien menos, ya se va haciendo a la idea de que después de la pandemia no podrá ir haciendo business as usual. Cada día son más frecuentes los debates sobre cómo habrá que transformar todo tipo de sectoresproductivos cuando las vacunas hayan hecho su efecto y lleguemos a una cierta inmunidad colectiva. Esto siempre suponiendo que no nos encontremos con nuevas mutaciones inmunes a las vacunas que se están desarrollando o con nuevas pandemias globales de otros tipos de virus.
Algunos de los cambios vendrán propiciados por las nuevas actitudes de muchos consumidores, que no sabemos si serán cambios duraderos o se irán desvaneciendo en un corto plazo de tiempo. Si tenemos que hacer caso a la última encuesta del CIS, a estas alturas la mayoría de la población española -un 52%- no cree que, todo y las vacunas, puedan hacer todo lo que hacían antes de la pandemia. De hecho, un 10% lo ve imposible. Además, un 21% de los encuestados considera que los cambios que ha generado la pandemia son irreversibles.
Como era de esperar, una amplia mayoría de los encuestados por el CIS -el 79%- admite que ha cambiado sus hábitos o comportamientos sociales. Aparte de otros temas más ideológicos y quizás menos duraderos -sea la preocupación por la salud o la propensión al consumo-, hay que remarcar el impacto actual sobre todo aquello que hacemos colectivamente. Un impacto que habrá que ver en qué medida y en qué forma se mantiene en el futuro pero que afecta prácticamente a todo tipo de actividades vinculadas al ocio, al transporte y al consumo de forma colectiva.
En este contexto, pues, y a pesar de que en el sector todavía haya quien no parece querer enterarse, es interesante reflexionar sobre el impacto de la pandemia primero en la movilidad y, después, en las infraestructuras y servicios de transporte.
Importantes cambios en los desplazamientos
Entre los desplazamientos de personas de carácter local, primero tenemos que considerar la movilidad obligada, sea por motivo de trabajo o de estudio. El teletrabajo y la enseñanza no presencial son dos fenómenos que se han multiplicado exponencialmente durante la pandemia.
Veremos qué pasa a medio plazo con el teletrabajo y la demanda de transporte metropolitano. De momento, sin embargo, en el área de Barcelona, y según una encuesta de noviembre del Racc, cuando todavía no se habían vuelto a incrementar las recomendaciones a favor del teletrabajo, el 20% de los ocupados trabajaban a distancia y otro 20% lo hacían de forma parcial. Y recordemos que la movilidad de estudiantes universitarios y de bachillerato ha prácticamente desaparecido.
En cuanto a la movilidad no obligada -compras, cultura, ocio-, hemos sabido por el BBVA que las compras en comercio electrónico han aumentado un 8,2% durante 2020, mientras las de forma presencial han disminuido un 9,6%. No hay que extenderse en la caída de los espectáculos -cines, teatros, fútbol- y la restauración.
Así, pues, en términos de movilidad, y según la misma encuesta del Racc, los ciudadanos que utilizan el coche por fuera al trabajo o para trabajar han duplicado su peso hasta llegar prácticamente a la mitad. También han aumentado bastante los desplazamientos a pie -sobre todo en el interior de la ciudad- y en bicicletas y otros widgets individuales, de forma que el uso del transporte público, a pesar de mantenerse con una oferta del 100 por ciento, ha perdido un tercio en su participación en los desplazamientos totales.
En cuanto a la distribución local de mercancías, se produce una suma contradictoria y de saldo incierto de la movilidad por distribución de mercancías, principalmente a la restauración y a los comercios -en sentido negativo- y un aumento en cuanto a la distribución a domicilio de las compras por internet. En todo caso, disminuye la distribución en el centro de la ciudad -que es donde hay el comercio y la restauración- y aumenta los peso de la periferia residencial.
