El néctar era la bebida con la que los dioses del Olimpo griego acompañaban sus banquetes. El elixir procuraba la felicidad y la inmortalidad a quien se lo tomaba. La misma palabra sirve para designar el zumo natural que producen algunas flores gracias al trabajo de las abejas. Unos cuántos siglos después, esta vez, el ser humano se encuentra en otro cruce esencial: con qué alimentos complementa las fuentes tradicionales de proteínas, ahora que parece que la producción de carne no cubre todas las necesidades, dejando un rastro ingente de consumo de agua y daños en el medio natural. Una primera solución se encuentra en la proteína de insectos, todavía anecdótica en los puntos de venta habituales. De hecho, desde la Consejería de Acción Climática admiten que el reto continúa siendo encontrar un mercado estable, apoyado en su función de complemento nutricional.
Actualmente, según los datos de la misma Consejería, desde hace tres años, en Catalunya se han registrado cinco explotaciones autorizadas para producir insectos, dos de ellas en la provincia de Lleida. A pesar de que el segmento de negocio se centra mucho en la elaboración de piensos, el responsable de ordenación sectorial ganadera del departamento de Acción Climática, Gumersindo Villa, confía que "los insectos, que son candidatos ideales, se conviertan en una herramienta para completar las fuentes tradicionales de proteínas".
Las granjas de producción de insectos todavía están enmarcadas en la categoría de explotaciones ganaderas sin disponer de una normativa
A pesar de estas buenas credenciales, acompañadas de su escaso impacto ambiental, las granjas de producción de insectos todavía están enmarcadas en la categoría de explotaciones ganaderas sin disponer de una normativa propia. Villa comenta que la norma se flexibilizó en 2020, hecho que provoca que haya tres instalaciones en trámite de legalizarse, que se sumarían a las cinco que ya lo están. El responsable de Acción Climática recuerda que "Europa ya ha permitido cuatro variedades de insectos para la alimentación humana, entre las cuales se encuentra el grillo doméstico y el gusano de la harina".
Hoteles para insectos
Más allá de su función básica para la alimentación humana, recientemente, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria (Etsea) de la Universitat de Lleida (UdL) ha instalado dos 'hoteles' de insectos en su campus. Se trata de instalaciones de madera con diferentes materiales en su interior para atraer, sobre todo, a polinizadores. La iniciativa del Departamento de Hortofructicultura, Botánica y Jardinería tiene objetivos pedagógicos y de concienciación ambiental.
El director de la escuela, Jordi Graell, explica que el propósito del proyecto es "favorecer la presencia de insectos polinizadores, fundamentales para la fecundación de las flores, agrícolas o no, y para la multiplicación de las plantas". "Es un símbolo para recordar la importancia de la polinización para la producción de frutas y para la biodiversidad".
La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria de la Universitat de Lleida (UdL) ha instalado dos hoteles de insectos en su campus
Los 'hoteles' han sido financiados con los recursos generados por una asignatura sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS). La preservación de la diversidad está recogida en diferentes objetivos de los ODS, principalmente los números 2.5 (mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados); 15.4 (velar por la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad biológica), y 15.5 (reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de la diversidad biológica, proteger las especies amenazadas y evitar su extinción).
Alimentación insostenible
El uso de insectos como fuente de proteína alternativa podría ser una solución ante la escasez de alimentos, uno de los grandes retos de la humanidad, según los expertos. Estos especialistas calculan que se necesitarán 60 millones de toneladas de proteína para satisfacer la demanda de la población en 2030, un horizonte en el cual la necesidad de alimentos crecerá un 50%.
DesdeNutrinsect, empresa especializada en el desarrollo de nuevos productos alimentarios obtenidos a partir de la biomasa de los insectos, su cofundador, Josep Vidal, asegura que "los insectos son una fuente de alimentación idónea para afrontar los problemas que llegarán de aquí a poco" y que su uso tendrá "un crecimiento exponencial en los próximos años". De aquí poco más de seis años, el mundo tendrá que alimentar 100.000 millones de reses. Estos animales compiten con los seres humanos por la alimentación, lo que hará insostenible el sistema de producción actual.
Vidal añade que el consumo de insectos aporta ventajas ante otras fuentes porque pueden ser criados en vertical y no requieren centenares de hectáreas" y, además, "apenas contribuyen con un 1% de emisión de gases invernadero, a diferencia de animales cómo vacas o cerdos. Además, se puede aprovechar prácticamente todo, puesto que su ritmo de conversión es muy alto porque con un kilo de huevos de insecto, en 72 horas se pueden conseguir 300 kilos de larvas, mientras que el proceso puede durar un año en las vacas. Otros expertos, más recelosos, auguran que los humanos no comeremos insectos, pero sí que lo hará el ganado. Tal como afirman desde el sector, hace 20 años, comer sushi era un acto extravagante, mientras que ahora, todo el mundo lo hace y disfruta.