Desplazamientos turísticos, a la espera del rebrote
En cuanto al transporte de personas vinculado al turismo, todo hace pensar que la actividad vacacional se recuperará tan pronto como las vacunas se hayan generalizado y se acaben las restricciones en los destinos principales. Incluso nos podemos encontrar con unas ansias de consumo no satisfechas durante dos o tres temporadas que acaben generando un rebrote extraordinario de la actividad. Sólo faltará que este invierno sea bastante más llevadero, en términos climatológicos, que los dos inviernos anteriores.
"El turismo de negocios quizás tardará más o no volverá a los niveles de antes de la pandemia"
El turismo de negocios quizás tardará más o no volverá a los niveles de antes de la pandemia, una vez se ha comprobado que muchas reuniones pueden ser sustituidas por el contacto telemático sin muchas pérdidas de eficiencia. Hay personajes tan destacados como Bill Gates que así lo auguran porque significaría importantes ahorros económicos y de tiempos.
Veremos qué pasa con ferias y congresos y encuentros diversos. Estos últimos meses se han generalizado las convocatorias de todo tipo de carácter virtual. Habrá que ver si cuando superemos la pandemia se volverá o no a la presencialidad. Quizás nos encontraremos con una mezcla de los dos tipo de encuentros. Si tenemos presente el gentío que se reunía en el Mobile World Congress, el sector de la comunicación no presencial por excelencia, quizás querrá decir que volveremos en poco tiempo a priorizado los contactos informales (el networking), y las salidas para esboirarse y los premios de este tipo de especie.
Freno al crecimiento del transporte internacional de mercancías
En cuanto al transporte de mercancías, por un lado asistimos a un cierto discurso de redefinición cadena de valor industrial, más autocentrado en Europa, con proveedores más próximos y diversificados y con menor dependencia de Asia. Esta es una política inicialmente formulada por Francia que parece que el Gobierno también querría impulsar.
La caída de Trump quizás pondrá freno momentáneamente a la presión para que las empresas americanas vuelvan a su casa. Un objetivo en qué obtuvo menos éxitos de los que él esperaba pero muchos más de los que inicialmente todo el mundo suponía.
"La caída de Trump quizás pondrá freno momentáneamente a la presión para que las empresas americanas vuelvan a su casa"
Por su parte, China se plantea un crecimiento más centrado en el consumo y dejar de ser la fábrica del mundo. El nuevo Plano Quinquenal aprobado hace unas semanas pretende asegurar la independencia de China al margen de su polos con los Estados Unidos y disminuir gradualmente el peso de las exportaciones para sustituirlas por la demanda interna.
¿Será China sustituida a su vez por el sudeste asiático? Hasta ahora, en toda Europa y muy especialmente en el Mediterráneo estábamos haciendo una apuesta logística vinculada al comercio -sobre todo las importaciones- chinas. Este ha sido un paradigma económico fundamental de los últimos veinte años, pero quizás nos podemos encontrar que es menos perdurable de los que nos pensábamos. En nuestra casa, buena parte de los argumentos a favor de Corredor Mediterráneo descansaban hasta ahora en este paradigma que podría tambalear.
El regreso de los controles fronterizos
Otra de las novedades derivadas de la pandemia ha sido el regreso intermitente de los controles fronterizos, que obstaculiza, atrasa y llena de incertidumbre el transporte de mercancías por carretera. Esperemos que esta sea una situación totalmente reversible, pero uno de los impactos más espectaculares de estos días alrededor de Fin de Año han sido las enormes colas de camiones en los accesos al túnel del canal de la Manga. Por fortuna, el acuerdo final entre la UE y el Reino Unido garantiza la libre circulación de mercancías y los controles formales -pasaporte, básicamente- no tendrían que generar conflictos significativos.
Lo más probable es que la intensidad de todos estos fenómenos y su velocidad de crecimiento mengüe en unos pocos años. Aun así, como en otros muchos aspectos, sólo habremos asistido a la emergencia o la consolidación de tendencias de fondos que se han acelerado con la pandemia. Todo ello nos lleva a pensar que la movilidad después de la pandemia dejará de crecer exponencialmente como hasta ahora y, además, será en muchos aspectos diferente.
El impacto de estos cambios sobre las infraestructuras de transporte lo abordaremos en un próximo artículo.